viernes, abril 25, 2008

¡Dimisión de Uribe ya¡






Manuel H. Restrepo Domínguez.



Profesor Titular UPTC.



En Colombia, la guerra social, tiene en la marginalidad y la exclusión de los sistemas sociales a mas del 60% de la población; la pobreza y la pauperización de la calidad de vida, evidencian la guerra económica, con elevados índices de precarizaciòn del trabajo y cifras de desempleo y subempleo superiores al 30%. La guerra política, señala la aplicación de las más crueles y degradadas formas de violencia, al amparo de la lucha contra el terrorismo y la seguridad democrática, que adolecen de respeto por la condición humana del ser humano y sus derechos. Los tres modos de guerra, son asimétricos, sin reglas, ni razones de justicia. En virtud de los medios usados, crueles e inhumanos, son justificados los fines.






El Estado de Derecho, está fracturado; el imperio de la ley es débil por el mismo asedio del gobierno a las decisiones jurídicas y la ilegitimidad en la construcción de normas promulgadas por un poder legislativo del cual el 20% esta en la cárcel y otro 20% llamado a juicio por delitos que van del asesinato a la creación de grupos paramilitares. Los poderes públicos están cooptados o controlados por el ejecutivo. El ministro de gobierno, cabeza del ejecutivo, es a la vez el ministro de la justicia, cabeza del judicial. La dirección de los dos cargos más representativos del Estado, (Vicepresidencia y Ministerio de la Defensa ), son ocupados por dos hermanos (proceden de la más grande casa editorial: El Tiempo); el de defensa informa de los positivos de guerra, las mutilaciones de sus cuerpos y las victorias de la muerte sobre la vida, el otro, el Vicepresidente anuncia los imprecisos intereses del gobierno por los derechos humanos y pide la castración de los violadores. El principal asesor del presidente es primo de pablo escobar, que ostenta la calidad del mafioso más importante en la historia de Colombia, y ha sido cuestionado recientemente por 63 congresistas americanos, con un rechazo a sus declaraciones temerarias contra defensores de derechos humanos. El más importante jefe político de la campaña presidencial de Uribe y jefe de partido, es su primo Mario Uribe, también en la cárcel por parapolitica.

El presidente Uribe, expone un nuevo modo de autoridad que sutilmente combina prácticas políticas del partido nazi con formulas comunitarias de modelos socialistas. Se ha convertido en el gobernante que salva y redime. Ha logrado sostener, como pasara con Fujimori, la opinión favorable de mas de la mitad de la población, sobre la que levanta la tensión creciente de polarización, anunciando que quienes no están con el gobierno están contra él, es decir son terroristas.

La suma de partes ya casi completa un todo, en el que Colombia queda convertida en un país gobernado por fuerzas oscuras, que combinan legalidad con ilegalidad. La deuda externa se ha multiplicado de manera exorbitante, los gastos de la guerra consumen más de la mitad del presupuesto y paradójicamente mientras la inversión extranjera y la economía crecen la pobreza aumenta.






La extensión de cultivos de coca y amapola para la fabricación de cocaína y heroína, han aumentado, a la par con el aumento de fumigaciones con glifosato y con fosarium, que envenenan el suelo fértil y provocan le desplazamiento de pequeños propietarios de cultivos, que luego son apropiados por terratenientes asociados con mafiosos. Políticamente el presidente Uribe se ha convertido en un ser de inteligencia superior, capaz de usar toda perversidad sobre sus oponentes o sus cercanos contradictores. Rompió la estructura de los partidos. Con una formula sencilla: primero convirtió en subalternos a sus opositores en la primera contienda electoral, (Noemí Sanin a la Embajada de España y Horacio Serpa a U.S.A); luego cooptò a su antecesor en la presidencia (Andrés Pastrana). Contra toda regla de respeto constitucional fue modificada la constitución garantizando la reelección cuyo proyecto recibió el favor de la congresista Yidis Medina, que hoy acusa al presidente de haberle ofrecido a cambio de su voto, tres altos cargos regionales (el de seguridad social entre otros). Alcanzó la reelección mediante la suma de votos de múltiples grupos convertidos a partidos, que le aportaron un triunfo indiscutible (Partido de la U ; Cambio Radical; ALAS equipo Colombia; convergencia Ciudadana, otros), de los cuales salvo uno todos tienen hoy a sus directores en la cárcel, acusados por delitos asociados a la llamada parapolitica, que compromete el asesinato y desaparición de cientos de miles de colombianos.

La corte suprema de justicia, en contravìa de las imputaciones para acallarla, ha logrado unidad de poder para llevar a la cárcel a 29 miembros del congreso entre senadores y diputados y llamado a indagatoria a otros 30; están en la cárcel 58 dirigentes políticos regionales entre alcaldes, gobernadores, concejales y exconcejales. También están encarcelados funcionarios de alto nivel como Jorge Noguera, exdirector del DAS (máximo organismo de inteligencia) y exembajador y otros nombres de reciente vinculación comprometen a la exministra de medio ambiente Sandra Suárez y a Nancy Gutiérrez, presidente del congreso. Todos ellos hacen parte del equipo del gobierno Uribe y acompañaron electoralmente al presidente, lo que pone en cuestión la institución de la presidencia y los votos de reelección del presidente.

La crisis de fondo, pone de manifiesto la existencia cotidiana de tres modos de guerra asimétricas, sin reglas, ni limites, tras las cuales se esconden la burla a las instituciones y la polarización a que somete al país el presidente Uribe. Subyace a esta crisis el paramilitarismo asentado en las estructuras democráticas del Estado y del gobierno, desde donde pretende sellar con impunidad, él mismo, dos décadas de crímenes y de imposición de conductas de guerra, de terror y de miedo generalizado.



La crisis requiere con urgencia, antes del cierre del congreso, del llamado a una ley de punto final o de la caída al vació, de dos miradas profundas. La una de los organismos y gobiernos que sostienen la defensa del Estado de Derecho, como base real de la democracia moderna.



Y la otra de las gentes democráticas de Colombia, de los partidos y grupos políticos no comprometidos con el presidente Uribe, de las centrales obreras, de las organizaciones indígenas y campesinas, de las mujeres, de los jóvenes, de los estudiantes y en general de la otra Colombia, para hacer un pare en el camino de los propósitos sectoriales e ideológicos de cada sector y convertir a mayo del 2008 en el mes de la dimisión de Uribe.






Mayo es un mes para refrescar la memoria del mayo del 57 en que cayó una dictadura, o el mayo del 68 en que se gestó la caída del régimen de De Gaulle. Mayo, ha sido históricamente un mes para el comienzo de una civilización de la esperanza. Esta crisis anuncia nuevos vientos y un ánimo colectivo creciente y sin vacilaciones para pedir sin demora: la Dimisión del presidente ya.

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