jueves, septiembre 18, 2008


POPAYAN, CIUDAD DE IGNORANTES
(POR: RODRIGO CERON CORONADO)

Me cuentan que hace unos años llegó un asesor brasileño de movilidad para ciudades visitó Popayán a petición del gobierno municipal. Extrañado, el sujeto observó la glorieta de la Lotería del Cauca y la de “La Toscana”. No se explicó el experto, como era posible que a las glorietas les hubieran puesto semáforos “es increíble” exclamó.

Cuento viejo. Pero lo que no vio el brasilero (gracias a Dios, pues le hubiera dado un síncope), es que en una de esas glorietas, en uno de esos semáforos mal puestos, exactamente en el que está sobre la carrera sexta, donde empieza la glorieta de la Lotería del Cauca, a un genio de esos de la Secretaría de Tránsito, o a un ingeniero muy vivo, o a un parroquiano común y corriente, le dio por poner un letrero con una flecha, indicándole a los que vienen en carros y motos que, aún cuando el semáforo esté en rojo, pueden pasar si vienen por el lado derecho de la vía. Un genio el tipo, tan genio, que la flecha del letrero mide como un metro de largo, es negra y vistosa sobre fondo blanco. Tan genio es el genio que debajo de la flecha, a menor escala pero aún visible, se puede leer “En rojo con precaución” en un tamaño que cualquier conductor puede divisar desde su auto o moto.

El caso es que, como si se le hubiera ocurrido a último momento a nuestro inteligente funcionario o ciudadano normal, escribió en letra muy pequeña, una advertencia que nadie lee, o nadie quiere leer, o nadie puede leer, o a nadie le da la gana leer, que dice “prioridad peatones”. Por ello, quienes quieren pasarse desde ese lado donde les dejan los colectivos, o desde ese mismo lado de donde vienen caminando quienes pasan por el parqueadero de Comfacauca, se exponen a dos situaciones:

1. No existe semáforo para peatones, por lo que hay que ver el de carros.
2. Cuando el de carros se pone en rojo, le toca esperar pues todos los automovilistas se tragan el semáforo.

Yo, que he sido víctima de casi atropello, le he reclamado airadamente a los conuctores, diciéndoles que “ESTA EN ROJO”. El resultado: “Que te pasa maricón” me gritó uno, “es que no vez que dice pasar? Imbécil?” me escupió el otro “acaso sos ciego mamón?” me insultó el siguiente. Indignado, me dirigí hacia los policías del CAI y les espeté que cumplieran con su deber e hicieran respetar la ley, o el sentido común o la integridad del ciudadano. Resultado: “Ahí dice que se puede pasar en rojo” y me dieron la espalda.

Ignorantes, pienso. Por el solo hecho de que esté en rojo y alguien camine sobre la cebra, es deber parar para dejar pasar a quien camina. Pero esto es Popayán señores, ya no existe ciudad bonita blanca y semana santas hermosas, esto es la galería, la mafia de los transportadores públicos, la ciudad de los huecos y las pirámides, la ley del más vivo, el pueblo de la contravía, de hacerse sobre la cebra, de frenar donde a uno le dé la gana, de asar carne y cocinar sopa en la calle.

Como seremos de ignorantes, que hasta en el centro comercial Campanario, donde a los arquitectos e ingenieros que lo construyeron se les ocurrió, como era de esperarse, hacer pasos peatonales en los parqueaderos. El resultado: Los carros pasan sobre ellos, mientras el peatón espera asustado. Y eso que ahí que dizque solo vamos los únicos payaneses educados y de buena familia que quedamos

El resultado: Popayán, ciudad de ignorantes.


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