jueves, julio 19, 2012

UN CAUCA FUERA DE CONTROL, EDITORIAL EL LIBERAL


Un Cauca fuera de control

El pasado 11 de julio, el presidente Juan Manuel Santos arribó con una comitiva de más de 70 personas, medio gabinete y un inmenso dispositivo de seguridad a la plaza principal de Toribío, en el Cauca.
El pasado 11 de julio, el presidente Juan Manuel Santos arribó con una comitiva de más de 70 personas, medio gabinete y un inmenso dispositivo de seguridad a la plaza principal de Toribío, en el Cauca.
Y tal como lo hizo ayer al llegar a Popayán para presidir otro consejo de seguridad, en esa fecha quería demostrarle al país que lo que había pasado en ese departamento la semana anterior, es decir, los ataques con “tatucos”, la muerte de un niño por una bicicleta bomba, el secuestro de dos pilotos de un helicóptero que luego fue incendiado, y la arremetida de las Farc contra Toribío eran “hechos aislados”, que para nada significaban la pérdida de dominio del Estado sobre la región y el empoderamiento de la guerrilla.
Días antes, el Presidente afirmó: “La Fuerza Pública tiene el control total y protege a la población”.
Sin embargo, mientras Santos daba su discurso y realizaba su Consejo de Ministros en Toribío, la guerrilla atacaba en los cerros aledaños y trataba de impactar los helicópteros que sobrevolaban la zona, mientras el Ejército respondía con sus ametralladoras.
Como si fuera poco, quienes se dirigían por la vía hacia esta población, fueron detenidos en dos retenes y luego de ser indagados por su identificación, se les permitía el paso con la instrucción: “Díganle al Presidente que para llegar a Toribío tuvieron que pasar por un retén del frente sexto de las Farc”.
A todo esto sumémosle los indignantes hechos ocurridos en el cerro Altos de Berlín donde las tropas fueron expulsadas de sus posiciones, la muerte de un civil en inmediaciones de un retén militar en zona rural de Caldono y la posterior retención de este grupo de soldados por parte de la Guardia Indígena… Pero Santos insiste en que nada extraordinario pasa en el Cauca y que la región está bajo control.
Ahora los indígenas, desesperados de estar en la mitad del fuego, avanzan hacia el lugar de los enfrentamientos, dejando atrás barricadas del Ejército y retenes de la guerrilla, para pedirles a las dos partes que paren los enfrentamientos y que los dejen vivir en paz. Para ello, pidieron la mediación de alguien neutral y propusieron al exjuez español Baltasar Garzón.
Pero para el Presidente, el movimiento indígena está infiltrado por guerrilleros y no se necesita de ningún mediador, porque todo está bajo control.
Nada que hacer, y solo queda aceptar desde todas las posiciones sociales en el departamento, que lo que está pasando en el aquí es una bomba de tiempo. Y ningún favor le hace a esta situación la terquedad del Presidente en insistir en que allí no pasa nada, cuando los hechos son evidencia de todo lo contrario.
Santos no puede seguir pretendiendo que no pasa nada en materia de seguridad y que lo del Cauca no es más que un arrebato de las comunidades indígenas sin ninguna consecuencia.
Es  hora de que el Presidente haga un alto en el camino y corrija su esquema de trabajo en seguridad, pues es precisamente la forma como ha manejado el orden público la que mayor desaprobación ha recibido en su gestión y la que más ha aportado a su caída en las encuestas.
Lo que está pasando en el Cauca es muy grave, y es necesario que el Gobierno tome medidas y asuma la realidad de la situación, antes de que todo allí se salga verdaderamente de madre.

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