viernes, abril 25, 2008

La basura magnética


por: Diógenes Díaz Carabalí

Muchos hablan de la facilidad con que los medios magnéticos acumulan información, y sin duda es una herramienta valiosa. Pero cabe preguntarse ¿Tanta ponderación es útil en la práctica?: por ejemplo hay chicludos que acumulan en un Pc treinta mil o más libros. ¿Será posible que una persona pueda leer treinta mil libros, por lo menos durante la vida útil de una computadora? Sin contar la obsolescencia que cada día se acorta en estos aparatos.
De muchas maneras también se ha alertado sobre la capacidad de irradiación electrónica. Los monitores dejan tal cantidad de secuelas en los organismos que los científicos hoy no se atreven a precisar los riesgos de su exposición; son secuelas que repercuten en la calidad de salubridad, psicológicos y de comportamiento de los individuos.

Sin referencia al Internet, a los nuevos delitos que se promueven desde las páginas virtuales y la basura que circula por la red como un contaminante invisible, los problemas generados por los aparatos de computación son equiparables a su utilidad, convertidos en instrumentos trascendentales en la educación y el trabajo. Este mundo no se concibe sin la presencia del procesador, y sin duda tal concepción no es dañina si supiéramos de su capacidad tangible e intangible de contaminar y no fuéramos tan permeables a los influjos del mercado.
Las voces que comienzan a mostrar preocupación por la contaminación electrónica son muchas: hablan de lo peligroso a enfrentarse a una arraigada telaraña mental, tan enredada como la misma red o el inofensivo aparato que titila imperceptible en las empresas y los hogares, pero sin que podamos responder qué haremos con los desechos de prácticamente imposible degradación: los discos, los CDs, las partes de los teclados, la celdas, los Ships, las memo, las carcasas... Bien valdría la pena averiguar que están haciendo las empresas con este tipo de desechos, en qué lugar los están depositando y qué medidas de amortiguación han implementado los productores y cual es su intención de reciclaje.


Por lo menos en Estados Unidos, Japón y Europa hoy se están preguntando ¿Qué hacemos con esta basura? Y no tienen la respuesta. Menos la tenemos nosotros, tan dados a tirar elementos por ahí, donde caigan, sin detenernos a pensar en el daño ecológico que producen las heces de nuestra propia tecnología.


Bien vale la pena pararnos un instante y no dejarnos deslumbrar con tanto invento de la industria electrónica, de utilidad tan fugaz, que olvidamos cada generación en la intemporalidad de una necesidad creada por los magos del market sin medir las consecuencias. De pronto nos toca usar hasta no se cuando la vieja panelita de celular o resistir el viejo y lento Pc, que a duras penas sirve para escribir un texto o hacer una hojita electrónica. Tampoco las necesidades de nuestra vida son ilimitadas. O tal vez nuestros hijos ni tendrán posibilidad de reclamarnos, porque los únicos que podrán habitar en medio de la basura electrónica serán las cucarachas.

FACEBOOK

https://www.facebook.com/profile.php?id=711839823