Diálogo franco y respetuoso
Editorial El Liberal 26 de octubre
Dos semanas cumplió la minga de resistencia indígena que motiva hoy la presencia del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez en la ciudad de Cali, a donde se trasladó la gran movilización que todos los días crece con el arribo de nuevas delegaciones de apoyo a la causa de los nativos.Se anuncia un diálogo franco y abierto que pareciera cerrar el capítulo de las agresiones y señalamientos mutuos protagonizado a través de los medios de comunicación en declaraciones directas, ruedas de prensa y comunicados, luego de los continuos taponamientos y choques sobre la carretera Panamericana, que arrojaron tres indígenas muertos y más de cincuenta heridos, entre ellos un agente de la policía que perdió sus manos por la explosión de una ‘papa bomba’, que han mantenido en ‘vilo’ a los habitantes de esta sección del país.Se espera que hoy, de manera directa, mirándose a los ojos, no a través del ‘diálogo’ virtual de los últimos días, en un ambiente de respeto mutuo y sin agresiones, el Jefe de Estado y los dirigentes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, se formule un verdadero escenario de diálogo que termine con la zozobra de los últimos días, y la repetida historia de los últimos años, que deja ya muchas pérdidas y un aire enrarecido, especialmente en torno a la imagen pública de esta región del país.El Gobierno Nacional anuncia la intención de “honrar los compromisos adquiridos de tiempo atrás”, producto de las movilizaciones registradas en esta sección del país en los últimos quince años.
Los indígenas, por su parte, plantean la urgencia de discutir los puntos motivo de la protesta: “derechos humanos, resarcimiento del buen nombre de los pueblos indígenas, cese de la agresión y ocupación territorial, adopción de la declaración de la ONU sobre pueblos indígenas, legislación del despojo y cumplimiento de acuerdos pactados con organizaciones y movilizaciones sociales”.La minga actual empezó como una protesta pacífica de las comunidades indígenas del Cauca concentradas en el resguardo de La María- Piendamó y con el paso de los días degeneró en un problema de orden público, permeado por la violencia de actores infiltrados, que enrareció la protesta social. Hoy el movimiento es una expresión social que se extiende por varios departamentos y está en la mira del mundo entero a través de la noticia que ha recorrido los cinco continentes.Voces con distintas miradas han recorrido y analizado esta nueva movilización, que para los caucanos no parece distinta. Como lo publicaba este diario el domingo anterior, las marchas, bloqueos, peticiones, actas y acuerdos han sido un elemento común en los últimos años, no sólo con el protagonismo de los indígenas.
En el tema de la convivencia como de la tierra en el Cauca hay mucha ‘tela qué cortar’ y en honor a la verdad, requiere franqueza y equidad, puesto que para muchos que ven el conflicto desde la dimensión de la noticia, los caucanos no son más que los victimarios de una minoría étnica que cada día gana más la atención del Estado.Las cifras presentadas por el presidente de la República en la alocución radio-televisada del miércoles, cuando se refirió al tema de la tierra, no pueden desestimarse. La propiedad rural en el Cauca ha cambiado drásticamente al tenor de estos conflictos y poblaciones como la afro colombiana, por ejemplo, aún no les llega su ‘cuarto de hora’.Las diferencias en la concepción política y el manejo de la tierra ya han dejado muchos rencores, muertos y violencia. Si bien son distintas visiones del mundo, no pueden seguir siendo el motivo de la constante confrontación y diálogos estériles, poniendo las altas cuotas ya conocidas.No debemos desfallecer en la búsqueda de fórmulas que permitan conciliar los intereses de los que aquí habitan: mestizos, negros e indígenas, pero el diálogo requiere franqueza como respeto.direccion@elliberal.com.co