sábado, septiembre 23, 2006

Animales sin protección

Perros callejeros y caballos, víctimas del desinterés
de El Liberal. sep 23 2006

Perros, caballos y hasta vacas en cantidad son vistos continuamente en las calles y parques de la ciudad, algunos sin hogar, víctimas de maltrato o en zonas que no son aptas para ellos.
Y esto destapa la situación de los animales que aún no tiene soluciones de fondo, pues aunque son múltiples las quejas que emite permanentemente la ciudadanía, las acciones en este sentido no tienen una cobertura integral.
Una de las problemáticas que sigue causando preocupación es el sobrepeso del que son víctimas los caballos utilizados por los carretilleros.
Según indicó el Secretario de Salud Municipal, Luis Eduardo Figueroa Perdomo, cumplimiento del Decreto 460 de l997 las Secretarías de Salud y Gobierno y Participación Comunitaria del Municipio Municipal con apoyo de la Policía Nacional realizaron un operativo contra el abuso y maltrato de equinos.
Ayer se efectuaron las acciones en diferentes puntos de la ciudad, las cuales dejaron como saldo un total de 16 carretilleros sancionados por el sobrepeso del que estaban siendo víctimas los animales.
Figueroa Perdomo manifestó que se inmovilizaron entre las 4:30 y 6:00 de la mañana a la altura del CAI de la Policía de Comfacauca, cuando iban del sector del barrio Bolívar a la plaza de mercado de La Esmeralda.
Conforme a sus declaraciones, “los carretilleros están abusando con el exceso de peso, llevando cargas de más de 900 kilogramos.
También se detecto en el operativo que están utilizando para acarrear carga equinos que ya están en avanzada edad y mulas a pocos meses de parir, a los equinos que fueron retenidos se les efectuará un examen por parte de un veterinario especializado y luego se entregarán los conceptos necesarios para su respectivo cuidado por parte de los propietarios”.
Aunque desde hace algún tiempo las sanciones han sido preventivas, esta vez las multas no se hicieron esperar, así como el envío de los animales al cozo municipal de donde sólo podrán salir una vez sus dueños llenen los requisitos.
Frente a los caballos que permanecen en los parques, pastando y generando diferentes desórdenes, no se toman acciones.
Las denuncias provenientes de barrios como Tomás Cipriano de Mosquera y El Guayabal no tienen hasta el momento atención, pues lo que se hace está enfocado específicamente hacia la actividad de los carretilleros.
Sobre el particular Figueroa Perdomo manifestó que en este sentido no se han adelantado controles, pero sí se están haciendo conocer las normas sobre el manejo de estos animales.
Pero los más desprotegidos indudablemente parecen ser los perros callejeros, cuya presencia tendría un aumento en los últimos días ya que son vistos en grandes grupos en diferentes lugares.
Pero su atención sólo sería posible hasta que la Dirección Departamental de Salud del Cauca, indicó el Secretario de Salud Municipal, realice el traslado de los equipos de laboratorio hacia la perrera, para poder iniciar una labor con estos animales.
Aún no hay fecha para que esto suceda, pues dijo el titular de Salud Municipal que “parece ser que por el mismo hecho de saneamiento contable, así no sea por Ley, la Dirección Departamental tienen que hacerlo y no puede tener nada a nombre de otras personas”.

"ANDENES" en Popayán

Andenes

Por: FELIPE GARCÍA QUINTERO
El Liberal, 23 de septeimbre 2006

Por su falta y deterioro, Popayán está a punto de perder una de las prácticas culturales más entrañables, que la distinguen en Colombia tanto como las empanadas y los tamales de pipián: conversar en las esquinas, a media cuadra o en cualquier parte de una acera, donde un rostro reconocido nos detiene y, entonces, sin límites de tiempo nos dejamos ir por el caudal incontenible del diálogo imprevisto, haciendo caso omiso de los empujones, y sin importar tampoco otra cosa que no sea el placer de hacer de la calle pasajera una tertulia pública y eterna.
Sucede mucho que a la sesión inaugurada por el azar del encuentro de dos amigos en la misma esquina, que sólo la tarde anterior dejaron de verse, concurra otro convocado por la casualidad. Y al llamado vehemente de una mano familiar, cruce la calle para intervenir en la charla que ha entrado en el camino pedregoso de las diferencias de criterio y gusto. Si no es para mediar con su opinión entre las partes cordialmente enfrentadas, su papel será la de abrir una tercera vía, respecto de asuntos tan trascendentes como el clima o menos importantes como el costo devaluado de la vida, en el momento actual de un país monocorde, univocal.
Por ello, cuando de parlar en una acera del centro de Popayán se trata, aclaramos que no es sólo dar un saludo formal de manos o realizar el cortejo gastado de un beso insípido en una cálida mejilla, y preguntar por la familia entre la prisa y en medio del ruido en que el peatón, hacinado en la acera de 120 cms, protesta con taimado escándalo al sentir detenido su pensamiento por la molestia de ver interrumpido su camino ante unos contertulios insensibles del afán ajeno. Tanto abuso cometido se explica porque conversar es la forma de respirar el aire escaso de la Popayán íntima, que sin remedio huye del presente hacia el recuerdo vago del pasado con mejores andenes, gracias a la falta y deterioro de lugares más compresivos hacia quienes sufrimos del vicio cultural de ocupar la ciudad con palabras.
Ejercer el derecho del espacio público con la charla fraterna, hace de los reclamos del peatón envidioso, que finge un permiso cordial al paso erupcionado de las aceras en migas, un acto de tolerancia cultural en vía de extensión, pues aceptamos la sanción impuesta con los ojos bien abiertos, mediante la razón resignada pero digna de quien piensa la inocencia propia y la del otro porque éste, como en las sagradas escrituras, ya no sabe lo que dice. Los conversadores callejeros pedimos que no sea vulnerado el derecho del libre tránsito y circulación de la existencia estacionada en el diálogo y amparada en la fe a las palabras, que hace de la ciudad un organismo comunicante

jueves, septiembre 21, 2006

El PRINCIPITO

Por: MARCO ANTONIO VALENCIA

Cuando el Principito llegó a Colombia, se encontró que muchos demonios de la pobreza habían sido burlados por la imaginación recursiva de sus gentes, pero…
Observó que la gente “vendía minutos” para hablar por teléfono en las calles. Pero enseguida se dio cuenta que funcionarios del gobierno prohibían este oficio y decomisaban los móviles o celulares. Los únicos autorizados para vender minutos eran las multinacionales de las telecomunicaciones. Para el gobierno era preferible ver a los pobres mendigando, que el triste espectáculo de vendedores de minutos en las calles.
El Principito vio que en una esquina de barrio un campesino “vendía leche” en su carro viejo, y las amas de casa salían de sus hogares a su encuentro con ollas y sonrisas, pero de pronto, llegaron los del gobierno, decomisaron la leche y prohibió estas ventas. La gente debía comprar leche pasterizada de las multinacionales y los campesinos buscarse otra forma de subsistir. Para el gobierno era preferible que los campesinos se murieran de hambre que ver el triste espectáculo de verlos vender leche en las calles.
Luego el Principito vio un “grupo de motociclistas” prestando servicios de transporte a precios módicos para llevar a la gente hasta lugares donde los taxis y buses del transporte público no llegaban. Pero de pronto llegaron los del gobierno, decomisaron sus motos y prohibieron el oficio de “moto-ratones”. Los únicos que podían prestar estos servicios eran las pudientes cooperativas de transporte nacionales. Y era preferible que los pobres transeúntes siguieran caminando a sus destinos lejanos y alejados, y los pobres motociclistas siguieran de desocupados; Porque para el gobierno era preferible ver el triste espectáculo de pobres sin trabajo, que una horda de pobres rebuscadores del sustento diario trabajando en sus motos por las calles. (
valenciacalle@yahoo.com)

no más violencia contra niños en POPAYÁN

jueves, septiembre 07, 2006

Es usted PATOJO de Popayán?

Es usted un patojo de verdad...

Ud dice ito, ita, itico, itica (empanadita, ahoritica)Ha tomado champús, chicha y gaseosa la reina.Pide prestado el liberal sólo para leer qué conocido salió en el judicial.Ha comido carantanta cruda, frita y en sopa.Cuando viene algún extranjero lo invita a comer tamal de pipíanEn su pesebre navideño hay un grupo de guambianosCuando niño le daba miedo el diablo de las chirimíasLe dice majarblanco al manjar blancoSale a las procesiones a ver turistasSu frase favorita al comprar es "en cuanto me lo deja"Las palabras que terminan en N las convierte en M, Pam, Limóm PipiámLe ha pasado un gato por los pies mientras ve una película en el anarkosCree que las musas del teatro municipal son de yesoLe dice a las bolsas de plástico chuspasConoce o ha escuchado el restaurante denominado "chuleta de pobre"Ha ido obligado a alguna misa de galloLe llama trancón a 10 carrosNo pasa por el puente del humilladero después de las 6 de la tardeHa ido a las piscinas de comfamiliar o el SeminarioPara usted los liberales son bolitas de manjar blanco con azúcarHa comido mantecadas en la caseta de mecato en el centroHa probado o escuchado en su familia palabras como alchucha, sango, chulquín, ullucos, caspiroleta, Chupis y birimbí.Le llama a las papitas La Reina, Santa Mónica, Comuneros, etc... papitas pobres.Ha comido caucha harina y melcocha.Ha ido a Silvia o a Coconuco en vacaciones.Su mamá le mandaba huevo duro con banano pecoso en los paseos.

Si se identifica con 10 de estas opciones usted es considerado patojo!!!!

Mapa del Dpto. del CAUCA

martes, septiembre 05, 2006

El niño torero de POPAYÁN

Guillermo Valencia,

EL PRODIGIO DE LA TAUROMAQUÍA COLOMBIANA

Descubrí al niño prodigio del toreo colombiano “Guillo Chico” orando en un camerino con sus padres antes de salir al ruedo en la plaza de toros de Popayán., en agosto del 2005, y de inmediato se me revivió la afición taurina en lo más profundo de mi corazón. El 25 de noviembre salio a la plaza Cañaveralejo de Cali, y ver el entusiasmo del público por él, me llenó de emociones insospechadas.

Guillo tiene diez años, pero con su traje de luces, la montera, y esa mirada de poseído que solo la tienen los elegidos, parece un hombre hecho y derecho. Pisó la arena detrás del Alguacil con la montera en la mano por ser la primera vez que pisaba la plaza, seguido de su padre “El Guillo-padre”, un hermano y dos primos que hacen parte de su grupo de subalternos. Atrás, los héroes de Superlandia. Llegando al centro del ruedo el alguacil entregó las llaves de la puerta de toriles y Guillo Chico le cambió a su papá el capote de paseo por el de brega.

En la tarde del 2005.

Sonaron clarines y el anuncio que por la puerta de toriles saldría “Calceto”, una becerra de Valparaíso. El Guillo- su Padre-, salió al ruedo a lancearlo y para que Guillermo, de tan solo 9 años, lo mirara, y descubriera -antes de salir al desafío- la forma de embestir del tal Calceto. Enseguida, uno de sus primos que podría ser el primer espada, sin traje de luces ni nada, le hizo algunos lances de verónica y un par de revoleras. Y como era una faena infantil, los enanos se Superlandia hicieron una suerte de capotes alimón para suavizar las embestidas y permitir el lucimiento del torero. Cuando Guillo salió para hacerle las chicuelitas y quites del gasto se dio cuenta que lidiar becerras no es lo mismo que lidiar novillos. Su madre se llenó de nervios al ver semejante animal tan grande y comenzó a orar sin ruido pero batiendo los labios, mientras su papá estaba erizado, gritando y concentrado en guardarle las espaldas a su pequeño. El público, en su mayoría niños, no entendía de toros, pero en el futuro, si Guillo Chico lograba enamorarlos esa tarde, podrían ser grandes aficionados. Y Guillo Chico y su familia, se tomaban demasiado en serio su papel y su compromiso.

Sonó el cambio de tercio, el pequeño tomó los trastos y le dedicó la corrida a un Mayor de la Policía Cauca, benefactor de la jornada.

El Guillo es soberbio con la muleta, y emocionó hasta las lágrimas verlo apurando nobleza y voluntad para dominar el animal. Y sin más escuela que las instrucciones de su padre, que por tres años lo ha venido fortaleciendo en corridas de pueblo, vimos en él destreza en sus pases naturales, molinetes, pases por alto, serie de derechazos y remate con pase de pecho. Los “Oles” del público no pararon, y los aplausos: sonoros unánimes fueron sinceros. Sonaron los clarines, los payasos sacaron al animal y un subalterno se tiró al ruedo para subir en hombros al niño prodigio del toreo y darle la vuelta a la plaza, mientras el público le tiraba claveles y sombreros. Guillo había cumplido y se retiró para darles paso a los cómicos de Superlandia, que con toda clase de suertes y piruetas hacen reventar de la risa a niños y grandes. El Guillo Chico sentía que había triunfado en la tierra que lo vio nacer. Horas mas tarde viajó por una carretera destapada y zona de guerrilla, para torear ante niños indígenas de Tacueyó, un poco más allá de Toribio.

Guillo ya es un héroe en su casa. Y en su colegio de Ipiales -donde vive actualmente-, al más burro le toca hacer de novillo porque todos tienen fiebre de tauromaquia, y no se juega otra cosa en el descanso desde que Guillo los invitó a una corrida.

Así que aquí estamos presentes en los primeros pasos de una promesa de la tauromaquia colombiana que ya deja huellas positivas por los pueblos del Cauca, Nariño y el norte del Ecuador, y emociona públicos a favor de la fiesta brava en fiestas populares y días de feria.

Después de su presentación en Cali, el éxito, los aplausos y el entusiasmo de los aficionados que lo sacaron por la puerta grande y en hombros por petición del público, cualquier cosa puede pasar.

(valenciacalle@yahoo.com)



POPAYÁN: la ciudad blanca de Colombia

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