jueves, junio 26, 2008

La Renuncia de Holguín Sardi

CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com

Sin duda, uno de los hechos más sobresalientes de la actividad política de la semana pasada fue la renuncia del Ministro del Interior y de Justicia, Carlos Holguín Sardi, una de las figuras más representativas de lo que queda del Partido Conservador y aliado incondicional del presidente Álvaro Uribe Vélez.

Lo cierto es que su renuncia se veía llegar, pues Holguín- no obstante ser un político curtido- desempeñó la cartera de la Política con más pena que gloria. Su desgaste paulatino lo condujo irremediablemente a la abdicación. La Ciencia Política nos enseña que uno de los momentos más críticos de la política es la pérdida de legitimidad y cuando ello sucede lo mejor es dimitir. No tenía sentido continuar en el cargo. Dizque Uribe desde hace meses quería prescindir de Holguín Sardi y en abril pasado el Presidente le había ofrecido algunas embajadas como la de España, pero Holguín no se dispuso a aceptar.

Como lo señala el periódico El Tiempo, la gota que rebosó la copa fue la aprobación de la ley de garantías para las víctimas de la violencia que el Gobierno no estaba dispuesto a apoyar. A esto hay que agregar el hecho de que el año pasado el Congreso pasó a “espaldas” del Ministro un acto legislativo que estableció que la moción de censura contra los ministros podía tramitarlos una sola cámara, lo que disgustó a Uribe con el argumento de que este hecho resquebrajaba la unidad del Parlamento y ponía en desequilibrio las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. El enfrentamiento de Holguín con su propio partido en mayo pasado, cuando los conservadores protestaron ante la propuesta de Luis Carlos Restrepo de disolver la coalición uribista como salida a la crisis desatada por la parapolítica. La pretensión de la Corte Suprema de Justicia de vetar a Holguín como vocero del Gobierno ante el alto tribunal. La falta de liderazgo de Holguín Sardi, hizo que en muchas ocasiones el Presidente se quejara de sentirse sólo ante los ataques de la oposición. Al Ministro de la Política le quitó espacio el Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, “Uribito”, en esa tarea. El discurso guerrerista de Holguín fue algo que no fuè bien visto por la opinión pública ni por varios partidos y movimientos políticos. Factores que irremediablemente lo desgastaron y deslegitimaron.

Por eso ahora no nos vengan a tapar los ojos y vender el cuento, tanto Holguín como su ‘partido’ en el sentido de que la renuncia se debe a pretensiones presidenciales del dimitente. Ese argumento nadie se los va creer. De antemano se sabe que Holguín Sardi no es el gallo para apostar en contra de una eventual y nueva reelección de Uribe. Y mucho menos para enfrentarlo electoralmente al peso pesado del Partido Liberal, César Gaviria Trujillo en caso de que éste decida aspirar a la candidatura presidencial de 2010, apoyado seguramente por el Polo Democrático Alternativo.

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