Editorial: El Liberal, 13 noviembre de 2008
Regresó el pánico en diversas ciudades, incluida la capital del Cauca, por cuenta de la famosa caída de las llamadas ‘pirámides’, empresas captadoras de dinero que han proliferado masivamente, donde muchos incautos han depositado su dinero y resultado damnificados ante la sorpresiva fuga de sus promotores, sin explicación y rastro alguno.
Situación que degeneró en problemas de orden público, como ocurrió este martes en Santander Quilichao, ante el desespero de los frustrados inversionistas de la firma captadora “JEP”, que hacía escasas dos semanas se había establecido en el lugar.Como en ‘efecto dominó’ la caída pasó en pocas horas de población en población: Palmira, Buga, Tulúa, Candelaria, El Cerrito y Buenaventura, hasta llegar al Cauca.Popayán no fue la excepción.
La historia del mes de julio cuando cuatro empresas captadoras de dinero cerraron abruptamente sus puertas –el Trébol World VM, Inversiones Bonilla, Macro Inversiones, Inversiones Alina- sin que a la fecha existan responsables, volvió a repetirse. Ayer fue un día nefasto para muchas familias, que confiadas en los anuncios de los voceros de la firma DRFE el fin de semana, según los cuales cumplirían con sus ahorradores pero bajándoles el interés a un rendimiento menor, encontraron cómo el cierre de las oficinas en Pereira de la misma firma se repetía en esta ciudad.
La angustia de miles de ahorradores motivados por las noticias provenientes de diferentes ciudades los llevó a las oficinas de la citada empresa, en pleno centro de la ciudad, a reclamar el regreso de sus capitales, en hechos que concluyeron en disturbios y toque de queda.Al cierre de esta edición ya se hablaba de una cifra incuantificable de pérdidas, mientras en el Congreso de la República apenas se promovía una coalición de “darle dientes a la justicia” frente al tema.
Previamente, el Superintendente de Sociedades, Hernando Ruiz López, reconoció la incapacidad de respuesta para investigar la procedencia y operación de las llamadas ‘pirámides’ y trasladó el llamado a los alcaldes y a la propia Policía, para que estuvieran vigilantes de su actuación, así como del suministro de los documentos de respaldo. Sin embargo, es de anotar, que estos procedimientos son prácticamente inocuos, como se está comprobando, mientras exista la mala fe de sus promotores y millones de arriesgados ahorradores apostándole a “hacerse millonarios”.Seguirán los análisis sobre el carácter ingenuo y ambicioso de los colombianos, presa fácil del fantasioso esquema. Por el momento, ante una nueva tragedia económica para el Cauca, sólo hay lugar a repetir mil veces: ¡No hay derecho!!! direccion@elliberal.com.co