miércoles, septiembre 24, 2008

CUENTOS PARROQUIALES PARA TODO EL MUDO


HORACIO DORADO, FIRMANDO SU LIBRO
foto: manvalencia:

CUENTOS PARROQUIALES PARA TODO EL MUNDO



De: Mario Pachajoa Burbano


Amigos:

En una nota anterior nos referíamos al primer libro que ha empezado a circular del reconocido columnista del diario El Liberal, Horacio Dorado Gómez: "Cuentosparroquiales para todo el mundo". Hoy reproducimos el Prólogo de lamencionada obra, texto del Historiador Jaime Vejarano Varona.En El Liberal, Horacio Dorado Gómez escribe "Y el hecho inexorable se cumplió.Era una obligación, un compromiso que me había impuesto: escribir un libro.Todo el mundo tiene propósitos en la vida. Y a mí me faltaba ese para cumpliraquello de que, hay que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro.Pero no sólo para experimentar el éxtasis y el júbilo de mi propio espíritu,sino para ofrecer a los demás, unas lecturas al alcance de todos los de mi Parroquia tan cara a nuestros afectos, Popayán la ciudad por siempre amada."
Cordialmente,***



PROLOGO

al libro"Cuentos parroquiales para todo el Mundo"

de Horacio Dorado Gómezpor Jaime Vejarano Varona



Como un gesto generoso de su parte y exultante para mí, he recibido del Escritor y Periodista Dr. Horacio Dorado Gómez, el delicado encargo de redactar el prólogo a su primer libro que, bajo el título de “Cuentos Parroquiales para Todo el Mundo”, entrega hoy a consideración de los exigentes lectores de nuestra ciudad.


El autor de esta novedad literaria aspira con la publicación de su obra, a hacer tránsito del status de columnista de periódico, en que se ha desempeñado exitosamente por muchos años, al de escritor propiamente dicho Y a fe que lo ha conseguido por derecho propio .y con justo mérito.Este repertorio de cuentos y narraciones brotados de su imaginación, nos lleva en su variedad a conocer algunos episodios en que él ha actuado como protagonista, o de los cuales ha sido testigo, así como a recrearnos con el resultado de su creatividad literaria, con sucesos que pudieron haber ocurrido en este entorno parroquial; o que simplemente son producto de su mente inquieta y recursiva.El Cuento, como producto literario, es una narración de sucesos reales o imaginarios.


En los albores de la civilización el hombre no escribía; solo hablaba de las cosas que cotidianamente experimentaba y que conservaba en su recuerdo, pero a medida que sus relatos se sucedían y eran reproducidos oralmente por quienes los escucharon, se fueron modificando, con nuevas versiones, a la manera del juego llamado “el teléfono roto”, en que cada uno repetía, no muy fielmente, lo escuchado y le agregaba algo más de su imaginación, hasta el punto de que el producto original no correspondía, en manera alguna, con el final.


El origen del universo y la génesis del ser humano, es quizá el primer cuento que inventó el hombre; lo repitió él mismo y lo reiteraron nuevas generaciones, hasta que vino a convertirse en una verdad aceptada e incontrovertible y quedó en la mente como un axioma que convertido a religión, reemplazó la investigación científica sobre el origen de la humanidad..Tradiciones y narraciones se acumularon de manera tan repetitiva que vinieron a traducirse a crónicas historiales.


Decires y supuestos fueron incorporándose a esos relatos fantásticos, para crear ficciones tales como las contenidas en esa Historia Sagrada que nos enseñaron y nos hicieron aprender en las aulas escolares hace ya mucho tiempo, y que debíamos tener por verdad revelada: el cuento se iniciaba con Adán, formado de polvo mundano y soplo divino y Eva sacada de una costilla de Adán. Y, para que nada faltara en el paraíso, la serpiente y la fruta del árbol prohibido.


Y aquí nació también la primera disculpa ideada por el hombre: “que yo no fui, que fue Eva; que yo tampoco fui, que fue la serpiente”. Y, así, nadie tuvo la culpa de nada.Y cuentos fueron la lluvia de maná en el desierto, el paso de Moisés por el mar Rojo, una barca soportando el más grande zoológico nunca conocido, Jonás engullido por una ballena y vomitado tres días después en perfecto estado de salud.


El cuento es pues una ficción imaginativa y más o menos verosímil. Lo mítico narrado y convertido en versión comprensible y por tanto creíble. Y que de fábula, alegoría o relato fantástico, amén de espantos y apariciones, llegan muchos a tener como sucesos reales.Cuentos épicos, cuentos de hadas, cuentos orientales, como los de Las Mil y una Noches, Aladino y su Lámpara Maravillosa, Alí Babá y sus cuarenta ladrones y tantos más como Caperucita Roja, Alicia en el País de la Maravillas; o narraciones escalofriantes como las de Edgar Allan Poe, hacen de este género literario un acerbo de utopías para recrear la imaginación.Como género cultural, el cuento está exento de rígidas normas y preceptos. Puede contener situaciones absurdas e imposibles.


No requiere ajustarse a la verdad ni resiste el escrutinio de su comprobación. Pero debe ser sencillo y narrado con cándida credibilidad para retener el interés y amenidad que lleve al lector desde su título hasta su punto final, por absurdas que parezcan las situaciones en él contenidas.


Pues bien; el libro que hoy nos presenta nuestro distinguido amigo, está encuadrado en las apreciaciones anteriores. He tenido la satisfacción de recrearme en su lectura en borrador, como privilegiada primicia.


Nuestro anfitrión, hoy ya escritor, Dr. Horacio Dorado Gómez, autor de este libro, tuvo el cuidado de distribuir los títulos y contenidos, acatando la imaginaria secuencia de un menú para el ágape de contenido intelectual que ofrecería a sus comensales convidados. E inicia el convite con dos aperitivos, licores blanco y rosado, bajo los nombres de “El infalible cartero” y “Turbulentos amores de la Adolescencia” que nos estimulan y nos abren la expectativa para lo que ha de seguir; continúa con un par de entremeses o pequeños bocados, como para excitar las papilas gustativas del lector: “Corre Jonathan, corre …” y “La gratitud del hombre”.Viene luego un apetitoso caldo con el título de “Muerte bajo un madero”.


Y acatando el decir de los españoles: “después de la sopa, la copa”, nos invita a brindar con un vino seco, aunque algo áspero, oferente y gustativo, “Crimen bajo el puente”.Hemos llegado al plato fuerte y nos sorprende con la fuerza narrativa, impactante de “Crónica Testimonial de un sangriento retorno”Es, ahora, el momento de los postres servidos en elegantes charolas con el diseño de “El gamonal” y “Como ordene, mi Capitán” para luego abandonar la mesa y pasar al salón contiguo a disfrutar de la sobremesa, con el título “Detente, hijo”.


Este es, apreciados amigos, el banquete espiritual, de la obra que nos ofrece el Dr. Horacio Dorado Gómez, a que hemos sido invitados y que disfrutaremos con auténtica delectación.Señoras, señores: la mesa está servida. Pasemos a manteles

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