martes, julio 29, 2008

Pedagogía del esfuerzo



POR: CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com



Resulta conveniente en este país fomentar y reproducir una ética y pedagogía del esfuerzo. Concientizar que no todos los medios son válidos para la consecución de los fines. Que el logro del dinero fácil sólo trae desolación, desdicha y lo que por agua viene por agua se va. Por lo tanto, si se trata de perseguir la estabilidad y tranquilidad económica, a ésta se puede llegar mediante años de trabajo honrado. Recordamos los comentarios de una anciana que a propósito de su modesta pensión de jubilación resalta el disfrute tranquilo de sus últimos años con la satisfacción del deber cumplido y de no deberle nada a nadie.
Desde hace varios años el apego al dinero fácil y al pronto enriquecimiento vienen haciendo estragos en la sociedad colombiana. Muchos ya no quieren estudiar ni trabajar pues ven más atractivo y lucrativo recurrir al facilismo o al delito. Olvidan que nada será tan valorado y apreciado que aquello que se adquiere con el trabajo y el esfuerzo. Casos hay de sobra en este país del final de personas que lograron amasar grandes fortunas con oscuros procederes.
Al paso de los años, cada vez nos hacemos conscientes de que si bien es cierto que el dinero es necesario, éste por sí solo no genera felicidad. Que prima el bienestar del alma, es decir, la tranquilidad de la conciencia. Algunos pensarán que es iluso hablar de estudio y de trabajo en una sociedad donde no se garantizan los derechos a la educación y al trabajo. Esto puede ser relativamente cierto. Sin embargo, son muchas las personas que no obstante las limitaciones económicas de las familias, logran salir adelante con el esfuerzo y la superación personal. El estudio y el trabajo son mantenidos como prioridades y no se prestan para coquetear con las tentaciones del demonio. Personas que aprovechan las instituciones educativas diurnas y nocturnas que ofrece el Estado en todas las modalidades académicas. Otras trabajan y estudian a la vez o acuden a préstamos pero no renuncian jamás a seguir adelante. Sirven de paradigmas a las nuevas generaciones.
Por eso es conveniente y necesario que en el seno de las familias, en las instituciones educativas, en las universidades se inculque la pedagogía del esfuerzo a los niños y a los jóvenes. En estos escenarios se debe enseñar y aprender que es posible construir una nueva sociedad, caracterizada por unos patrones de comportamiento acordes con la moral y los buenos principios. “Sufre el ambicioso de honores y riquezas”. Epicuro.

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