martes, noviembre 18, 2008

DE ESTO TAN BUENO SÍ SE PUEDE DAR MÁS



Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano

A quienes vimos el Debate en Semana por TVCable coordinado por la hermosa Alejandra y las imágenes de defensa del DMG, nos queda una pregunta en la lengua: ¿Será que el gran secreto, similar al de la “coke”, que se guardan los nuevos vendedores de “bienes y servicios”, es posible?

¿Será que es el mismo secreto que se camuflan en las arcas de los bancos y corporaciones convencionales, pero que éstos no lo comparten con sus clientes como lo hace DMG? Se le pide a esta firma que revele, por favor, su secretito, pero… ¿quién le ha pedido lo mismo a las entidades regulares que nos cuenten por qué ellos ganan tanto al final de cada trimestre, mientras sus ahorradores o inversionistas tienen que ver cómo sus pesos se dividen entre comisiones, gastos de manejo y volatilidad de los mercados?

El ingenuo ahorrador se acostumbró a meter la plata en los famosos CDTs y a recibir la mísera respuesta: “aquí su plata está segura aunque no gana sino apenas el mensual 1%”. Ofrecen un 10% anual de rentabilidad pero al final, entre comisiones y descuentos sólo llega la mitad, repartida en doce meses. Aquí está el secreto que ya todos lo sabemos. Y la ingenuidad se le ha acabado, al parecer, al grueso de la gente. Porque, en verdad, no son iletrados los que han acudido a las firmas que esconden su rabo entre iniciales. Son militares con charretera, jefes de oficinas, gente bien y también pueblo común los que se matricularon en esta escuela, para desgranar los cuernos de la abundancia del escudo.

Qué cuánto durará la cascada de utilidades ofrecidas, preguntaba el exsuperintendente financiero. ¿La preocupación es que acabe con la fe en las instituciones sagradas de la banca que también ofrece “bienes y servicios” pero no sueltan a sus clientes sino una miseria de sus ganancias? ¿La conmoción y la regulación alcanzarán también a estas entidades que tienen en recesión a EE.UU y al mundo entero?

El único pero que deja ver una cola de lobo peligrosa o la punta de un posible iceberg es la frase que soltó el defensor de DMG. “Que alguien nos diga dónde está la ilegalidad de mantener nuestro secreto”, de ofrecer la venta de tarjetas de servicios. Sonó muy parecido a lo que decía Al Pacino al aprendiz de la CÍA en la película: “La primera regla es: “No te dejes agarrar””. Esa es la clave que da el raro toque que tanto gustó en la música de Richie Ray.

El cliché que se nos ha metido en las narices de que de “esto tan bueno no se da tanto” se está cayendo. Se está creando una nueva fraternità, o “fidelización” a la colombiana para cambiar la casita roja o el lugar equivocado. O, ¿será que es la aleta de una nueva manera de concebir el lucro rápido que ofreció el narcotráfico a nuestros jóvenes en la década del 80?

¿Hasta cuándo se sostendría esta rara forma de ganar?, fue la pregunta. Nos sonó esa voz de respuesta del abogado, como aquella de José Alfredo y Alicia Juárez: “Si nos dejan nos vamos a querer toda la vida. Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo. Yo creo podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día. Si nos dejan, de todo lo demás nos olvidamos. Si nos dejan…”
17-11-08 10:35 a.m.

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