domingo, julio 15, 2012


Desafío indígena en el Cauca

" style="border: 0px; color: #393939; font-family: DroidSerifRegular, Georgia, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 1.3em; margin-bottom: 8px; margin-top: 2px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: -webkit-auto; vertical-align: baseline;"> Por: | 

Su movilización contra la guerrilla y la fuerza pública complica aún más el panorama.

"Que los actores armados no estén más en nuestro territorio; la guardia indígena está presente". Esta frase -traducida de la lengua nasa- resuena desde esta semana como un mantra en las montañas de Toribío, Miranda, Corinto y otros municipios del norte del Cauca, donde este grupo de indígenas han levantado sus bastones de mando para exigir la salida de la guerrilla y de la fuerza pública de la región, una opción rechazada de plano por el Gobierno y que los expertos consideran a todas luces inviable.
Quienes conforman este ejército sin uniformes ni armas son hombres, mujeres, médicos tradicionales, ancianos y hasta niños pertenecientes a la guardia indígena, una institución nacida en el 2011 en el seno del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) ante el recrudecimiento de la guerra en esas montañas.
La 'rebelión' es pacífica, pero no simbólica. Desde la primera acción, la retirada el lunes de las trincheras que la policía había instalado en el casco urbano de Toribío, el movimiento ha ido tomando posiciones en varias de las poblaciones más castigadas y ha conseguido una repercusión internacional inédita.
La cruzada cuenta, según sus líderes, con el respaldo de los resguardos del norte del Cauca, de unos 3.000 guardias indígenas de Toribío y de 10.000 en todo el departamento. Pero su verdadera fuerza, aseguran, radica en "una historia de lucha de 500 años", de la que recuerdan capítulos como el enfrentamiento de la cacica La Gaitana contra los conquistadores españoles en el siglo XVI o el levantamiento de Quintín Lame de 1914, el germen de la lucha indígena por la tierra en esta zona.

Las reivindicaciones

Revestidos de esta suerte de mística ancestral, aseguran que los siete días de movilización que llevan hasta ahora son apenas el principio de una reivindicación que incluye no solo la expulsión de los actores armados, sino también el respeto de la autonomía y de las autoridades indígenasy que se les permita un diálogo con la guerrilla para facilitar una negociación. "La llave de la paz es de todos", afirma Luis Acosta, quien hace parte del equipo de Coordinación Nacional de la guardia indígena.
La gota que derramó el vaso de los nasa -ganadores en el 2000 del Premio Nacional de Paz- fueron los ataques de las Farc el pasado fin de semana en Toribío, que dejaron 11 personas heridas y cientos de desplazados. Los indígenas tienen perfectamente inventariadas las atrocidades que motivan su levantamiento. "Desde 1983 llevamos 14 tomas, más de 400 hostigamientos y centenares de heridos", señala Marcos Yule, gobernador del cabildo de Toribío.
Muchos de estos ataques los han llevado a protagonizar movilizaciones similares, como la del 2007, cuando unos 400 miembros de la guardia indígena se desplazaron en chivas hasta San Vicente del Caguán (Caquetá) para rescatar a tres miembros de su comunidad secuestrados por las Farc. Tras 20 días de presión, lograron llevarlos de vuelta al Cauca.
"Guerrilla, paramilitares y fuerza pública, en su objetivo de atacar al otro, causan desplazamiento, muertos y heridos", dice Gabriel Pavi, exalcalde de Toribío y consejero indígena, que en 1997 fue declarado maestro de la sabiduría por la Unesco.De ahí su resolución de hacer control territorial y no permitir más acciones bélicas en la zona.

Demostraciones de poder

Completamente desarmados, los indígenas les han plantado cara a guerrilleros, militares y policías, y hasta el momento han ganado todos los pulsos. El mismo día que desmantelaron las barricadas de Toribío, unos 300 indígenas increparon a dos grupos de guerrilleros que realizaban retenes en los alrededores. "Se les dijo que los hostigamientos que realizan afectan a la comunidad y que debían retirarse de las proximidades del municipio".
El martes, en el segundo día de su avanzada, otros 500 se tomaron el cerro Las Torres, donde tiene asiento una base militar que custodia tres antenas de comunicaciones. "Hubo un intento de contener con gases a la comunidad, pero ante la cantidad de gente que llegó, pararon esa acción", narra un líder comunitario.
El miércoles, mientras el presidente Juan Manuel Santos adelantaba un consejo de ministros en Toribío, la guardia indígena fue informada de que la guerrilla había instalado dos retenes en la vía que de este municipio conduce a Caloto, y varios grupos salieron en su búsqueda. A dos kilómetros los encontraron y les 'incautaron' seis cohetes. "Los llevaban tres guerrilleros. Los queríamos 'juetiar', como remedio para sacarles el demonio que llevan por dentro, pero no los alcanzamos", cuenta uno de los hombres que participó en la acción.
Algunos reconocen que en varios momentos de tensión ha habido temor de que les disparen, pero advierten que la utilización de la violencia en su contra solo acrecentaría la movilización. El principio fundamental de la guardia indígena es la defensa de la vida, pero el coordinador Feliciano Valencia es tajante: "Si toca poner muertos, tocará, pero este proceso no se para".

Ceder el control sería inconstitucional

La 'rebelión' en la que entró la comunidad indígena en el Cauca y con la que ha justificado la destrucción de trincheras de la Policía y del Ejército para sacar a la Fuerza Pública y a la guerrilla de las Farc del norte de ese convulsionado departamento es inviable para los constitucionalistas.
Si bien los indígenas alegan que la Constitución, en los artículos 246, 321, 329 y 330 reconoce la autonomía de sus comunidades, expertos aseguran que los derechos de los indígenas no pueden afectar la seguridad nacional."Las autoridades indígenas son autoridades públicas de carácter especial, con investidura reconocida por la ley. Cuando se plantea expulsar a los actores armados es porque se va a asumir el control social y territorial sobre este, como autoridad pública", dijo Luis Fernando Arias, de la Organización Nacional Indígena (Onic).
Sin embargo, el exmagistrado de la Corte Constitucional y exdefensor del Pueblo Jaime Córdoba Triviño aclaró que la Constitución y el Derecho Internacional Humanitario sí otorgan una protección especial a las comunidades indígenas en el conflicto, pero eso no significa que tengan el derecho de sacar a la Fuerza Púbica.
"Los indígenas, en el contexto del conflicto, tienen un estatus de personas protegidas por la aplicación del principio humanitario de distinción. Pero eso no se traduce en que la Fuerza Pública no pueda ejercer presencia y realizar operaciones, incluso en territorios indígenas, para cumplir con su misión constitucional de confrontar a la guerrilla y proteger a la población en general", explicó Córdoba Triviño.
Esa misma opinión tiene el exprocurador Carlos Gustavo Arrieta, quien explicó que el mandato constitucional dice que la Fuerza Pública debe estar en todo el territorio nacional. "No hay una zona vedada, así sea territorio indígena", dijo. Y agregó: "Los territorios de estas comunidades no son zonas independientes. Si bien el Estado ha reconocido a estas poblaciones unos privilegios -como tener una guardia indígena para ejercer control sobre determinadas conductas en su territorio-, eso no los sustrae de la condición de ciudadanos ni de someterse al cumplimiento de la Constitución".
Pero la Onic insiste en que la guardia indígena está llamada a ejercer control social y territorial por la defensa de sus vidas.
"La declaración de Naciones Unidas establece que no se podrán militarizar los territorios indígenas a menos que se haya concertado con la comunidad, o que la comunidad lo solicite, o por razones de orden público, como ocurre actualmente. Esa concertación no se ha dado", manifestó Arias.
Precisamente, el exmagistrado Córdoba Triviño explicó que en estos casos, en los que comunidades protegidas han quedado en medio del conflicto, "lo que se debe hacer es una invocación de las partes para que no pongan en riesgo a la población indígena".
Lo cierto es que todos los expertos coinciden en que las vías de hecho en este caso no tienen fundamento jurídico. Incluso, el exprocurador Arrieta advirtió que, si se insiste en esa conducta, los indígenas podrían incurrir en faltas sancionables o delitos. "Decir que ellos pueden manejar la seguridad y que pueden sustituir a la Fuerza Pública es inconstitucional", concluyó.

Una batalla de más de 50 años

Casi desde sus orígenes, a mediados de los 60, las Farc inscribieron con sangre su nombre en la historia del Cauca. En una de sus primeras acciones, directamente comandada por 'Manuel Marulanda', atacaron a bala un bus escalera en Inzá. Entre las víctimas mortales, 17 en total, quedaron dos monjas, que figuran en la larga lista de condenas contra el fundad or de ese grupo guerrillero.
En un escenario propicio, marcado por la difícil geografía -algunas de las montañas más altas del país y selvas inexpugnables en la costa del Pacífico-, el abandono estatal y la pobreza de sus habitantes, los grupos ilegales han construido una amplia red logística y militar que no solo defiende sus corredores de seguridad, sino los cultivos de coca, que llegan a las 6.000 hectáreas, y sobre todo de marihuana.
En el Cauca se cosecha la 'punto rojo' y el 'cripi' -dos de las variedades de 'yerba' más valoradas en el mercado ilícito-. Además, desde esta zona, las Farc se conectan con puntos de retaguardia claves: Huila, Tolima, Caquetá, Putumayo y Nariño.
Catorce frentes guerrilleros están dedicados a proteger su principal fuente de financiación y a mantener la presión en esos corredores estratégicos. La 'máquina' del terror está concentrada hoy por hoy en el frente sexto y la columna móvil Jacobo Arenas.
Los dos hacen parte del comando conjunto de occidente de las Farc, cuyo máximo jefe es Francisco González, alias 'Pacho Chino', un indígena que hace 25 años se unió a la guerrilla y hoy es considerado uno de los objetivos principales de las autoridades.
Su centro de operaciones está en Suárez, donde el año pasado cayó el máximo jefe de las Farc 'Alfonso Cano'. Sus hombres de confianza son precisamente los jefes del sexto frente y de la Jacobo Arenas, con incidencia en Toribío, Corinto, Miranda, Padilla, Caloto, Caldono, Jambaló, Morales, Inzá, Páez, Belalcázar e incluso Santander de Quilichao.
En esa zona se esconde el emblemático guerrillero Miguel Pascuas, alias 'Sargento Pascuas', jefe del sexto frente y quien por su edad quedó a cargo de las políticas ideológicas de esas estructuras. Su segundo hombre y quien realmente maneja el brazo armado es alias 'Jaimito'. También está Carlos Patiño, alias 'Caliche', el jefe de la Jacobo Arenas.
Estos cabecillas han instalado escuelas de entrenamiento -tanto militar como ideológico- y de trabajo de milicias o las hoy llamadas redes de apoyo al terrorismo (Rat), que operan en los cascos urbanos y no solo entregan información, sino que utilizan a la población civil para refugiar a guerrilleros.
¿Por qué es tan difícil para la Fuerza Pública controlar esa zona? En el Cauca hay hoy por lo menos 8.000 hombres de la Policía y el Ejército concentrados en combatir a las Farc y, pese a eso, el departamento sigue siendo foco de hostigamientos y ataques constantes de esa guerrilla.
El Centro de Estudios de Seguridad de la Universidad Sergio Arboleda señala que el año pasado ocurrieron 103, y este año, a junio, iban 47, aunque el Ejército insiste en que muchos de ellos son respuesta a la ofensiva de la Fuerza Pública en zonas a las que antes no llegaban.
Pero es innegable que a las condiciones agrestes de la región, que terminan favoreciendo a la guerrilla, se suma la desconfianza de los pobladores y de la comunidad indígena en la Fuerza Pública y el mismo Estado, al que por décadas le han reclamado vías y oportunidades.

Iván Noguera
Enviado especial de EL TIEMPO
Toribío (Cauca)
104 comentarios
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calbbesHace 16 minutos
Es apenas lógico que todo el mundo trate de sacar partido de un gobierno pusilánime y cobarde como este. Desde que el pelagatos que tenemos de presidente empezó a posar de prohombre con todo el mundo supimos que es cuestión de hablarle duro o desafiarlo para ganarle el puslo. Por ningún motivo vamos a permitir que Colombia se despedace aceptando propuestas ridículas de los indios ni de nadie. Este sería el principio de la victoria de las farc porque significaría que solo tendrían que atacar a la gente para que esta se rebelara y exigiera la salida de la fuerza pública para poder negociar libremente con las farc cuanto les van a cobrar por sacar la droga. Que viva Colombia, pero libre, digna, unida y, de ser posible, en paz!
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josantanaHace 25 minutos
Para cualquier Gobierno, es dificil solucionar los problemas de una Nación, cuando los partidos políticos y los éntes del mismo gobierno se han corrompido tanto como los tenemos en nuestro país. Mientras no se vayan purificando las generaciones y se culturice nuestro pueblo, nuestros hijos, no veran un país en paz.
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juanvictorHace 52 minutos
Indios traquetos, alcahuetas de los terroristas de las farc! Reformar la constitucion y darle bala a estos desgraciados.
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maltorHace 1 hora
Estimo que se puede hacer el experimento, cuando cumplan una sola condición: ni una sola mata de coca y/o amapola en sus "sagrados territorios". Este es el meollo del asunto: el cultivo y tráfico de estupefacientes por sus " sagrados territorios ", con su complacencia y servicio. Si cumplen esta única condición, creo que podemos ensayar su auto-control territorial, inclusive vinculándolos al presupuesto de las Fuerzas del orden Constitucionales. Pero, si como bien lo afirma el reportero "En el Cauca se cosecha la 'punto rojo' y el 'cripi' -dos de las variedades de 'yerba' más valoradas en el mercado ilícito", no creo que dejen el negocio a cambio de la paz territorial, menos cuando su líder es de formación "helénica " y en sus casas están los milicianos de las far, que podríamos llamar ahora las farin..." Fuerzas Armadas Revolucionarias Indìgenas".
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CandidocelioHace 4 horas
Cuando los redentores desquiciados aparecieron en nuestro territorio inspirados en doctrinas importadas al mejor estilo guevarista nuestra gran masa ignorante los apoyó en su aventura en las zonas rurales. El mejor carburante para que el descontento creciera en su fervor por la revolución mentirosa y matona, fué la indiferencia del Estado en el cumplimiento de sus deberes como ordenador de la nación. Se creyó que eso no pasaría a mayores, pero el enano se le creció al Estado y en vez de enfrentarlo como debió ser, le rehuyó socarronamente. Irrumpió entonces el narconegocio y ahí si fué sumercé. Nuestra sociedad complaciente en todo menos en trabajar optó por la fácil, ganar dinero sin importarle haciendo qué.
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donmanuelHace 4 horas
Una magnífica demostración de estulticia es tratar de hacernos creer que con gritos, palos y piedras se puede enfrentar a un grupo enorme de bandidos, que cada uno porta un arsenal o como mínimo un ak-47 dispuesto a usarlo contra otro ser humano sin miramientos morales. Más absurdo aun pretender hacernos creer que con esta acción se van a expulsar del territorio donde "cuidan" un negocio como es el narcotráfico. Por otro lado es claro que de esta manera si se puede enfrentar a la fuerza pública, quienes tienen un código de conducta y una ética que respetar. Por ello no quieran insultar nuestra inteligencia y enmascarar la idea de crear un país al interior del pais y al servicio del narcotráfico, con la excusa de "ser neutrales". Cuidado señores. No es la senda correcta.
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CarlosespinosaHace 4 horas
Lo que El Tiempo no cuenta es que los lideres de la movilización son miembros del eln, lo que explica, perfectamente, la posición que han tomado frente al Elercito y la Policía que, no son actores armados, son la representación del Estado que, somos todos. Retirar al Ejercito y a la Policía es - ni más ni menos - que lo que hizo el papantasPastrana y entregar el territorio a la Guerrilla. Tengan la certeza de que los elenos que lideran este descabellados despeje no expulsarán un solo guerrillero. Solo los soldados y los policías.
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CandidocelioHace 4 horas
El famoso "deje así" que llevamos por dentro la mayoría de los colombianos para no enfrentar nuestros propios problemas y buscarle solución final y duradera a tiempo, nos tiene en esta situación del Cauca. El no haberle alcanzado el tiempo a Uribe en su tarea de doblegar a los matones, sumado a la intimidación de sectores de la justicia en contra del fuero militar están dando sus resultados adversos. En esta coyuntura nuestro otrora "estratega militar" insigne, hoy por hoy Presidente, parece haber sido atacado por el alzheimer en su memoria y por el parkinson, en su tembladera para la toma de decisiones. En ese territorio caucano ha debido ser implantado el estado de excepción hace ya mucho tiempo.
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glogozuHace 5 horas
a estos Municipios del Cauca, suménle, por el norte, pueblos del Valle del Cauca: Florida y Pradera, desde siempre han tenido guerrilla, en mayor proporción, apoyada por políticos, en su casco urbano y en las veredas.
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hcalle2Hace 8 horas
Nunca en mis años de vida me enteré que un grupo de civiles desaloja de un sitio a palos a militares y delincuentes de una nación. a estos elementos deberían de nombrarlos ministro de defensa, han demostrado ser eficaces sin necesidad de armas y modelos de belleza
CandidocelioHace 4 horas
En las épocas de el Mahatma Ghandi, en la India, sus seguidores hicieron exactamente eso, derrotaron a los ingleses de sus territorios, pero no con intenciones de cultivar coca, ni traficar drogas como lo pretenden los indígenas guanbianos en el Cauca.

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