por: CARLOS E. CAÑAR SARRIA
Se puede decir que la XX Cumbre de Río celebrada recientemente en República Dominicana fue la coyuntura definitiva para dar por terminadas las disputas con Colombia de los gobiernos del Ecuador, Venezuela y Nicaragua. Lograron su cometido los cancilleres del Grupo de Río de mediar en el conflicto para mitigar la crisis regional y consolidarse como organismo internacional. La actitud argumentativa y persuasiva de Uribe Vélez, su renuncia a denunciar a Chávez ante la Corte Penal Internacional; la aceptación de las disculpas de Colombia por Rafael Correa, el espíritu conciliador de Hugo Chávez, la negativa de Daniel Ortega de romper relaciones diplomáticas, indudablemente fueron factores favorables en la solución polìtica del conflicto. En la Cumbre se escucharon discursos altisonantes, pero no obstante moderados de los presidentes directamente comprometidos con las diferencias. Observamos y escuchamos al presidente Álvaro Uribe Vélez dialéctico, enérgico, mesurado, maduro, seguro, argumentativo y altivo. Se puede decir que se lució y esto hay que abonárselo positivamente. El presidente venezolano Hugo Chávez se caracterizó- contrario a lo que se esperaba- por un ánimo conciliador: “Es momento de reflexiones. Estamos a tiempo de detener una vorágine de la cual pudiéramos arrepentirnos”. Dedicó buena parte de su discurso a desmentir las acusaciones sobre financiación y colaboración a las Farc: “Nunca les he dado un solo peso a las Farc y nunca lo haré (…) Me han mostrado su plan de guerra y les he dicho que nunca van a llegar a tomar el poder por la fuerza”.
Todos los sectores económicos, políticos y sociales están satisfechos con la superaciòn de las diferencias mediante el diálogo y la concertación, lo cual devuelve el ánimo a unos países con lazos de hermandad históricamente consolidados que por unos días vieron amenazadas la paz regional y sus actividades económicas y comerciales. Triunfan así la razón y la diplomacia. Muchas expectativas por la evolución del conflicto colombiano después de las muertes de Raúl Reyes y de Iván Ríos, miembros del Secretariado de las Farc. También por el papel que puedan seguir desempeñando Hugo Chávez y Piedad Córdoba en el logro de un acuerdo humanitario y en la liberación de los secuestrados para finalizar el drama de las víctimas y sus familias. Pensamos que así como pudieron estrechar sus manos Uribe, Correa, Chávez y Ortega con el triunfo de la razón, ojalà pudieran estrechar las manos todos los actores comprometidos con las violencias.
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