viernes, abril 04, 2008

RECUERDOS INDELEBLES


POR DIEGO FERNANDO SANCHEZ VIVAS



El recuerdo más nítido que tengo del 31 de marzo de 1983, es el sentimiento de desolación y de amargura de cientos de payaneses que poco después de las 8 y 13 minutos empezaron a congregarse en la Plaza de Caldas frente a la Catedral. Popayán parecía una ciudad bombardeada. Una nube de polvo cubría todo el entorno, y ya la dimensión de la tragedia empezaba a emerger, y el estado de postración que inicialmente se había apoderado de los atribulados payaneses, dio lugar a una reacción inmediata y espontánea de solidaridad frente a la inevitable adversidad de la naturaleza, y todo el esfuerzo se concentró en rescatar a los heridos de los escombros, socorrer al semejante sin importar su condición, y levantar el espíritu de la ciudad de las ruinas y la destrucción. 25 años después, recuerdo con claridad todavía, la interminable secuencia de movimientos que parecían ir y venir de las entrañas de la tierra cada vez con más fuerza, en 18 segundos que se tornaron eternos, recuerdo la infinita tristeza de mi padre y el llanto de mi madre, el estupor y la congoja de mis abuelos al ver su casa de la Calle 5, a dos cuadras del Parque de Caldas, entre una nube de escombros y una densa y espesa polvareda.


Miles de historias de protagonistas anónimos,cada familia con su propio luto, el de su pariente, el de su amigo, el del vecino, pero todos con una tragedia colectiva que amenazaba inicialmente con llevarse de un tajo, cientos de años de esfuerzo, sacrificio e historia común. Hoy, Popayán es una ciudad nueva. De 143 mil persona que se registraban en 1983, pasó a tener en 2005, 258.653 habitantes; de 104 barrios pasó a 317, y de 19.900 viviendas, pasó a 45 mil casas de habitación, lo cual se explica por la numerosa migración que experimentó la ciudad posterior al terremoto, de miles de personas de sectores rurales del Departamento y sectores deprimidos de todo el país, atraidos por el espejismo ilusorio de las ayudas que de todas partes de Colombia y del mundo llegaban copiosamente por esa época a la ciudad, y buscando oportunidades de trabajo y mejores condiciones de vida.


La nueva Popayán posterremoto, es una ciudad más urbana, integrada por un tejido social diverso en su composición, que mira hacia el futuro con optimismo, y con la esperanza de incorporarse a la modernidad y el desarrollo de los nuevos tiempos.

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