GUERRA EN EL CAUCA: COLUMNISTAS
¿Qué nos sucede?
POR RUTH CEPEDA VARGAS
EL LIBERAL
El Cauca siempre ha caminado detrás de un sueño: sus dirigentes. ¿Quiénes?... Siempre han sido los mismos. Con las mismas promesas y el mismo idioma. La misma negligencia e igual politiquería. Por lo tanto: idénticos resultados. Hoy este departamento sobrevive dentro de una atmósfera bastante espesa. Terriblemente incierta y rodeada de preguntas que nadie responde. El Estado no existe sino para hacer promesas cuando viene a visitarnos. Promesas que se las lleva el viento y todos reaccionamos igual: el silencio y la total pasividad sean cual sean sus consecuencias.
Es difícil trabajar y creer que esto ha de cambiar si todos nos asomamos a nuestras ventanas y balcones a esperar que “pase la procesión” para hacer los comentarios del caso como si nosotros no estuviéramos incluidos en este paseo.
Dice El Espectador: “Qué pocos momentos de paz han tenido los caucanos desde que las inefables Farc decidieron atrincherarse en esta región. Son el departamento que mejor representa la realidad del conflicto armado”. Y hoy por hoy Popayán también muestra el mayor desempleo del país. Y esta es una disculpa para que se acepte el desbordamiento de ventas callejeras cuando hace ya unos dos o tres gobiernos pasados este doloroso boquete que ayudó a su elecciónempezó a abrirse.Promesas y promesas que nunca se cumplen, pero que al mismo tiempo esta solapada forma de gobernar acepta, cooperando a que Popayán, hoy por hoy, sea un inmenso y caótico mercado en su antes orgulloso y respetado centro histórico del cual ya no queda sino el recuerdo. Dice el gobernador “que falta una mayor inversión social en los municipios de esta zona”.
“Pide más presencia, no en términos de balas y uniformados, sino de escuelas y hospitales”.
Mientras exista esta atmósfera de guerra el Estado seguirá prometiendo y el Cauca continuará esperando milagros del gobernante de turno. Yo me inclino a pensar que hoy por hoy ya en esta ciudad no existen partidos políticos sino amiguismos que les importa un bledo lo que pueda suceder en el futuro. El piso en que nos movemos es frágil, peligroso, sorpresivo. “Existen varias teorías acerca de por qué este territorio se presta para que la violencia fluya como pan de cada día. Hay factores obvios como la complicada geografía que hace difícil e intricado un plan claro de combate. Y encima de todo está el narcotráfico”sigue diciendo El Espectador. ¿Y entonces qué hacemos?... Esperar un milagro mientras todo se derrumba a nuestro alrededor? Es muy poco o casi nada lo que hoy por hoy podemos los habitantes de esta ciudad hacer por ella. Desde hace mucho tiempo oímos cada noche los helicópteros sobrevolar la ciudad. Hace mucho tiempo que cada gobierno de turno promete mejorar el entorno. Hace mucho tiempo que vemos, silenciosos, cómo esta ciudad va descuadernándosea la vista de la absorta caravana…” “Ya se hizo tarde para vigilar al Cauca- dice el Espectador. Es imposible que los gobiernos se mantengan pasivos frente a este incómodo elefante que se yergue entre Nariño y Huila”.