EL LIBERAL
Adjudicación de tierras, atención social, respeto por su autonomía, asesinatos de líderes y desplazamientos forzados, enmarcan las marchas de los nativos.
POPAYÁN El bloqueo que hicieran las comunidades indígenas el martes pasado sobre la vía Panamericana que dejó aislada a la región por unas horas del resto del país y que además hace parte de la declaratoria de asamblea permanente que los nativos han afirmado sostener hasta tanto el mismo Presidente se haga presente en su denominado territorio de convivencia y paz, ha generado una acentuada preocupación en las autoridades departamentales pero sobre todo en las nacionales, no tanto por el mismo hecho de la protesta sino por las vías de hecho que alteran el orden público en la zona. No obstante y aunque es evidente que en la región se siente una leve tensión por la 'toma' de la vía y por el posterior desalojo de los indígenas por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, en inmediaciones de Pìendamó, las protestas en el Cauca se repiten a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
Departamentos como Valle, Guajira, Risaralda, Chocó, Huila, Córdoba, Sucre, Atlántico, Norte de Santander y Chocó entre otros, también se encuentran en la misma situación, pero lo que más llama la atención de las autoridades regionales es que el asunto se vaya a complicar teniendo en cuenta que los ánimos con las comunidades indígenas se ha tornado difícil y violento y porque el país se encuentra polarizado frente a significativos temas de impacto en el nivel social como el Tratado de Libre Comercio y que causa especial rechazo en los nativos.
Manifestaciones pacíficas Aunque en el caso del Cauca, los indígenas han dicho que sus manifestaciones tienen un carácter pacífico y que si se han presentado acciones de hecho han sido como respuesta a las agresiones de la Fuerza Pública pero también porque es una manera que el Gobierno les preste atención, lo cierto es que el panorama se centra en una gran movilización y paro nacional que varios sectores sociales del país vienen planeando para el próximo 23 de octubre como respaldo a los indígenas que se encuentran en regulares manifestaciones y protestas. Por ahora en la región, el escenario con las comunidades indígenas todavía no parece aclararse aunque desde Bogotá arribaron esta semana a Popayán los viceministros de Interior y Agricultura para tratar de calmar los ánimos y mostrar las cifras de los índices de cumplimiento frente a los acuerdos pactados con los indígenas.
No obstante, los nativos han sido claros en afirmar que para ellos sólo es valida la asistencia del Presidente Uribe y no de otros funcionarios del gobierno ya que estos no tienen el suficiente poder de decisión con respecto a las problemáticas de tierras y atención social que han planteado en sus manifestaciones.Otras razones Sin embargo, hay que agregar otras explicaciones respecto de las movilizaciones iniciadas por los indígenas. Ellos mismos dijeron a través de un informe de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic que les preocupa los asesinatos de indígenas que desde el año 2002 ascienden a un cifra 1.240 y que a pesar de que en el año pasado los crímenes bajaron, no deja de ser alarmante las 66 muertes reportadas en lo que va corrido del 2008. A ello hay que sumarle que cientos de resguardos o zonas indígenas se encuentran ubicadas en zonas estratégicas y ricas en recursos naturales en las que hacen presencia grupos armados al margen de la ley y que crean rutas para el narcotráfico y talan el bosque para el cultivo de la coca.
También porque muchas empresas multinacionales, a juicio de ellos, vienen a explotar sus recursos y dañar la “Madre Tierra” por medio de la construcción de carreteras que alteran la armonía de la naturaleza. Incluso manifiestan que el conflicto armado en Colombia causa miles de desplazamientos forzados que los llevan a salir de sus lugares de origen para tener que desplazarse a los centros urbanos. Pero ante todo, las comunidades indígenas argumentan que se sienten en peligro de extinción debido a que de los 102 pueblos que hay en el país varios se encuentran a punto de desaparecer, incluso varios de ellos les quedan menos de 100 habitantes. Por último, los nativos sostienen que las tierra es su fuente de vida pero que el Estado no la ha respetado y menos su autonomía como pueblos ancestrales. En el Cauca esa es una de sus principales solicitudes y por ello se reafirman en las movilizaciones. Lo que se espera frente al actual panorama es que sea el diálogo el que prime sobre las acciones de hecho.