domingo, enero 04, 2009

Negros y blancos, la historia de una tradición




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EL LIBERAL, POPAYAN
domingo, 04 de enero de 2009



La Fiesta de Negros y Blancos que se celebra todos los años en el sur del país se remonta al año de 1607, luego que el Rey de España concediera el 5 de enero como el día para que los afrodescendientes descansaran.

Pero ellos se lanzaron a las calles con trajes de colorines y revivieron su música ancestral mientras tiznaban a todos los blancos que se encontraran en el camino.

De esa manera iniciaron los festejos que actualmente reúnen carrozas, comparsas y la creatividad de los artesanos.

La historia de la fiesta de blancos y negros se remonta varios siglos atrás, incluso ciertas versiones dicen que esta es una de las celebraciones más antiguas de Latinoamérica, que con el trascurrir de los años ha tenido modificaciones y nuevos personajes hasta convertirse en todo un suceso cultural de los colombianos.

De acuerdo con los historiadores, se indica que en el año de 1607 los esclavos situados en Remedios, Departamento de Antioquia, realizaron una rebelión por la opresión a la que estaban sometidos durante los 12 meses del año. El hecho causó tanto revuelo entre las autoridades que la noticia llegó hasta oídos del Rey de España.

El acontecimiento también fue conocido entre los afros de Popayán, quienes aprovecharon la coyuntura del momento para igualmente reclamar al rey un día de descanso en donde ellos pudieran ser verdaderamente libres, sin necesidad de ser vigilados ni castigados.

Fue así como el monarca del país Ibérico concedió el 5 de enero para que los esclavos hicieran algo diferente a lo acostumbrado obligatoriamente. Se dice que cuando se conoció la autorización del rey, la población negra salió a las calles a bailar al ritmo de la música africana y empezaron a pintar de negro todas las paredes de la ciudad.

También, en el día libre todos los negros del Gran Cauca vestían trajes de colorines y tiznaban a todos los blancos que se encontraran en el camino.

A parte de la rebelión de los afros, otras teorías atribuyen que la formación del actual carnaval también se debe a la introducción de rituales por parte de la comunidad campesina e indígena en San Juan de Pasto, que a través de danzas y rogativas honraban a la luna para tener mejores cosechas.

Igualmente, se dice que una vez se supo del permiso del rey para que los esclavos festejaran en la fecha señalada, ellos paseaban por las calles de la ciudad un rey negro, un rey indio y un rey blanco montados a caballo, haciendo un homenaje a Jesús recién nacido, acompañados de música y cortejos. Tiempo después se incorporaron nuevos certámenes que hicieron de esta fiesta, el carnaval más grande del sur del país.

No obstante, a comienzos del siglo XIX se prohíben estas fiestas pero a mediados del año 34 del mismo siglo, reaparecen las verbenas de los nativos y esta vez acompañadas con sus churumbelas (flautas). Mientras tanto, los mestizos se ponían máscaras y hacían algarabías típicas de las fiestas campesinas, generando expresiones propias de lo que hoy componen el carnaval en Pasto.

Sin embargo, mucho antes de la fiesta de negros y blancos que ahora conocemos, en la capital nariñense se desarrollaba a modo de recreación y espontáneamente el juego de negritos que contrastaba con el comportamiento habitual de una población tranquila y taciturna.

Esta era la oportunidad de la comunidad para ‘romper’ lo establecido por los gobernantes y darle rienda suelta al jolgorio que en otras épocas del año no se veía. Grupos de chirimía recorrían las calles, gente bailando con las melodías formaban pequeñas comparsas, otros participaban de la cabalgata y el cosmético en el rostro que simula la máscara y la liberación completaban el permiso para ser actor en el juego.

Conforme a los libros, el primer carnaval en Pasto se celebró un 5 de enero de 1808 como acto de resistencia de las personas negras esclavizadas traídas de África. A esta fiesta se sumaron los ritos agrarios indígenas y las expresiones teatrales de los españoles, por esta razón, en la actualidad, cuando se va al carnaval, la gente se pinta entre sí y a todos los que salgan a recorrer las calles de negro o blancos, según corresponda.


Día de blancos

Con respecto al día de blancos, las reseñas datan que un 6 de enero a inicios del siglo XIX nace esta festividad fundada en la imaginación, la travesura, la amistad y la alegría. Para los cronistas, surge en la casa de las señoritas Robby en Pasto, con el atrevimiento de Ángel María López, quien esparce polvos con perfume de mujer, mientras que a la vez gritaba ¡Vivan los Blanquitos!, expresión que se fijó por siempre para los pastusos.

Hacia mediados de los años 20 del siglo pasado, va adquiriendo fuerza el día de negros y blancos mientras se conjugan otras instancias, tiempos y espacios; es así como en 1928 la familia Castañeda es vinculada por los fiesteros de entonces, al encontrar unos viajeros que llegan a San Juan de Pasto con su trasteo y petacas, acompañándolos al centro de la ciudad con gracejos que dan la bienvenida a la familia Castañeda.

En las primeras décadas que siguen a este carnaval ya estructurado, adquiere presencia y protagonismo el arte popular, particularmente la expresión creativa de los artesanos representada en monumentales esculturas de papel, que como escenarios rodantes se construyen sobre camionetas.

En la década de los 50s, las carrozas adquieren movimiento y mayor dimensión, destacándose en la elaboración de las mismas. A finales de la década de los 60s aparecen las orquestas comerciales y los grupos regionales tienen una oportunidad para darse a conocer en las presentaciones.

No solamente en San Juan de Pasto se conmemoran esta celebración, también en Popayán y otras municipalidades del sur colombiano festejan el día de negros y blancos con una programación similar a la nariñense. Carrozas, comparsas, cabalgata, desfile de taitapuros, concursos y espectáculos musicales se han unido a esta fiesta que minimiza (aunque sea transitoriamente) las diferencias entre negros y blancos.


La familia Castañeda

Uno de los elementos tradicionales cuando inicia el carnaval es el desfile o llegada de la familia Castañeda a la ciudad el día 4 de enero. Según la tradición, fue una familia campesina compuesta de personajes coloridos que llegó a Pasto en 1928 desde el oriente del país en peregrinación al santuario de Las Lajas al sur del Departamento de Nariño.

Algunos historiadores opinan que los Castañeda eran en realidad una gran familia originaria del norte de Colombia que iba a colonizar tierras en el Putumayo, por lo cual viajaban aparatosamente con gran parafernalia llamando la atención de los ciudadanos.

En todo caso, son representados o recreados en la parada de este día como una familia caricaturizada que viaja con todos su equipaje. Se suele representar con sus miembros más pintorescos como la abuela extravagante, la hija lista para casarse de blanco pero en evidente estado de embarazo, los niños traviesos, (usualmente adultos caracterizados), entre otros.


Patrimonio Cultural de la Nación

El carnaval de negros y blancos fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Congreso de la República en el 2001. Esta festividad se celebra principalmente en Pasto, pero algunas poblaciones caucanas también lo hacen en la primera semana de enero, reuniendo un considerable número de turistas de todas las regiones del país.


El carnaval comprende cuatro etapas

*El pre-carnaval
*La llegada de la familia Castañeda
*El día de los negros
*El día de los blancos

Dato curioso
El tiempo de construcción de una carroza para los artesanos es de cerca de 4 meses por la complejidad de los diseños. Como una forma de apoyo, el Gobierno local entrega una serie de premios a la originalidad y a la calidad de dichas obras.

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