viernes, noviembre 28, 2008

¡HAY QUE MOVERSE MÁS Y LLORAR MENOS!




Por Guillermo E Carmona Molano
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Hay que ahorrar y gastar menos, es cierto. Hay que reducir el consumismo, porque o sino éste nos reduce a nosotros, es otra verdad de apuño. Tendremos que arremangarnos las camisas y apretarnos mejor las correas.

Pero cuidado con las exageraciones y con el pánico, que pueden ser tan nocivos como el despilfarro y la falta de austeridad, cuidado con confundir los gastos con las inversiones. Los gastos que debemos hacer son los absolutamente necesarios para vivir de manera racional, sobria y digna. Tampoco, podemos dejar de comer, ni de ir donde el médico, ni abstenernos de comprar los medicamentos que necesitamos, ni desistir de nuestra obligación de prepararnos continuamente, ni retirarle las ayudas a la gente o instituciones que auxiliamos y ni siquiera dejar de recrearnos, con moderación. Hay que invertir siempre en salud, educación, calidad de vida, creación de empresas, generación de ingresos y responsabilidad social.

Siendo menester apagar algunas luces y contener muchas erogaciones innecesarias (celulares, gastos suntuarios, viajes, tarjetas de crédito, cambio continuo de carros, etc.), también tenemos que encender otras lámparas, empezando por la de la imaginación. Hay que trabajar más duro y producir más. Hay que moverse, asociarse y emprender proyectos, empresas y negocios. Hay que superar la cultura mafiosa, el enriquecimiento fácil y la especulación. Es más rentable y loable abrir empresas y generar riqueza y empleos que vivir de los rendimientos financieros y de las inversiones especulativas, en el país y en el exterior.

Si no hacemos lo correcto, los remedios de austeridad, pueden terminar trayendo efectos sociales y económicos más nocivos que las mismas enfermedades que padecemos. La desaceleración de la economía puede profundizarse, la afectación del consumo será más severa de lo requerido y nos levará pronto a una deflación, se destruirán muchos empleos, se cerrarán algunas empresas, habrá menos productividad, más inseguridad y menor calidad de vida. "Ni tanto que queme el santo, ni tampoco que no lo alumbre...."

Valga entonces recordar una sabia lección de actitud y supervivencia: Dos ranas estaban jugando alrededor de dos canecas grandes llenas de leche y perdieron equilibrio y fueron a dar al fondo de cada una de ellas. Una vio el panorama muy gris, no veía claro como salir desde el asiento de la caneca, se empanicó, se paralizó, se quejó y murió entumida en el mismo sitió donde cayó y de donde nunca atinó a moverse, sino que le sirvió de aposento para llorar su desgracia.

La otra rana se dijo para sí, "no hay tiempo que perder" y empezó a moverse, a tratar de treparse por las paredes de la caneca, hizo repetidos intentos y volvía y se desprendía y caía nuevamente al fondo del recipiente, pero nunca se desanimó y de tanto moverse entre la leche, la volvió cuajo y pudo salir, dejándonos como MORALEJA que hay que moverse más y llorar menos, que debemos ser más imaginativos y menos facilistas. No basta con apagar bombillas, dejar de bañarnos con agua caliente, cancelar las clases de inglés y no volver a salir de la casa. Es necesario recargar baterías, trabajar más duro y con inteligencia y pronto saldremos de la crisis, sin tener que suicidarnos ni vivir maluco.

En el ámbito público, los gobiernos central y territorial no pueden hacerse los de la vista gorda, máxime cuando el déficit fiscal muestra tendencia creciente. La racionalidad del gasto puede medirse en términos de pertinencia, prioridad, transparencia e impacto social, lo cual es recurrentemente ignorado por quienes algunas veces superponen intereses exógenos a sus deberes constitucionales y legales.

Da grima verificar como se estructuran y ejecutan algunos Planes de Desarrollo y los respectivos Presupuestos y como la improvisación y el despilfarro del erario se sientan frecuentemente a manteles, en asocio con la incompetencia, la politiquería y la corrupción. El sector público colombiano está llamado a dar ejemplo y a generar una gran cultura de austeridad y ahorro entre los colombianos. Si persiste en su desmadre y además desaprovecha las bonanzas transitorias y la posibilidad de revertir los sobregiros fiscales, la ciudadana, más temprano que tarde, pasará cuenta de cobro a los se gastan mal la plata de todos pero no la propia,



· Abogado, Consultor, Investigador
· Presidente Fundación Sueño Colombiano

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