Del mismo barro
Por Luis Fernando Afanador Perez para www.ochoymedio.info
Una vez un joven escritor en ciernes me preguntó: “¿qué historia le gustaría leer que no haya leído?”. Como su pregunta no apuntaba a la literatura sino al éxito –cuáles son las historias vendedoras- y lo que él estaba haciendo era en realidad un disimulado estudio de mercado, no le respondí.
¿Cuáles son las historias que me gustan? Le respondo ahora, con varios años de atraso y con un ejemplo. Me gustan las historias como las que cuenta la película La visita de la banda, del director israelí Eran Kolirin. Historias que no buscan deslumbrar ni sorprender, que no tienen trucos baratos ni artificios escondidos, que simplemente quieren narrar algo en lo que creen, con sencillez y con verdad.
La trama de esta película es inventada pero es tan elemental que es posible. Y creíble. La Orquesta Ceremonial de la Policía de Alejandría, integrada por ocho miembros llega a Israel para tocar en la inauguración de un centro árabe. Por un error en la comunicación nadie lo está esperando y el decidido coronel Tawfiq Zacharya (Sasson Gabai) no se amilana ante la situación y se empeña en llegar a su destino pese a la escasez de dinero y las dificultades lingüísticas que, ciertamente, son de cuidado: en vez de tomar un bus hacia la ciudad industrial de Petah Tikva, toman otro que los lleva a Tikva, un pueblo en medio del desierto de Negev, donde no hay ninguna cultura árabe ni israelí que celebrar.
No hay nada salvo Dina (Roni Elkabetz), la dueña de un pequeño restaurante que los acoge y les ofrece posada por una noche porque ya no hay más buses que salgan de Tikva. No hay nada en ese pueblo desolado salvo unas personas que poco a poco empezaran a encontrar tan parecidos a ellos en sus anhelos y en sus pequeñas tragedias. No es más. De eso trata esta entrañable película: de lo que une a los seres humanos por encima de las guerras, las nacionalidades y los gobiernos.
Fundado en Madrid, en el año 2005. Por Marco Antonio Valencia Calle