DIEGO FERNANDO SANCHEZ VIVASd
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Desde los albores de la república, Colombia ha vivido innumerables guerras y conflictos, que han desgarrado su humanidad hasta lìmites insospechadas, han sido duros embates cada una con su componente propio de irracionalidad y barbarie, que han sumido a miles de familias colombianas en la tristeza, la desesperación y la muerte.
Por eso, el hecho del ingenioso rescate de 15 de los secuestrados en poder de las Farc, de Ingrid Betancourt, de los tres norteamericanos, y de los 11 soldados colombianos, sin que se haya disparado una bala y sin que se haya derramado una sola gota de sangre, constituye además de un acierto innegable de la polìtica de la seguridad democràtica del Presidente Uribe, de su Ministro de Defensa Santos y de las Fuerzas Militares colombianas, un triunfo contundente de la vida sobre la muerte, de la libertad sobre el oprobio, del ingenio y la inteligencia sobre el avasallamiento, un respiro de aire fresco, una luz en un camino a veces oscuro e incierto, y un ejemplo de que es posible resolver graves situaciones con talento, ingenio e inteligencia.
Con este golpe mortal a las Farc, se les está notificando a ese grupo guerrillero, que sus acciones constituyen un anacronismo histórico, que su tiempo está agotado y que en su encrucijada inevitable y su resquebrajamiento progresivo e inexorable, solamente les queda el camino de la reconciliaciòn, mediante un proceso de paz. Pero estos hechos no deben hacernos olvidar que existen en Colombia más de tres millones de desplazados, miles de secuestrados permanecen en las selvas, hay una gran concentraciòn de la riqueza y del poder polìtico, y conflictos sociales que no dan espera como las grandes deficiencias en el sistema de salud, una gran cantidad de colombianos que viven del rebusque en las calles, y cuyas soluciones "magistrales" Y "providenciales", de algunos legisladores es obligarlos a salir de sus pequeñas ventas en los semáforos, condenándolos inexorablemente al torbellino de la delincuencia, ¿O es que acaso se les va a permitir volver a sus parcelas para que trabajen su tierra, de la que fueron despojados? o el Estado les va a garantizar un empleo digno tal como lo ordena la Constituciòn?
Porque la paz no es solamente ausencia de conflicto, es ante todo presencia de justicia social, porque los desplazados, los que permanecen todavìa secuestrados, la inmensa masa de desprotegidos, los informales y los miles de heroes anònimos que todos los dias se levantan para sobrevivir, tienen tambièn una historia que contar y la redención de una segunda oportunidad sobre la tierra.