sábado, julio 07, 2018

Tamal de pipián,


Ideas para un Cauca dividido



Juan Carlos López no aceptó el ICBF
Por Juan Carlos López Castrillón
El Cauca logró fácilmente dividirse entre “Ellos” y “Nosotros”. Lo complicado es que “Ellos” están subdivididos y “Nosotros” también, más aún, la definición de “Ellos” y “Nosotros” es confusa, y esa confusión – impulsada muchas veces por quienes quieren que actuemos como enemigos – nos lleva a caer en actos y expresiones de racismo de lado y lado.
Actos como el bloqueo de carreteras, que se presentó hace poco en la vía Panamericana y mantuvo aislados a los departamentos de Cauca y Nariño del resto del país, no tienen ninguna justificación. Es cierto que los indígenas han encontrado en las vías de hecho la única manera para ser escuchados, pero esa no puede ser la excusa para sitiar una ciudad, e incluso una región, al impedir el tránsito de vehículos, pasajeros, alimentos y combustible, entre otras afectaciones. La lucha por los derechos de unos no puede afectar el libre acceso a los derechos de los otros.
Pero veamos un poco más allá, analicemos en un brochazo muy rápido y grueso el actual entorno para nuestro departamento:
Uno, sus indicadores de pobreza lo siguen situando en los tres últimos lugares; dos, tenemos una economía con datos ficticios. Si quitamos del PIB lo que aportan los parques industriales limítrofes con el Valle nuestra riqueza productiva puede pasar al último lugar; tres, el círculo virtuoso de atraer inversión para generar empleo y por ende desarrollo social está lesionado, ¿qué empresario va a querer traer su capital al Cauca cuando ve por televisión unas imágenes de una región enfrentada y bloqueada? ¿Cuánto tiempo toma recuperar la confianza empresarial después de cada paro como el que acabamos de vivir?; cuatro, no alcanzamos a tener en producción ni el 10% de nuestra geografía, siendo este un departamento netamente rural y socialmente dependiente de la agricultura y el comercio, pero con esquemas de atraso competitivo importantes.
¿Qué hacer entonces para que los más de 1 millón 200 mil habitantes del Cauca podamos tener una oportunidad para salir del atraso y el subdesarrollo?
La respuesta completa y certera no la tiene nadie, pero varios caucanos han compartido ideas sobre qué podemos hacer para volver viable un departamento que hoy no tiene esa lectura a nivel nacional, menos internacional. A continuación comparto las que considero más acertadas.
Unoconstruir tolerancia, pero bajo un precepto, que nuestros derechos llegan hasta donde empiezan los derechos del otro. A la brava o por la fuerza solo se consigue acelerar una espiral para generar una nueva escalada de violencia, división y rechazo por el otro.
Dos, hay que estar unidos en la diferencia, divididos y enfrentados no saldremos nunca adelante, el periodo de las confrontaciones ha demostrado que ahí perdemos todos. Retomando una frase de Marco Antonio Valencia, estoy de acuerdo en que nuestro potencial más importante es la diversidad. Debemos darle vuelta a ese precepto negativo de que estamos atomizados, para convertirlo en un puntal de desarrollo. Diversidad en riquezas naturales, diversidad en etnias y diversidad en culturas.
Trespotencializar nuestras fortalezas competitivas, si no lo hacemos no tendremos espacio dentro del marco de la economía y ello debe entenderse en el sentido que quienes lo pueden hacer son las personas y las empresas. Sólo apoyando la generación de trabajo seremos viables.
Cuatroel papel del gobierno nacional y el local tienen que quedar completamente claros en esta encrucijada. Lo que dependa del nivel Central se debe cumplir con rigurosidad, de lo contrario se vuelve a romper la frágil confianza que existe en la institucionalidad; y las acciones de lo regional deben priorizar los espacios para mejorar la competencia.
Cincoconvivir es obligatorio. No hay de otra. Una región donde el 20% es de origen afro, un 20% es indígena y un 60% es mestizo, no puede ser excluyente.
Para concluir, aprovechemos esta nueva instancia de concertación creada por el decreto 181 de la semana pasada, para intentar poner en marcha no sólo el cumplimiento de los acuerdos con el movimiento indígena, sino también para que se resuelvan los incumplimientos históricos que Colombia tiene con los campesinos, los afros, los empresarios y todos los caucanos, que nos han relegado al lugar que hoy ocupamos en el panorama nacional.

Diplomado Popayán: sus raíces y perspectivas

Diplomado Popayán: sus raíces y perspectivas
Las ciudades son entes vivos que nacen, crecen, se reproducen y a veces mueren, aunque queden sus ruinas para curiosidad y asombro de quienes las visitan e intentan penetrar en su alma, misterios y lo que pudo ser la vida cotidiana de quienes las habitaron.
En el caso de Popayán, originalmente poblada desde Moscopán, por indígenas que escogieron para construir sus malocas a este valle de clima templado y deslumbrado por atardeceres, a medida que los aventureros españoles avanzaron en la conquista e instalaron la Villa de Ampudia, en el actual barrio Campamento, a orillas del río Cauca, la convirtieron en centro de operaciones y capital de un extenso territorio, que comprendía desde lo que hoy es el Putumayo hasta el Chocó, rodeado de minas y ríos ricos en oro, mineral que junto con la plata, eran el motor de la economía que sostenía a la monarquía española y a sus súbditos de las colonias.
El ‘estiércol del demonio’ era el petróleo de la época, y Popayán el principal centro esclavista del virreinato de la Nueva Granada, que garantizaba su extracción, de ahí su importancia en el virreinato de la Nueva Granada y después de la Independencia, hasta el siglo XIX, cuando fue cuna y alma mater de varios presidentes de Colombia.
Al Belalcázar, Pedro de Añasco, Álvaro de Oyón y otros conquistadores saciar su desbordada sed de oro, mandar las muestras al rey y repartirse las tierras cercanas, Popayán se fue configurando como un tablero de ajedrez, concentrando los edificios emblemáticos del nuevo poder: el templo, el cabildo, el ayuntamiento y las casas de los ‘principales’ conviviendo con mujeres indias y sus hijos mestizos, antes de que las siguientes avanzadas de militares, escribanos, clérigos y leguleyos, ‘importaran’ a las primeras españolas, que al conformar nuevas familias extendieron las manzanas construidas con amplias casonas, en medio de templos y conventos que después de cinco siglos, semanas santas y varios terremotos y guerras de Independencia y civiles, configuraron el actual centro histórico y universitario, que es su principal atractivo turístico y fuente de ingresos, sobreviviendo plagado de oficinas, bancos y locales comerciales, en medio de crímenes arquitectónicos y alternando con la compleja ciudad moderna, que a partir del terremoto de 1983, aceleradamente se desperdigó en sus alrededores urbanos donde con y sin permiso construyen centros comerciales, nuevas urbanizaciones y edificios de apartamentos, al igual que por la zona rural, profusa en condominios, todo este auge inmobiliario alimentado por dineros de origen legal e ilegal y a veces sin respetar el Plan de Ordenamiento Territorial Municipal, POT, que está en proceso de actualización a cargo de la Oficina Asesora de Planeación.
Para reflexionar sobre el presente y futuro de la ciudad a partir de su pasado, desde abril hasta junio del presente año, las universidades del Cauca y la Fundación Universitaria de Popayán, programaron un diplomado con la intervención de Víctor Paz Otero, poeta, sociólogo y autor de novelas históricas, sobre personajes como Mosquera, Obando, Bolívar, Manuelita, Miranda, etc.; del también poeta, antropólogo y docente de UniCauca, Felipe García Quintero, analizando a la ciudad a partir de murales como los de los maestros Efraín Martínez y Augusto Rivera y producciones cinematográficas como “Crisálida” y “Occidente” y la coexistencia de varias ciudades: la del centro histórico y la de los barrios y ‘galladas’ juveniles de la periferia; y su colega en Unicauca, Alexander Buendía, comunicador social egresado de la Universidad del Valle, estudiando la evolución de la ciudad desde diversos artículos publicados en los números de la revista “Popayán”, que  circuló desde 1907 hasta 1985, y quienes desde sus visiones promovieron la discusión entre los cerca de 60 asistentes de variopinto origen de edad, socioeconómico, laboral y  académico participantes en el evento.
Ante el interés despertado por el diplomado, los participantes, matriculados o no, solicitaron a los organizadores programarlo de manera permanente y para el siguiente semestre invitar a expositores conocedores de distintos tópicos que tienen que ver con el estudio y ordenamiento territorial de las ciudades, urbanistas, arquitectos, expertos en movilidad, peatonalización y transporte, economistas, antropólogos, agrónomos, ambientalistas, sociólogos, gestores culturales, funcionarios de planeación, narradores y poetas, documentalistas, etc., que contribuyan a completar el rompecabezas en que está convertido el mapa rural y urbano y su interacción con los cerca de 500.000 habitantes de municipios vecinos que a diario, en búsqueda de diversos servicios, confluyen en su área metropolitana, y para contribuir al diseño de un Plan de Ordenamiento Territorial que permita convertir a Popayán en una verdadera ciudad universitaria y turística, con una atractiva agenda cultural y de diversos eventos, superando la espontaneidad e improvisación que por años han predominado en el gobierno y manejo de la ciudad.

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