Por: CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com
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La aprobación del TLC fue congelada indefinidamente por la Cámara de Representantes de EE.UU. Los demócratas detuvieron la votación del tratado de libre comercio con Colombia. Los esfuerzos del presidente Bush -quien apenas cuenta hoy con un poco más del 30 por ciento de popularidad- de nada sirvieron. Ni el costoso lobby del gobierno colombiano. Controversias sobre la conveniencia o no del tratado para ambos países. Según críticos, arrasaría sobre todo la producción agrícola colombiana, lo cual contribuiría al alza de precios de los alimentos y al fomento del hambre.
El mundo globalizado está más interesado en los biocombustibles para alimentar los carros que por la nutrición de una humanidad cada vez más hambrienta, en especial en los países pobres. Al respecto el columnista Daniel Samper en El Tiempo sostiene entre otras cosas que: “No hay que ser Marx ni Keynes para entender que los principales perjudicados son los más pobres, aquellos en cuya canasta familiar la comida pesa más”. Agrega la necesidad de replantear el TLC, pues acabará de quebrar el campo colombiano convirtiéndonos en clientes de la comida hecha en USA, ya que ante la imposibilidad de competencia doméstica deberemos adquirir la comida al precio que a las multinacionales les antoje.
Los demócratas para oponerse al TLC argumentan: la falta de garantías para la actividad sindical en Colombia, el escándalo de la parapolìtica -que en el momento de escribir estas líneas completa 51 congresistas involucrados y 29 presos-, la pérdida de empleos en el sector manufacturero y la desaceleración económica de Estados Unidos.
La aprobación del TLC por parte de los demócratas norteamericanos dependería de factores tales como del mejoramiento en materia de derechos humanos en Colombia; de correctivos al problema de la corrupción político-administrativa y a la crisis de legitimidad del Congreso. Y de factores externos como del desenlace del comportamiento de la economía norteamericana. Los más optimistas sostienen que la aprobación del TLC en un corto plazo traería como consecuencia un notable aumento de las exportaciones y un mayor flujo de inversión extranjera en Colombia.
El Gobierno colombiano no pierde la esperanza en que finalmente se apruebe este tratado, no obstante los más pesimistas entiendan la acción demócrata como el principio del fin del acuerdo comercial. ¡Amanecerá y veremos!
Los demócratas para oponerse al TLC argumentan: la falta de garantías para la actividad sindical en Colombia, el escándalo de la parapolìtica -que en el momento de escribir estas líneas completa 51 congresistas involucrados y 29 presos-, la pérdida de empleos en el sector manufacturero y la desaceleración económica de Estados Unidos.
La aprobación del TLC por parte de los demócratas norteamericanos dependería de factores tales como del mejoramiento en materia de derechos humanos en Colombia; de correctivos al problema de la corrupción político-administrativa y a la crisis de legitimidad del Congreso. Y de factores externos como del desenlace del comportamiento de la economía norteamericana. Los más optimistas sostienen que la aprobación del TLC en un corto plazo traería como consecuencia un notable aumento de las exportaciones y un mayor flujo de inversión extranjera en Colombia.
El Gobierno colombiano no pierde la esperanza en que finalmente se apruebe este tratado, no obstante los más pesimistas entiendan la acción demócrata como el principio del fin del acuerdo comercial. ¡Amanecerá y veremos!