MARCO ANTONIO VALENCIA
valenciacalle@yahoo.com
Una línea fugaz se desplaza por mi oriente, se mete entre los entrecejos de la luna y me dice que duele en los recuerdos. Una línea de ojos azules y mirada esquiva, de belleza espléndida y sueños atrancados en silencios que no se dejan ver por ninguno de los parques de esta vida ya corrida, sin desiertos ni campamentos en la inmensidad de la noche. Es una línea que se disfraza a cada rato de todo lo que puede, y que por eso, todos la reconocen pero que nadie sabe quien es a ciencia cierta, ni donde pone sus extravagancias, o si el fruto de sus historias de papel permitan que alguien la conozca más allá de occidente, donde hay estrellas vivas y hasta luceros de colores.
Es una línea traicionada por el viento, de palabras dulces y acento suave, de risa y sonrisa contaminada por los olores de una rosa de jazmines en septiembre. Cuando el agua la recorre en la mañana para el hábito del baño, se estremece sin saber que el frío no es un frío, que lo que siente de verdad es el beso transparente del espíritu de las aguas, que no puede pasar por su vida sin maravillarse por su hermosura.
Nada la abandona, su vida de línea curva o segmentos de horizontes oblicuos, esta plagada de todas las tristezas del mundo, así como de todas las aventuras que le faltan por vivir. Si le miras las líneas de la mano tal vez puedas adivinar que hay un barco de alegrías a su espera para llevarla al inicio de sus incertidumbres.
Me provoca confesarle que si derramo este vino sobre sus ojos es para iniciarla en los secretos de la erótica desconocida, al tiempo que provoca dejarle de enigma este mar de silencios para que continúe hasta el fin con sus embrujos, tan sola como siempre, tan acompañada como ha vivido.
Es tarde, las estrellas fugaces que dan esperanzas ya no pasan, y he perdido la oportunidad de vivir todos tus misterios. Es tarde, a esta hora el estanque de los deseos no reciben monedas, y no hay boletos para ese concierto de promesas, con fugaz de jazz para evadir el maravilloso encanto del beso envenenado que es la vida. Es tarde y en mi apartamento no suena otra cosa que los sonidos maravillosos de un saxo en honor a una semana de Jazz que nos despertó la emoción, la erótica y la imaginación descontinuada, en esas líneas musicales que se pasearon hasta el sur, hasta tu casa y la mía.
*Colofón: Gracias a los organizadores del II Festival Internacional de Popajazz 2008. A los patrocinadores y a los artistas que se hicieron presentes.