Diógenes Díaz Carabalí
Por estos días se ha agitado el tema del problema limítrofe entre Huila y Cauca. Nada más importante que se aclare este problema, por el valor estratégico que poseen los recursos que involucran la zona (unos 34.6 Km2). Muchos gobernantes del Huila han visto con ojos de gordura el conflicto y han permitido aplazarlo indefinidamente. Está vigente la norma (Ley 14 de 1857) de que los límites entre Huila y Cauca, en el páramo de Puracé, comienzan donde las aguas de la cordillera vierten hacía el Oriente, entonces son muchas las hectáreas de las que se ha apropiado el vecino departamento.
Lógico que las autoridades actuales no tienen que ver con el origen del problema. En un comienzo los colonos ingresaron por Popayán y Coconucos, adueñándose de las tierras baldías de Moscopán, y posteriormente, presionando sobre los montes de páramo, han talado hasta llegar a zonas muy altas, deteriorando ostensiblemente la fábrica de agua y oxigeno.
La desatención de las autoridades, regional del Huila y local del municipio de La Plata, ha hecho que las comunidades asentadas en estos territorios acudan al Cauca para intentar la solución de sus problemas básicos de salud y educación, y, sin duda, los políticos del Cauca y del municipio de Coconucos-Puracé, han visto la posibilidad de capturar algunos votos construyendo una escuelitas, abriendo caminos, implementando un puesto de salud y servicio telefónico, deficientes servicios con que cuentan estas comunidades. Sus líderes entonces no se reconocen huilenses.
Mientras tanto se agudiza el despoblamiento del bosque de páramo; hace muchos años se acabaron las nieves perpetuas, e indiscriminadamente se extermina la flora con la explotación maderera y los depredadores con su cacería han diezmado la fauna. Como lógico, se nota el deterioro de afluentes importantes que proveen agua al Huila: ríos como Río Loro, Aguacatal, El Salado, Moscopán, no son hoy ni un tanto lo que eran hace veinte años, y con el riesgo de su definitiva extinción si no se toman los correctivos pertinentes.
El Huila debe recuperar su territorio para cuidar de su patrimonio, cuidar su parte de oxígeno y agua como activo de la humanidad. E importante también que muestre interés ante la población de esta zona y su problemática, distienda el aparente conflicto que se esta haciendo ver en el Cauca por los pírricos activos electorales de una población marginada y azotada por muchos agentes perturbadores, entre ellos la violencia. No debe haber otro interés para el Huila, porque lo prioritario es proteger lo que es nuestro: salvar nuestras potencialidades, si no queremos que en el futuro nuestra tierra perezca por deshidratación.