jueves, mayo 01, 2008

Seguridad y producción


por: LUCY AMPARO BASTIDAS PASSOS


Por estos días el señor alcalde de Popayán se vio dolido como todos los ciudadanos por los asesinatos y suicidio ocurridos en una semana en ‘la ciudad blanca’. Cinco fueron las vidas perdidas: la del universitario Carlos Alberto Muñoz, el deportista Juan Pablo Elvira de solo 15 años, Víctor Hugo Paz, caballista, Freddy Hernán Cobo, taxista, y Hugo David Morán de 17 años.

De ellos conocí a Carlos Alberto Muñoz Fletcher, un jovencito de 21 años, de ojos verdes y sonrisa amplia, que cantó 10 años en el coro infantil de la Universidad del Cauca. Los ciudadanos estamos tristes y con dolor nos unimos a los lamentos de madres y padres que ven partir tan pronto a sus hijos.

En este escenario el alcalde Navia con razón, toma medidas en Consejos de seguridad, prohibiendo los parrilleros en las motos en el centro histórico, la venta de ‘minutos’ cerca de los bancos, y labores de desarme, entre otras medidas, todas necesarias; sin embargo sería coherente con las causas de este drama, que junto a las normas represivas, haya acciones preventivas en educación y atención sicológica, recreación, cultura y fortalecimiento de la familia, que frenen las pandillas, el sicariato y el suicidio.

Los hechos delictivos obligan a recapacitar y a actuar con medidas fuertes, pero a la vez es obligación del gobierno generar oportunidades laborales y recreativas para la población, pues la descomposición social no es gratuita. La Seguridad democrática (que en este caso falla) desatiende la seguridad social de los ciudadanos, que por ningún lado, con excepción de Bogotá, cubre las necesidades básicas que permita vivir tranquilos.

La delincuencia anida en todos los estratos, bajos, medios, en los de cuello blanco y en altas esferas. Si buscamos las causas, una es el desempleo. El gobierno ha creado subsidios para las ‘familias en in-acción’ que no es suficiente, pues alivia el hambre por un tiempo, pero fecunda el acomodo y la impotencia. Entonces se debe activar planes productivos, que generen ingresos y microempresas.

Las mayorías requieren opciones productivas dignas, por lo que es oportuno probar ideas como las del premio Nóbel de la Paz de 2006, el indio Muhammed Yunus, con su Banco para los pobres, que ofrece pequeños créditos para trabajar en la ciudad o en el campo, que sin duda reduce la pobreza y la delincuencia entre gente ocupada y con valores.

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