EL PROCURADOR: EL DIABLO QUE NECESITAMOS
MARCO ANTONIO
VALENCIE CALLE
En este país
de soterrados habladores, de gente que gusta tirar lengua e inventar chismes,
pero no sostenerle nada a nadie; de gente que su vida transcurre feliz con el
corre-ve-y-dile; de las opiniones a medias tintas; de voltearepas políticos y
amigos tránsfugas; de gentes sin convicciones que hablan por hablar; de gente
sin escrúpulos verbales para rajar del vecino; de gente dedicada a moverle la
silla con murmullos a los demás; de gente que cree que hacer política es
reunirse para rajar del prójimo; de gente que vislumbra héroes en mafiosos,
corruptos y criminales; de gente que se educó lejos de los principios morales, constitucionales
y derechos humanos; de gente que cree que la libertad nacional debe ser el no-me-im-por-ta-cu-lis-mo;
de gente criada a punta de televisión amañada y que actúa y opina sin criterio
propio; de gente que va para donde va Vicente porque no tiene norte, ni
principios, ni ética, ni religión que le permitan tomar decisiones propias; de
gente falaz, falsa, mediocre, interesada e hipócrita que hoy dice una cosa pero
que mañana dice otra por conveniencia… En un país con un montón de gente así,
es donde apareció “el diablo” con cara de Procurador general de la nación.
En un país
donde mucha gente se inventa truquitos y maromas para querer hacer lo que le dé
la gana sin Dios ni Ley, y busca fajarse la Constitución a su conveniencia, es
donde las reflexiones y llamados de atención contundentes del Procurador Alejandro
Ordoñez Maldonado se volvieron incomodas. En un país donde alguna gente quiere imponer
modas, libertades y costumbres ajenas sin ton ni son, sin análisis ni debates
serios, como el aborto libre, el matrimonio gay, el consumo de drogas ilícitas,
es donde las palabras del señor Ordoñez suenan incómodas.
La actitud,
el carácter y los principios morales defendidos a luz pública por el señor Procurador
son contrarios a los intereses de los mafiosos, los politiqueros, los ateos
y anarquistas… o tal vez, de cualquiera de nosotros. Pero tener un tipo así,
haciendo de “regidor nacional”, abriendo debates “y poniendo a pensar al país” es
necesario, y se debe agradecer. Y eso no quiere decir necesariamente que estamos de acuerdo con sus
posturas.
La actitud
del Procurador refleja libertad de opinión. Y en ese tenor, que los temas
nacionales hay que debatirlos con altura; que la impunidad no debe ser una
costumbre nacional; que tenemos que dejar de ser tan olímpicos para opinar y
gobernar, que tenemos crisis de principios, de ética y amor propio. Que tenemos
que re-educar al país en asuntos de valores. Que defender ideas, pensamientos o
sanas costumbres es asunto de dignidad y hay que hacerlo cueste lo que cueste. Por eso, voto para que reelijan a este señor
en el cargo.