sábado, septiembre 13, 2008

LOS LUNARES DE LA LUNA


Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano

leoquevedom@hotmail.com


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Es una perogrullada, lo confieso. Pero me voy a meter a ladrarle a la luna porque es posible que no me oiga ni tenga celular digital terrestre.

Por algo será que la Luna se atreve a salir sólo de noche. Porque siempre cambia de cara y de vestido. Nadie se le ha podido acercar mucho, mas supongo que el perfume es distinto para las noches claras y calientes o bochornosas y húmedas. A veces pinta su cara de rojo, otras sólo deja ver un medio rostro con su rebozo terciado. Se ha dado por pensar que algo quiere ocultar. Este mundo es atrevido y el periodismo todo lo quiere pescar.

Los astrónomos no han podido disimular, entre tanta mirada indiscreta, como voyeristas nocturnos o expertos taxidermistas, por qué hablan de manchas lunares y de eccemas o erupciones en su cara. Con sus telescáneres le han visto debajo del maquillaje unos puntitos grises que el humano llama lunares. ¿Será eso virtud y adorno de pelirroja o será eso carate, sarna o cáncer incipiente?

¡Ah…! Habráse visto, señores, ¿que la ciencia la haya metido en chismes? Eso es falta de respeto para Dama tan fina y de tan delicados modales. Que ella sea recatada y jamás salga de día no significa que sea deforme o sufra de algún herpes penoso. Todos sabemos que en su casa sólo la vemos de noche y que duerme todo el día. Desde que el sol es sol y brilla, nadie la visto salir con nadie ni le conoce haber dado un mal paso. Tiene en su neceser de vidrio y en su guardarropa lo mejor de Lagerfeld y los “arreglos” son de Chanel. No conocemos qué peluquero la asiste ni quien le empolva la cara. Pero entre más le pasan los años, mejor se ve su aspecto. Y hasta los lunares le lucen y provocan comentarios.

Así ocurre con nuestras terrenas divas. Todos las queremos lindas, bien puestas, que no las toque ni el viento y que estén al abrigo de cualquier mirada obtusa. Que ojalá no las reseque el tiempo, que sus hojas jamás se mustien ni que a sus ojos una patita en su esquina los afee. Y que si algún lunar posee que sea en lugar oculto a la malicia.

¿Porqué a una cara linda, de una señora de anteojos, bien puesta, de la noche a la mañana, le hemos encontrado lunares en donde el telescopio no había llegado? ¿Es el hombre tan villano que quiera ver reparos donde apenas se levanta el otro faz de la moneda? ¿O será que el famoso dicho que bajo el sol todo se verá algún día, viene a hacerse palpable? ¿Será por ser mujer Palin que el mundo se le vino encima? ¿Será la moral algún día sanción social para quien intenta compartir la torta política? ¿O prevalecerá la norma de El Príncipe que el poder se sirve de su fuerza y utiliza cualquier medio de ataque para conseguir lo que se propone?

Ayer no más los periódicos la tildaban de alcahueta madre, de puritana contradicha y hasta el novio de su hija grávida evitaba su presencia.. Hoy después del desfogue en su discurso es una heroína por lanzar dardos con fuego a Obama y olvidarse de su moralista prédica. La política hace pactos hasta con el diablo, dicen los que saben del oficio. Y es un detergente líquido que arranca hasta los lunares. El telescopio sigue en su habitual paneo hasta que en las urnas el pueblo diga si Palin era la fórmula perfecta o terminó por fin con el rubicundo McCain.
04-09-08

7:50 p.m.

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