miércoles, agosto 27, 2008

Dosis personal




CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com

La familia es considerada la célula básica de la sociedad. En ella no sólo se fomentan relaciones afectivas entre sus miembros, sino que es el escenario donde se adquieren valores y actitudes que posteriormente contribuyen a caracterizar la personalidad. La crianza familiar es el punto de partida del proceso de socialización del individuo, que posteriormente se refuerza en la escuela, en el barrio y en todos los espacios donde el ser humano desarrolla su historia.
El Estado debe garantizar los medios para propender en niños y jóvenes una educación con calidad, secundada por unos valores ético-ciudadanos que les permita en el futuro descollar con éxito en la sociedad. El Artículo 5 de nuestra Carta Política señala: “El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución básica de la sociedad. A esto hay que agregar el Artículo 16: “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.


Tiene razón el presidente Álvaro Uribe Vélez de oponerse tajantemente a la dosis personal de estas drogas que a diario destruyen vidas, hogares y degradan permanentemente la sociedad. Oponerse a la penalización de la denominada dosis personal es un acto de insensatez, de injusticia y de depravación. La protección de las familias y el libre desarrollo de la personalidad no se evidencian, entre otras cosas, con la legalidad de la dosis personal de marihuana o cocaína.
Los niños y jóvenes colombianos requieren de unas familias comprometidas en valores y principios, además de un Estado que vele por sus derechos. Garantizar el derecho a la educación, a la formación en valores morales, al aprendizaje de habilidades y destrezas laborales, al fomento de la lectura, de la escritura, del arte, de la música, del deporte y la recreación sana deben ser prioridades de gobiernos y legisladores.


Las ciudades colombianas están repletas de personas que deambulan por las calles o se concentran en los parques para consumir drogas. Estas personas que destruyen su salud y sus vidas; que acaban con sus familias y representan un problema social, bien podrían tener otras opciones y otros proyectos de vida, si gobernantes y legisladores, en lugar de asumir actitudes permisivas, adoptasen medidas preventivas y correctivas.
Rescatar a los jóvenes del infierno de las drogas dándoles otras opciones de vida, sería proteger la familia y materializar el libre desarrollo de la personalidad. Este derecho no se puede confundir con libertinaje. En una sociedad donde no es clara la diferencia entre legalidad y moralidad la dosis personal es un despropósito. Por eso no pocos jóvenes, creen equivocadamente, que el uso personal de marihuana y cocaína no está mal por ser legalmente permitido.

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