Fabio Arévalo Rosero MD*
El mediocampista del Milan de Italia está en el selecto grupo de las 100 personalidades más reconocidas del mundo. Se dice que son las más influyentes, lo cual significaría tener un liderazgo manifiesto en sectores decisivos. Además representaría ser una legítima autoridad con capacidad para inspirar decisiones trascendentes o al menos cambios sustanciales en el comportamiento de mucha gente.
La verdad es que el listado confeccionado por la revista "Time" incluye a personalidades con poder y más aun a celebridades. Acompañan a Kaká André Agassi, Lance Amstrong, Brad Pitt, Angelina Jolie, George Bush. entre otros. Figuran también personajes de la talla del Dalai Lama, Vladimir Putin, Barack Obama y Hillary Clinton, con una notable ausencia, la del Papa de Roma, Benedicto XVI.
Kaká aparece en la categoría "Héroes y Pioneros", no sólo por sus reconocidas dotes futbolísticas, sino también por la atención que brinda a temas de carácter social en los cuales tiene una connotación muy particular. Además de ser uno de los más valiosos jugadores de fútbol, ha sabido marcar diferencias frente a otros como Ronaldo, Ronaldinho y el mismo Cristiano Ronaldo. Ha impactado con sus manifestaciones religiosas en los estadios. Celebra sus goles levantando las manos y agradeciendo a Dios.
En una época en la cual muchos atletas profesionales parecen más preocupados por sus contratos publicitarios, los últimos modelos de automóviles, la farándula y las bellas mujeres, el astro brasileño está más comprometido con su iglesia evangélica y es el embajador más joven del programa de alimentos de Naciones Unidas. En el fútbol de altos logros este proceder es algo exótico, una especie en extinción. Kaká es un cristiano que manifiesta públicamente que espera convertirse en pastor cuando su carrera como jugador finalice.
Ricardo Izecson Dos Santos, Kaká, nació hace 26 años en Brasilia y no está entre las 100 más influyentes personalidades solo por el fútbol. Su férreo compromiso con una causa espiritual le ha brindado fuerte credibilidad por su coherencia. Se vanagloria de haber llegado virgen al matrimonio. Cuando sufrió un accidente y se fracturó una vértebra que pudo ser el final de su carrera, según él, creer en Jesús le permitió recuperarse y convertirse en un exitoso futbolista.
Al combinar su talento futbolístico y su imagen con su fervor religioso, provoca tal nivel de influencia que muchos jóvenes en el mundo se sienten inspirados por él. Kaká ha puesto de moda el entusiasmo por los asuntos de Dios y eso ya es mucho pedir en tiempos de farándula y frivolidades. Más aun en un mundo donde tantos curas son más noticia por la pederastia que por el celibato. Kaká es sin duda alguna más papista que el Papa. Al menos para la revista 'Time'.
fabio121@gmail.com
*Consultor en ciencias del deporte