jueves, julio 19, 2012

¿DE QUIÉN ES LA GUERRA¿

¿De quién es la guerra?
Por Harold Mosquera

Las comunidades indígenas cansadas del conflicto armado han decidió, con la fuerza de sus usos y costumbres, sin armas de fuego, apoyados en la palabra, reclamar a los actores del conflicto armado, tanto insurgentes como del ejército, que se retiren de su territorio, que los dejen vivir en paz. El Gobierno Nacional anuncia que la guerrilla ha infiltrado a las comunidades indígenas y por tanto no va a retirarse de esos territorios que forman parte de la nación, un sector de la sociedad civil ha decidió tomarse el Consejo Regional Indígena del Cauca para exigir a los indígenas que cambien su actitud, los guerrilleros a un kilometro de dónde el Presidente Santos hacía su alocución en Toribío, manifestaban que se retiraban solo si la policía hacia lo propio.

Mientras en Guapi, Timbiquí, López de Micay, el Norte del cauca y el Patía las comunidades afro caucanas padecen los rigores del conflicto armado sin hacer manifestación alguna que evidencie organización o unidad frente al estado de cosas. Pero ocurre que, los militares que combaten en nuestro Departamento son muchachos pertenecientes a familias humildes, que por necesidad o por obligación han terminado metidos en una guerra a la que apuestan su vida sin tener claro por qué. Los guerrilleros en su mayoría son menores de edad y muchachos que sin alternativa alguna de vida decidieron tomar el camino de las armas, unos por necesidad, otros por obligación y algunos en procura de alcanzar un ideal, que al parecer nunca se logrará, porque el efecto perverso del fenómeno del narcotráfico ha contaminado de tal forma la guerra que ya no se puede hablar de ideales o principios. Frente a tantas y tan diversas posturas se pregunta uno, de quién es la guerra, si todos queremos que nos dejen por fuera de ella, si pretendemos que los niños vestidos de guerrilleros o militares no somos nosotros mismos en cuerpo ajeno.

Al final, la guerra es de todos, la guerra nos duele y nos afecta a todos y nadie puede pretender que lo excluyan del conflicto armado porque todos estamos poniendo combatientes y muertos. En qué familia no hay cuando menos un joven caído en la adicción de las drogas, que son el combustible que financia de manera incesante el conflicto. Quién no tiene un amigo, conocido o familiar narcotraficante, activo, muerto, preso o extraditado. Quien no conoce a un secuestrador o a un secuestrado, a un político o a un desempleado, a un millonario o a un indigente. De toda nuestra inequidad, de tanta injusticia, de tantas diferencias, de tanta discriminación, de tanta intolerancia, de tanto abandono de tanta invisibilidad es la guerra. Por eso es de todos y nadie puede pretender que lo excluyan del conflicto armado como si fuera de mejor familia que los demás. Todos tenemos que salir de esto, a todos nos corresponde buscar una salida que no sacrifique más la paz y la vida en beneficio de la guerra y de la muerte.

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