lunes, agosto 20, 2012


Opinión |23 Jul 2012 - 11:00 pm

EL ESPECTADOR
César Rodríguez Garavito

Cinco mitos sobre los indígenas del Cauca

Por: César Rodríguez Garavito

A juzgar por el debate sobre el Cauca, los del pensamiento mítico no son los indígenas, sino quienes exigen “ponerlos en su sitio” con argumentos que convencen en un coctel bogotano, pero desconocen por completo la realidad de los nasas y los demás pueblos indígenas. Para avanzar en las negociaciones que en buena hora convocó el Gobierno, conviene comenzar por desmantelar los mitos.




El primero es que la protesta es sorpresiva, producto de un arranque de radicalismo. En realidad, los nasas (o “paeces”, como insisten en llamarlos los desinformados) vienen movilizándose hace años y pidiendo sin éxito mesas de diálogo como la actual. Lo hicieron por última vez en 2009, cuando marcharon hasta Cali a pedir lo mismo que ahora: que se respete su neutralidad en el conflicto armado y se protejan sus vidas y territorios.
Si hay algún responsable de la situación actual, es el gobierno Uribe, cuyos funcionarios quieren pescar en el río revuelto que provocaron con su lamentable reacción a la marcha de 2009. En lugar de escuchar a los indígenas, intentaron dividirlos. Basta repasar los videos del exministro Valencia Cossio asistiendo a la ceremonia de fundación de la OPIC, la asociación de un puñado de indígenas patrocinados por el gobierno anterior para celebrar la fallida seguridad democrática y deslegitimar al CRIC, la organización histórica de los nasa. Como el descaro es superado sólo por la falta de memoria, hoy los medios afectos al uribismo le abren los micrófonos a la OPIC para “escuchar una voz indígena distinta”.
El segundo mito es que los indígenas rebelados siguen órdenes de las Farc. Pero cualquiera que haya estado en el norte del Cauca, o visitado las comunidades de la Sierra Nevada, la Orinoquia o la Amazonia, sabe lo que la Organización Nacional Indígena de Colombia ha dicho hace tiempo: que los indígenas son las primeras víctimas de las Farc, que la guerrilla sigue sembrando minas quiebrapatas en los territorios embera para proteger las rutas del narcotráfico en Córdoba y que continúa desplazando y asesinando a líderes awás y de otros pueblos por oponerse al control guerrillero.
De modo que la acusación de complicidad colectiva con las Farc no resiste el menor examen empírico. Y los mismos nasas han denunciado y castigado casos individuales de infiltración.
Entonces, ¿por qué la resistencia indígena a la presencia militar? El interrogante es válido, pero da por sentado el tercer mito: que las Fuerzas Armadas han garantizado la seguridad y los derechos de las comunidades. En realidad, con frecuencia han hecho lo contrario, como lo sugiere el asesinato sin resolver del líder nasa Edward Legarda. O el recuerdo fresco de la desprotección de pueblos enteros como los kankuamos de la Sierra, que estuvieron cerca de ser exterminados por los paramilitares ante la mirada pasiva de las Fuerzas Armadas. Nada de esto implica que el Ejército deba salir del Cauca, pero sí explica el reclamo desesperado de los nasas.
Lo cual nos lleva al cuarto mito: que los detalles de las operaciones militares en territorio indígena son innegociables por orden de la Constitución. La verdad es que la misma Carta —junto con el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU— exige que el tema sea consultado con las comunidades afectadas, como lo está haciendo el Gobierno.
Con ello llegamos al último mito: que la consulta no va a funcionar porque los indígenas no conciertan. Pero el propio Aurelio Iragorri, vocero gubernamental en las negociaciones caucanas, sabe que es posible lograr acuerdos cuando hay voluntad política y diálogos genuinos. Así sucedió el año pasado con la consulta del excelente decreto-ley sobre reparación a víctimas indígenas.
Hacen bien el gobierno y los nasas en evitar la violencia y sentarse a dialogar. Ojalá los dejen los fabricantes de mitos.
*Miembro fundador de Dejusticia (www.dejusticia.org).
  • César Rodríguez Garavito* | Elespectador.com


Opinión |23 Jul 2012 - 11:00 pm

César Rodríguez Garavito

Cinco mitos sobre los indígenas del Cauca

Por: César Rodríguez Garavito

A juzgar por el debate sobre el Cauca, los del pensamiento mítico no son los indígenas, sino quienes exigen “ponerlos en su sitio” con argumentos que convencen en un coctel bogotano, pero desconocen por completo la realidad de los nasas y los demás pueblos indígenas. Para avanzar en las negociaciones que en buena hora convocó el Gobierno, conviene comenzar por desmantelar los mitos.



El primero es que la protesta es sorpresiva, producto de un arranque de radicalismo. En realidad, los nasas (o “paeces”, como insisten en llamarlos los desinformados) vienen movilizándose hace años y pidiendo sin éxito mesas de diálogo como la actual. Lo hicieron por última vez en 2009, cuando marcharon hasta Cali a pedir lo mismo que ahora: que se respete su neutralidad en el conflicto armado y se protejan sus vidas y territorios.
Si hay algún responsable de la situación actual, es el gobierno Uribe, cuyos funcionarios quieren pescar en el río revuelto que provocaron con su lamentable reacción a la marcha de 2009. En lugar de escuchar a los indígenas, intentaron dividirlos. Basta repasar los videos del exministro Valencia Cossio asistiendo a la ceremonia de fundación de la OPIC, la asociación de un puñado de indígenas patrocinados por el gobierno anterior para celebrar la fallida seguridad democrática y deslegitimar al CRIC, la organización histórica de los nasa. Como el descaro es superado sólo por la falta de memoria, hoy los medios afectos al uribismo le abren los micrófonos a la OPIC para “escuchar una voz indígena distinta”.
El segundo mito es que los indígenas rebelados siguen órdenes de las Farc. Pero cualquiera que haya estado en el norte del Cauca, o visitado las comunidades de la Sierra Nevada, la Orinoquia o la Amazonia, sabe lo que la Organización Nacional Indígena de Colombia ha dicho hace tiempo: que los indígenas son las primeras víctimas de las Farc, que la guerrilla sigue sembrando minas quiebrapatas en los territorios embera para proteger las rutas del narcotráfico en Córdoba y que continúa desplazando y asesinando a líderes awás y de otros pueblos por oponerse al control guerrillero.
De modo que la acusación de complicidad colectiva con las Farc no resiste el menor examen empírico. Y los mismos nasas han denunciado y castigado casos individuales de infiltración.
Entonces, ¿por qué la resistencia indígena a la presencia militar? El interrogante es válido, pero da por sentado el tercer mito: que las Fuerzas Armadas han garantizado la seguridad y los derechos de las comunidades. En realidad, con frecuencia han hecho lo contrario, como lo sugiere el asesinato sin resolver del líder nasa Edward Legarda. O el recuerdo fresco de la desprotección de pueblos enteros como los kankuamos de la Sierra, que estuvieron cerca de ser exterminados por los paramilitares ante la mirada pasiva de las Fuerzas Armadas. Nada de esto implica que el Ejército deba salir del Cauca, pero sí explica el reclamo desesperado de los nasas.
Lo cual nos lleva al cuarto mito: que los detalles de las operaciones militares en territorio indígena son innegociables por orden de la Constitución. La verdad es que la misma Carta —junto con el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU— exige que el tema sea consultado con las comunidades afectadas, como lo está haciendo el Gobierno.
Con ello llegamos al último mito: que la consulta no va a funcionar porque los indígenas no conciertan. Pero el propio Aurelio Iragorri, vocero gubernamental en las negociaciones caucanas, sabe que es posible lograr acuerdos cuando hay voluntad política y diálogos genuinos. Así sucedió el año pasado con la consulta del excelente decreto-ley sobre reparación a víctimas indígenas.
Hacen bien el gobierno y los nasas en evitar la violencia y sentarse a dialogar. Ojalá los dejen los fabricantes de mitos.
*Miembro fundador de Dejusticia (www.dejusticia.org).
  • César Rodríguez Garavito* | Elespectador.com

POR UN CELULAR


EN NEIVA LO MATARON
Marco Antonio Valencia Calle

La semana pasada mataron a Onier Lisenhacuer Roa. Fue una muerte absurda, imprevista y repudiable. Tenía 17 años, era bachiller y parte de una familia que lo apoyaba. Su muerte fue dolorosa e incomprensible como todo asesinato. Un muchacho con un destino en progreso, educado, y como todo joven, una promesa para éste país.

Lo mataron otros muchachos por robarle un celular. Tal vez más pobres de espíritu, menos educados, sin familia, viciosos, de corazón dañado, sin amor, desgraciados. Muchachitos donde la familia perdió la oportunidad de inculcarles el temor a Dios, el aprecio a la vida. Muchachitos asesinos donde el Estado perdió la oportunidad de educarlos y enseñarles que la vida es sagrada.
A Onier lo mataron en Neiva, como han matado a otros tantos jóvenes a lo largo y ancho del país por robarle un miserable celular. Es una vulgaridad lo que vale una vida para los brutos. Es una vergüenza para este país la falta de educación. Es una grosería tener tanto muchachito sin valores ni moral robando y matando por nimiedades. Perdieron el año todos y cada uno de los maestros de los asesinos. Fallaron en su encomienda de educar los padres y familiares de estos asesinos.

Es un escándalo lo que está pasando en nuestra sociedad. Que nuestros jóvenes se dediquen a robar y a matar por un celular… que nuestros barrios populares en vez de llenarse de alegría juvenil, se nos llenen de pandillas y ladronzuelos chichipatos  que no respetan la vida, ni el bien ajeno.

Frente a una muchachada  de espíritu podrido, de moral podrida, de mente podrida, de hábitos podridos, de valores podridos, ¿Qué están haciendo en los colegios? ¿Qué están haciendo los padres de familia? ¿Qué están haciendo nuestros gobernantes?

Que la vida de Onier no sea para la estadística de un muerto más ¡No señores! Aquí estamos pidiendo justicia por él y por los miles de jóvenes muertos por un miserable celular. Exigiendo respuestas frente a los desmanes de pequeños delincuentes que crecen como ratas llevando a Neiva y al país, a niveles de tragedia inaudita. 

Hay que recordarle a los malos, que los buenos somos más. Maestros y estudiantes deben comenzar creando conciencia de que la vida es sagrada, y organizar una marcha más grande que los desfiles de Sanpedro…, para decir: No más, No más… ¡Nunca más! 

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miércoles, agosto 15, 2012

EL PRESIDENTE VISITA A LOS INDIGENAS, PERO HAY VOCES QUE RECHAZAN EL GESTO


A propósito de la visita presidencial de hoy. Esta es la opinión Editorial de El Colombiano de Medellin.

El Gobierno mantiene abierta la puerta del diálogo con los indígenas del Cauca y eso está bien. Lo que no nos parece oportuno ni prudente, dados los precedentes que crearía, es que el Jefe de Estado tenga que ir hasta el propio terreno de los resguardos como único interlocutor válido para sus líderes.

Eso, en plata blanca, significa que el Presidente de la República cedió a las presiones de una minoría del movimiento indígena, y convirtó a sus ministros, de paso, en funcionarios de tercer nivel, sin capacidad de interlocución.

Ahora bien, amigos del diálogo y la concertación que somos, sería más recomendable y sensato que sean los propios líderes indígenas del Cauca los que se desplacen a Bogotá a reunirse con el Presidente Santos, o en su defecto, que la reunión se haga a instancias de la propia Gobernación del Cauca.

Tal como lo sostuvimos en nuestro editorial de ayer, el Presidente no puede ceder a las presiones ni a los chantajes, máxime cuando es evidente que detrás de toda esta protesta están los grupos armados ilegales, alentando las protestas y asesinando a quienes no están de acuerdo con ellas, como es el caso del dirigente nasa, Lisandro Tenorio.

Ojalá que el Gobierno no pierda el control en asuntos tan delicados como los del Cauca, porque le pueden aplicar la misma fórmula en otras manifestaciones sociales, como las de los cafeteros en Manizales.

domingo, agosto 12, 2012

EL PROCURADOR O EL DIABLO QUE NECESITAMOS


EL  PROCURADOR: EL DIABLO QUE NECESITAMOS
MARCO ANTONIO VALENCIE CALLE

En este país de soterrados habladores, de gente que gusta tirar lengua e inventar chismes, pero no sostenerle nada a nadie; de gente que su vida transcurre feliz con el corre-ve-y-dile; de las opiniones a medias tintas; de voltearepas políticos y amigos tránsfugas; de gentes sin convicciones que hablan por hablar; de gente sin escrúpulos verbales para rajar del vecino; de gente dedicada a moverle la silla con murmullos a los demás; de gente que cree que hacer política es reunirse para rajar del prójimo; de gente que vislumbra héroes en mafiosos, corruptos y criminales; de gente que se educó lejos de los principios morales, constitucionales y derechos humanos; de gente que cree que la libertad nacional debe ser el no-me-im-por-ta-cu-lis-mo; de gente criada a punta de televisión amañada y que actúa y opina sin criterio propio; de gente que va para donde va Vicente porque no tiene norte, ni principios, ni ética, ni religión que le permitan tomar decisiones propias; de gente falaz, falsa, mediocre, interesada e hipócrita que hoy dice una cosa pero que mañana dice otra por conveniencia… En un país con un montón de gente así, es donde apareció “el diablo” con cara de Procurador general de la nación.

En un país donde mucha gente se inventa truquitos y maromas para querer hacer lo que le dé la gana sin Dios ni Ley, y busca fajarse la Constitución a su conveniencia, es donde las reflexiones y llamados de atención contundentes del Procurador Alejandro Ordoñez Maldonado se volvieron incomodas. En un país donde alguna gente quiere imponer modas, libertades y costumbres ajenas sin ton ni son, sin análisis ni debates serios, como el aborto libre, el matrimonio gay, el consumo de drogas ilícitas, es donde las palabras del señor Ordoñez suenan incómodas.

La actitud, el carácter y los principios morales defendidos a luz pública por el señor  Procurador  son contrarios a los intereses de los mafiosos, los politiqueros, los ateos y anarquistas… o tal vez, de cualquiera de nosotros. Pero tener un tipo así, haciendo de “regidor nacional”, abriendo debates “y poniendo a pensar al país” es necesario, y se debe agradecer. Y eso no quiere decir  necesariamente que estamos de acuerdo con sus posturas.

La actitud del Procurador refleja libertad de opinión. Y en ese tenor, que los temas nacionales hay que debatirlos con altura; que la impunidad no debe ser una costumbre nacional; que tenemos que dejar de ser tan olímpicos para opinar y gobernar, que tenemos crisis de principios, de ética y amor propio. Que tenemos que re-educar al país en asuntos de valores. Que defender ideas, pensamientos o sanas costumbres es asunto de dignidad y hay que hacerlo cueste lo que cueste.  Por eso, voto para que reelijan a este señor en el cargo.

EL CAUCA, Y SUS PROBLEMAS DE TIERRA



¿Una extraña democracia o todos parten de la tierra?

Edgar Alberto Velasco T.-edgaravt@gmail.com/
“los pueblos del indígenas del Cauca se levantan como vapores de agua en la tierra y envuelven al mundo con esperanza”  proponen al los pueblos movilizarse pacíficamente contra los señores de la guerra, con la palabra de fuego, de agua, de viento y de tierra”. 
En tiempos de gentes desconectadas de la incertidumbre y de la vida,  todo lo que hace el hombre destruye su propia condición de creador,  de derrumbador de verdades, provocador de tormentas de cambios,  es el único animal que cree en un orden impuesto, entre tantos ordenes vitales y lo preserva con el motor de la guerra. 
Están los hombres que ejecutan día a día la desconexión, estos son los señores de la guerra. Están los desconectados y están los que brotan en la tierra vinculados a los tejidos de los mundos. Los que ejecutan son los dioses de la muerte comiendo el mundo, ellos no tienen estómagos, tienen es bancos, ellos no tienen memoria viva, tienen es inteligencia militar. El desconectado es un hombre extraño que día a día camina hacia un lugar de trabajo para hacer de lo que no es suyo ni de nadie, y lo peor tal vez no sabrá nunca para quien trabaja, es un hombre que no le pertenece a sí mismo, “este hombre no tienen tiempo para leer el mundo y las posibilidades de creación”, pero siempre es la potencia de la creación, semilla por crecer en la tierra y los que brotan en la tierra son hombres que no conocen de naciones sino de mundos, no conocen las cadenas de la prohibición de la vida por que siembran su propio alimento en tierras fértiles con el trabajo colectivo digno, no comparten la política de la guerra, porque están tejidos en las memorias de la tierra con sus más diversas autoridades ancestrales , no solo leen la realidad del mundo en la ficción de la mass media, sino en dialogo incesante con los mundos  y con quienes comparten la palabra antigua y si los utilizan lo hacen para informarse no para obedecer.
Los desconectados caminan en su rutina del sobrevivir,  en las tardes cuando llegan a sus casa después de sus diversos trabajos, se sientan con la familia y prenden el mas grade motor del olvido: la televisión, aparato con un extraño lenguaje repetitivo, como un estilo de memoria que se quedo congelado en una apoca, pero que a veces cambia o  bueno parce que cambia, cuando realidad siguen haciendo las mismas cosas vestidas de diferente forma, para poder seguir vendiendo y financiando la guerra, algo que repiten mucho en este aparato los señores de la guerra es… “estamos persiguiendo al terrorismo, fueron abatidos tantos terroristas, los estamos protegiendo” y si alguien con memoria e historia reclama sus derechos y promueve  creaciones de mundos y pronuncia cambios con palabras de fuego que queman las memorias quietas, con palabras de agua que mojan con corrientes  de libertad a las conciencias engañadas, con palabras de aire vitales para el respiro de nuevos mundos, con palabras de tierra sembrados de vida, entonces dicen… “están infiltrados por movimientos terroristas, no vamos a dejar que nada ni nadie ponga en tela de juicio ni nuestra voluntad ni nuestros resultados” como les digo estos hechos tienen un lenguaje extraño, por que crear para los señores de la guerra significa: terror, porque lo único que saben hacer es seguir estrictos modelos de verdad sin posibilidad de cambio, son señores extraños persiguiendo en todos los rincones del mundo a quienes crean y tejen en la tierra con sueños , con miradas, con sembrados de pan y de agua, ellos justifican esta persecución en lo que llaman seguridad y consolidación de territorios, pues sobre esto hay que entender el proceso de asegurar el negocio de los señores de la guerra, el asunto de  consolidar la muerte de los pueblos y dejar camino abierto a las multinacionales y a los ejércitos mercenarios que invaden el mundo, y así por su fin último que es  asegurar la venta ilimitada de la vida. 
En la historia los señores de la guerra han creado diferentes formas de dominio y en la que estamos ahora es una extraña forma de gobierno llamada democracia, es un aparato con instituciones y  una constitución con derechos y deberes, se supone que en esta forma de gobierno nadie se perpetua en el poder, pero en la realidad en nuestro país y en el mundo nunca ha pasado eso, también se supone que las relaciones de poder están entre el pueblo y sus representados, y no separados, por lo cual debemos entender y practicar sobre esta ultima parte ya que las instituciones y los representantes existen gracias a los pueblos que los conforman y por lo tanto el poder esta siempre en los que brotan en la tierra.    
Pero en nuestra llamada nación algo extraño pasa,  desde muchos siglos atrás se encargaron de configurar un modelo de nación  sobre otras naciones más antiguas, y cuando digo sobre otras, es que se han encargado de desaparecer los pueblos o han torturado tanto la memoria que los han sometido a un modelo de  muerte gradual, este modelo de muerte en la historia ha paso por diferentes procesos como lo es el capitalismo mercantil, capitalismo industrial, capitalismo financiero y  hoy en día lo conocemos como globalización que es el nuevo imperialismo, por este proceso  debemos entender que es la globalización de la pobreza y la concentración de la riqueza de nuestras naciones por los señores de la guerra, otra cosa extraña que pasa es que desde académicos hasta movimientos sociales siempre perseguimos formas de gobierno buscando arreglar esta democracia extraña, cuando sabemos que esta forma de gobierno no ha servido para la dignidad de la humanidad, parce que nos gústese seguir alimentando el orden suicida del mundo. Pero porque no más bien pensar en  hacer sistemas de vida respetuosos con la  dignidad de la tierra y del hombre, de esta manera organizarnos cómo se organiza el agua en el mundo, si…hay que organizarnos y más que nunca sobre principios vitales, la pregunta es ¿cómo nos vamos a organizar?  ¿Sobre qué principios vitales? ¿Sobre qué tipo de conocimientos y sabidurías? Inicialmente dije que el hombre es el único ser que  cree en un orden, el error ha sido el tratar de imponer uno que no sirve a ningún orden cultural vivo y diverso.  Si somos seres que hacen un orden desde las diferentes miradas, ¿cómo vamos a resolver un conflicto histórico en donde nuestras formas de vidas han sido subordinadas?
Históricamente lo ha sido así, pero el hombre se ha ordenado culturalmente  sobre diversos principios del reproducir y del vivir con sus más diversas formas de trabajo, de ritos, sabidurías, sistemas de vida,  se han organizado de muy diversas maneras, pero con una relación común que es el que todos perseguimos la plenitud de la vida y la reproducción,  si… somos hombres de diversas miradas y por lo tanto de diversos ordenes, entonces ¿cómo vamos a fortalecer la capacidad vivir en mundos dialogables y aprendibles? ¿Cómo queremos ralamente ser hombres que siembran sus pasos en la tierra para cultivar libertades? 
Lo que sabemos es que incesante en las memorias de la tierra brotan hombres de tierra y crecen  en la libertad, acompañados de sueños y relámpagos de memorias en movimiento, con fuertes vientos de encuentros y diálogos. Así… en esta tarea tan vital “los pueblos del Cauca se levantan como vapores de aguan de la tierra y envuelven al mundo con esperanza”  proponen al los mundos movilizase pacíficamente contra los señores de la guerra, con la palabra de fuego, de agua, de viento, de tierra. ¿Qué vamos a hacer frente a esta propuesta? ¿Seguir siendo parte de la extraña democracia o todos ser parte de la tierra? Ser parte de la tierra implica destruir la democracia actual, destruir hábitos que alimentan la guerra,  en otras palabras significa acabar con el aparato de la guerra y vincularse a la tierra y no ser más altos que la vida en donde estamos tejidos.
En esta tarea de ser todos ser parte de la tierra  el consejo regional indígena del Cauca invita del 10 al 14 de agosto al encuentro nacional de los pueblos indígenas en defensa de la madre tierra con la siguiente agenda, el 10 será el recorrido por la capital caucana: Vía Panamericana hasta el monumento la chirimía; giro por calle 13 hasta la carrera 9. Recorrido por la 9na, hasta la calle 6ta, giro hacia el parque Caldas. Paso por el puente de la Arcada, pasando por el barrio Bolívar hasta llegar al parque de la Salud (frente al Estadio Ciro López), para el 11 de Agosto se estará marchando desde las 07am hasta el territorio de Convivencia, Diálogo y Negociación de La María, Piendamó. El 12 y 13  habrá Jornada de reflexión con Autoridades Tradicionales y comunidades indígena del Cauca, con otras regionales indígenas y sectores sociales campesinos, afros y urbanos del país y para el día 14 será la reunión comisión Mixta decreto 982, encabezada por el presidente de la República. Asisten otros sectores sociales y la comisión de facilitación integrada por Defensoría del Pueblo, Delegados de Naciones Unidas y el Padre Francisco de Roux.

DE LOS BOMBAZOS EN EL CAUCA


¿Qué pasa Catatumbo?

POR CAMILO GONZALEZ POSO
Por estos días se han incrementado los atentados explosivos para destruir infraestructura de vías y de conducción de energía . En el Cauca las FARC dinamitaron y averiaron el puente del Río Piendamó sobre la Panamericana y volaron varias torres. El atentado contra  la subestación eléctrica La cabaña, en el municipio de Caloto dejó sin luz el pasado 10 de agosto, a muchos habitantes de los municipios de Caloto, Villarrica, Guachené, Puerto Tejada, Padilla y afectó a 60 empresas de la zona franca del norte del Cauca.  Más de 1000 vehículos que transitan  cada día por ese tramo de la panamericana, han sufrido retrasos en el transporte de pasajeros, alimentos y otros bienes. Y para completar se afectó la movilización indígena programada en Popayán y hacia La María Piendamó.
¿Qué dirá a esta hora el jefe del Bloque Sur Occidente, Pablo Catatumbo? ¿Se responsabiliza de esos atentados? ¿Cómo los justifica en nombre del bien del pueblo o del respeto a las normas humanitarias?
Atacar bienes civiles de uso público es sin duda un acto terrorista de daño indiscriminado. La población que se queda sin luz o sin transporte, en su mayoría no sabe de derecho internacional humanitario y de la definición de los bienes civiles como bienes protegidos; tampoco sabe que en las confrontaciones armadas está prohibido por códigos éticos atacar fuentes de energía o atentar contra objetivos que no sean militares. Pero lo que si sabe y siente la gente es que con esos atentados los están agrediendo y están usando el daño a civiles como una marrulla para generar zozobra y miedo como instrumento para hacerse sentir y mostrar que el Estado es vulnerable.
Los atentados contra bienes civiles no requieren mayor capacidad de combate. Pequeñas unidades  preparadas en técnicas artesanales de explosivos, pueden colocar un artefacto en uno de los miles puntos de infraestructura que existen en una región o municipio. Dañar a la población civil para que exija más seguridad, no requiere ni valentía ni audacia, solo se necesita pasar las barreras de la ética elemental que prohíbe el terror indiscriminado.
Estos daños a los bienes públicos han sido explicados como un recurso táctico para distraer fuerzas enemigas.  Algunos dicen que las FARC intentan obligar a las Fuerzas Militares a concentrar fuerzas en el cuidado de infraestructura, aumentando los costos del copamiento territorial y disminuyendo presión en la parte alta de las cordilleras. En el discurso absurdo de la guerra hay muchos ejemplos de ataques indiscriminados con daño a la población civil como táctica para desordenar al enemigo. Los fascistas y los Aliados fueron maestros de estas prácticas atroces.
¿Quienes ordenan estos atentados   tienen en sus cálculos su efecto de sabotaje a las movilizaciones indígenas? ¿Qué diría Catatumbo si un grupo extremo lanza una granada o un tatuco en la plaza de Bolívar el mismo día que van a llegar allá 100 mil personas convocadas    por la Marcha Patriótica o para conmemorar el  1 de Mayo?  Es probable que diga que las bombas e incluso las papas explosivas están en contravía de una concentración antigobierno en el centro de Bogotá. ¿Por qué no aplica esa lógica y descubre que los explosivos contra bienes civiles son incompatibles con la legitima protesta civil? Si Catatumbo o cualquiera de los integrantes del Secretariado de las Farc se hiciera esta reflexión correría el peligro de concluir, como dicen las autoridades indígenas, que hoy en Colombia, todas las acciones de guerra son contrarias a las aspiraciones y demandas de las comunidades.

SEVICIA DE LA GUERRILLA CONTRA EL CAUCA


¿Serán sosias?

SANTIAGO ZAMBRANO SIMMONDS/
EL LIBERAL
No tengo duda de la buena intención del Gobernador en tratar de propiciar la paz de Colombia a través del Cauca, como también la de mejorar las condiciones de vida del pueblo Nasa, sin embargo creo que ofrecer nuestro departamento para diálogos de paz sin siquiera consultar los diferentes sectores del departamento es precoz y hasta perjudicial, porque aquí además de un conflicto armado hay un grave conflicto social.
Para sentarse a dialogar primero debe haber hechos y gestos de paz, además del conocimiento sobre la voluntad de las partes. Me explico:
De un eventual acuerdo de paz lo más probable es que implique una nueva constituyente. ¿Estará el Gobierno Nacional dispuesto a hacerla?, ¿Hay la voluntad de revisar el inequitativo modelo económico, que con seguridad va a ser una de las propuestas de la guerrilla?, ¿Será que el gobierno nacional   modificará la política antidrogas,  que es la agenda más importante en materia de seguridad que tiene el país, porque sino simplemente cambiaríamos la guerrilla por más bacrim?, ahora bien,  ¿qué gestos de paz ha hecho el gobierno?,  ¿Ha reparado las víctimas rápidamente?; ¿Ha sacado los cuarteles de en medio de la población?, ¿Ha generado procesos de trasparencia en la adjudicación de la dotación de las Fuerzas Militares?
Me pregunto: ¿Qué ha hecho la guerrilla a parte de demostraciones de crueldad y sevicia en contra de la población civil?, ¿Acaso no han sitiado éste departamento que tiene una de las más altas tasas de desempleo como escenario para hacer sus demostraciones de fuerza y bestialidad?, ¿Será que están dispuestos a dejar de secuestrar, y de reclutar menores de edad?, ¿Será que dejarán de traficar drogas?
En cambio durante muchos años los caucanos han tenido gestos de paz, lo hicieron durante la reforma agraria, en otros procesos de paz y lo siguen haciendo hoy mediante un fluido libre comercio entre las etnias sin que hasta ahora nadie haya pretendido boicotearlo, sin embargo se debe reconocer que nos falta más esfuerzo, como por ejemplo preguntarnos: ¿Estamos preparados para sentarnos todos a  hablar de tierras?, ¿Qué hemos hecho para fortalecer nuestra heterogénea sociedad a través de asociaciones, ligas, federaciones de tal manera que nos visibilicen en caso de un eventual diálogo de paz? ¿Será que por ejemplo, los Nasa además de caminatas, tendrán un gesto de paz como para erradicar unilateralmente los cultivos ilícitos que son uno de los mayores detonadores de violencia en el país?
Sin tener respuesta a todos esos interrogantes, es prematuro ofrecer el territorio del Cauca. La opinión pública sabe que así como fracasó el proceso de paz con el despeje de Pastrana, también fracasó la represión militar de Uribe porque seamos claros, para los que la creían moribunda y por más desaciertos que se hayan tenido en dos años, una guerrilla no renace con tanta fuerza en tan corto tiempo.  
Para hablar de paz, no hay necesidad de despeje, simplemente se necesita voluntad y tener determinada la capacidad de negociación, el escenario es lo de menos,  puede ser Popayán otorgándole un permiso especial a los negociadores y para los que creen que las conversaciones deben hacerse con grandes comisiones existe la ayuda de la informática mediante videoconferencias, generando un portal para la paz,  cuyo servidor podría estar en custodia de la ONU para que ninguna inteligencia militar pueda rastrear los accesos.
Decíamos en campaña: la guerra se pierde o se gana en el Cauca  pero esta vez nuestra tierra debe jugar un papel preponderante y no ser simples espectadores que se prestan para continuar siendo el laboratorio social de éste país a costa de nuestra convivencia y prosperidad. Ofrecernos sin gestos de paz  y sin siquiera saber lo que esperan los actores es riesgoso además da la impresión que el gobernador tuviera una personalidad sosia con la del Presidente Pastrana y eso genera temor.

EL CAUCA ESTA EN LLAMAS, SEÑOR PRESIDENTE


por JOSE LOPEZ HURTADO
EL LIBERAL

El Cauca esta en llamas Sr. Presidente

Los emocionantes triunfos de nuestros deportistas olímpicos se vieron opacados por la embestida criminal de las Farc, en particular en el departamento del Cauca, sitiado literalmente por los grupos terroristas, que de nuevo esta semana trataron de aislarlo del resto del país, al atentar gravemente contra la única vía de comunicación con el norte y sur del país, la internacional carretera Panamericana y contra su infraestructura eléctrica.
Como lo hicieron en otras partes del país, pero que en nuestro Departamento, para quienes somos oriundos y vivimos en él, reviste especial gravedad, que hace temer la repetición de episodios tan graves como aquellos como cuando por muchos días estuvimos sometidos prácticamente a un encierro, a la carencia de productos básicos, y en fin, a ser víctimas de todas las plagas modernas, habidas y por haber.
La precaria economía de subsistencia, porque no tenemos industria, comienza a mostrar síntomas de inanición. Popayán, se ha repetido una y otra vez, ostenta el deshonroso segundo lugar de más alto desempleo en el país, con un largo etcétera de falencias, frente a las cuales la llamada clase dirigente no se da por enterada. Los problemas del campesino caucano, que muy pocas veces se tratan, con altos intereses crediticios, sin insumos agrícolas, sin tierras, sin un acompañamiento permanente del Estado, y que constituyen el único elemento de movilidad productiva de la región, parece que no existieron para quienes están directamente obligados a tomar decisiones en el sector.
Sobre el asunto indígena, como dirían los políticos, existe suficiente ilustración, pero nada que avanza hacia soluciones definitivas, en un tira y afloje que no tiene término. Como sobrediagnosticado el de la narcoguerrilla, que crece en el Cauca en forma alarmante, con atentados, destrucción de torres eléctricas, secuestros, como en los viejos tiempos de los fracasados diálogos de paz… Pero nadie parece darse por enterado, salvo los anuncios de más fuerza pública, más batallones de montaña, y –por fin– de inversión pública, con el engorroso trámite que, se supone debe recorrer para su desenvolvimiento.
La cosa parece no ser por ahí, señor Presidente. Otra vez utilizamos la consabida frase de cajón: el Cauca, puso el más alto aporte, en gentes, en sangre, etc., para el nacimiento de la República que hoy tenemos y el Estado nunca ha pagado esa enorme deuda, pero ya es hora de que se haga, sin más dilaciones. Puede ser que este estado de cosas beneficie a unos pocos, pero a costa del sacrificio de muchas generaciones presentes y futuras, de nuestros hijos, de nuestros nietos.
Señor Presidente, ya es hora de nuestra redención, para que desde su gobierno de corte liberal se tomen las medidas de urgencia que nos salve de la hecatombe, porque las que se han tomado hasta ahora han demostrado su inutilidad e insuficiencia. Estimamos que se requiere de decisiones de choque, al amparo de los instrumentos constitucionales como el del Estado de Conmoción Interior del artículo 213 de la Carta Política, previsto para situaciones de emergencia cuando se "atente de manera inminente contra la estabilidad institucional, la seguridad del Estado , o la convivencia ciudadana...".
El pueblo caucano y colombiano aplaudirá esas decisiones, sin duda. Como  lo hemos hecho al celebrar su evidente intención de entregar al final de su mandato un nuevo país, menos injusto , más equilibrado, en el que todos podamos vivir mejor.
(*) Analista Internacional colombiano
Publicada por
Jose López Hurtado

martes, agosto 07, 2012

DE LA ESTUPIDEZ VERBAL


ANALES DE LA ESTUPIDEZ VERBAL

Marco Antonio Valencia Calle

Estoy en el futuro próximo, digamos en el año 2.112 del siglo XXII. Reviso la prensa para ver dónde comenzó la censura verbal, al que el “Régimen de los macacos políticamente correctos” nos tiene sometidos.
Todo parece indicar que comenzó con las interpretaciones que se le dieron a la Constitución de 1991, cuando se declaró que Colombia era un país étnico y pluricultural. Después de eso, alguna gente comenzó a pedir que respetaran las tendencias ideológicas y religiosas, así como las tendencias sexuales y los vicios impugnes, por aquello del libre desarrollo de la personalidad, y hasta allí todo parecía bien, correcto, bello, una maravilla.
El Estado reconoció a los negros palenqueros su idioma, a los indios la oportunidad de la educación propia, y los homosexuales comenzaron a llamarse comunidad LGTB. La prensa tuvo su máxima prosperidad, cuando libre de censuras pudo publicar palabras consideras groseras por la iglesia católica y los gramáticos conservadores del siglo XVIII. La libertad de pensamiento llegó a su máxima autonomía con el uso del internet y la moda de escribir en redes sociales sin el miedo y la mediación del Estado y los frenos de las iglesias.
Pero de pronto, como un distractor político en una película de terror, se inició una extraña cacería de brujas. De un día para otro, los negros exigieron al Estado que prohibiera que se los siguiera llamando negros. Y comenzó el uso de eufemismos perfumados donde los indios dejaron de ser indios, y los maricas dejaron de ser maricas.
Desde la estupidez mediática se prohibió la locuacidad. Las costumbres y el uso del habla de la gente del común, así como la capacidad de humor de los colombianos se volvieron transgresiones a la dignidad humana, simplemente porque sí. Una reforma constitucional determinó que la fluidez verbal era delito. El silogismo, la ironía, la sátira, la parodia, la broma, el chasco, el sarcasmo, la puya y la simple verdad frentera… llevó a la cárcel, al exilio, y a la picota pública, a más de uno.
Alguien dijo eso me huele bollo perfumado y lo destituyeron; alguien dijo merienda de negros y lo declararon enemigo nacional; alguien dijo indios leguleyos, y le dieron 33 latigazos en el cepo del Congreso. Las feministas exigieron que en todo discurso se dijera “los, las y ellos”; los boyacos, las pereiranas y pastusos prohibieron chistes que los involucrara; y finalmente, los políticos hicieron meter a la cárcel a todos aquellos que hicieran bromas o hablaran en doble sentido cuando metían las de caminar, porque no se puede decir “metió la pata” o, “nos llevó el Patas”.

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