lunes, abril 28, 2008

CRISIS MORAL


Crisis moral
CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com



Resulta demasiado preocupante que Colombia se encuentre sacudida por una crisis moral generalizada. Que los colombianos estemos experimentando un escepticismo acentuado que hace posible que no creamos en nada ni en nadie. Escándalos por todos lados son el pan de cada día. Personas que debieran ser buenos arquetipos en la sociedad, hoy se encuentran encarceladas, procesadas o cuestionadas. La vigencia del “fin justifica los medios” está haciendo estragos. La crisis de legalidad y legitimidad de la polìtica es evidente. Hechos repudiables cada vez salpican a mucha gente. La polìtica no es lo que debiera ser, es decir, la defensa del interés público.
Muchos se rasgan las vestiduras con las públicas declaraciones de la ex representante Yidis Medina en el sentido de que altos funcionarios del Gobierno le ofrecieron supuestamente importantes puestos y prebendas como contraprestación por votar positivamente la reelección presidencial. Como si el clientelismo, la politiquería, el burocratismo, la corrupción fuesen patologías novedosas de nuestra deforme democracia. Como si nunca la polìtica en este país se hubiera ejercido ajena a estas prácticas bochornosas y lamentables. Escándalos que no sólo involucran al sistema político sino también al régimen político, no son otra cosa que la crisis de la institucionalidad colombiana. Una reforma polìtica que no llena las expectativas nacionales, cuyo remedio amenaza ser peor que la enfermedad, pues se requiere una reforma polìtica capaz de depurar un Congreso tradicionalmente cuestionado y renuente al cambio. Se constata cada vez más que no existen auténticos partidos políticos debido a que no fungen como verdaderos intermediarios entre Estado y sociedad civil. Convertidos más en maquinarias electoreras que en verdaderos representantes y voceros del interés público.
Las familias se desmoronan. Padres de familia que no saben donde están sus hijos, hijos que no saben donde están sus padres. Las instituciones educativas y universidades más preocupadas por las diferentes ciencias que por los valores y la formación de buenos ciudadanos. Existe mucho academicismo en instituciones educativas y en universidades y poca atención en una educación integral que valide la posibilidad de contribuir en la construcción de tejido social que garantice la convivencia pacífica, la cohesión, la defensa del interés público y la buena ética y moralidad en todas sus formas y expresiones. Los medios, como la televisión, con sus propagandas y ‘telebobelas’ hacen ‘normales’ muchas acciones indecorosas y contribuyen con ello al deterioro moral. Colombia necesita depuración de las costumbres, la transmutación de vicios por virtudes. De unos buenos paradigmas capaces de renacer la esperanza en un futuro con imperativos morales.

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