por: Fernando del Castillo del Castillo
Un silencio culpable
Se cumple un mes de las últimas elecciones generales en España. Vuelve a repetirse todo un “ritual”: constituido el Parlamento, será elegido el Presidente del Gobierno y éste nombrará a los Ministros que ejerciten con él el poder ejecutivo.
Durante este tiempo han surgido y surgen comentarios y análisis sobre la situación de España y los problemas más acuciantes que debe afrontar y resolver el nuevo Gobierno: la inflación alta (por encima del 4’5), el crecimiento económico a la baja (más cerca del 2 que del 3), el paro repuntando en los últimos meses...; las cuestiones territoriales (los estatutos, y un referéndum ilegal convocado en el País Vasco para octubre) y el terrorismo de ETA...; la cuestión del agua, transvases y desaladoras...; la renovación de los órganos de Justicia...
Sin embargo existe un PROBLEMA (con mayúsculas) de todos conocido pero a menudo OLVIDADO (muchas veces de forma dolosa) que URGE AFRONTAR, si reconocemos que la vida es el derecho primordial (por encima de la economía): según los datos publicados en enero por el Ministerio de Sanidad, el número de abortos practicados en España en 2006 ascendió a 101.592 (es decir, 278 cada día).
El mismo día que recibimos estos datos conocimos la primera muerte en 2008 por violencia doméstica. Una noticia estremecedora. Sin embargo, nadie reflexionó en que, a esas alturas del año ya habrían muerto en España los “primeros” MIL NIÑOS víctimas del aborto.
Siendo una lacra terrible la violencia doméstica, no está de más analizar algunos datos recientas para comprender hasta qué punto es el aborto provocado un problema mayor, hasta el punto de permitirnos hablar de un silencio culpable:
En 2007 hubo 126.293 denuncias de mujeres a sus parejas, de las que 90.958 correspondían a delitos de lesiones. Ese mismo año se juzgaron 137 delitos de homicidio de mujeres (38 sólo intentados y 99 consumados): un 0’15% de delitos de homicidio en comparación con los de lesiones (un 0’11% si consideramos sólo los homicidios consumados). Ese mismo año fueron asesinados a manos de sus padres 11 niñas y 5 niños (por lo que el número de muertes por violencia doméstica ascendió a 118).
Un año antes (no analizamos el 2007 porque los datos sobre abortos se comunican un año después) se habían producido en España 481.102 nacimientos. En contraste, el número de abortos provocados ascendía ese año a 101.592 (es decir, sin tener en cuenta los abortos espontáneos, el 17% de los embarazos en España terminaron con un aborto provocado: 1 de cada 6 embarazos).
Si se ha mantenido esa tasa, podemos suponer que desde la celebración de las elecciones el pasado 9-M hasta que se constituya el nuevo Ejecutivo se habrán practicado en España más de 8.000 abortos. El Ministerio del Interior tendrá la satisfacción de haber visto reducido en más de 40 el número de muertos en accidentes de tráfico durante la Semana Santa. Por contraste, el Ministerio de Sanidad reconocerá -¡ojalá lo hiciera avergonzado!- que los muertos en carretera durante una semana en la que se han desplazado muchos millones de vehículos es cinco veces menor que el número de muertos por aborto ¡cada día! de esa semana...
La realidad
De los 101.592 abortos practicados, 98.533 (el 97%) se acogieron al supuesto de riesgo para la salud de la madre. Lo que me empuja a preguntarme nuevamente con “ironía” (por no llorar, que es lo que realmente merece esto): ¿tan mal está la Sanidad en España que 1 de cada 6 embarazos supone un riesgo grave para la salud de la madre?
2.875 casos (2’83%) alegaron riesgos para el feto (es decir, posibles malformaciones: una vez más -en contra de la integración de los deficientes- nos encontramos con “ciudadanos de segunda”). 13 niños pagaron con la vida el delito de violación cometido por su padre. Y 181 madres decidieron acabar con la vida de su hijo en gestación por “diversos motivos”.
496 eran menores de 15 años. Y 13.398 tenían entre 15 y 19 años. Pienso que estas cifras son un “premio” a la política de “prevención” seguida durante años: con el “póntelo, pónselo” y campañas semejantes alentadas por políticos de todos los colores. Semejantes bodrios han empujado a muchos jóvenes a jugar con el sexo, a vivir siempre al límite y sin pensar en la relación personal de entrega y amor estable que debe preceder a esas relaciones.
67. 318 mujeres (más del 65% de los abortos practicados en 2006) eran madres solteras. Otra consecuencia de la trivialización de la sexualidad.
(…)
AVISO: LAS IMÁGENES QUE SE OFRECEN A CONTINUACIÓN PARA “ILUSTRAR” LOS DATOS SOBRE EL ABORTO EN ESPAÑA PUEDEN HERIR LA SENSIBILIDAD DE QUIEN LAS MIRE (mi consejo es mirarlas -pues muestran la realidad- sólo “por encima” para no desarrollar sentimientos de crueldad):
Las imágenes han sido extraídas de los siguientes sitios
http://abortionno.com/Resources/pictures.html
http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=madressolteras&message.id=10052
http://www.aciprensa.com/aborto/foto-abo.htm
En 2006 se practicaron en España 63.225 abortos con 8 o menos semanas de gestación:
... 26.155 abortos con fetos de 9 a 12 semanas:
... 6.240 abortos de niños con 13 a 16 semanas:
... 3.933 abortos de 17 a 20 semanas:
... y 2.001 abortos de 21 ó más semanas:
De esas “interrupciones voluntarias del embarazo” (un eufemismo) podemos decir que 101.592 (el 100%) fueron practicadas con una ignorancia total o parcial por parte de la madre, pues somos conscientes de que a ninguna mujer le muestran -antes de abortar- imágenes de “operaciones” (otro eufemismo) como la que le van a practicar, cosa que sí se hace con cualquier otro tipo de intervención quirúrgica rutinaria.
Existe el negocio de la prostitución. Sí: existe.
También existe el negocio del aborto. De todos los abortos practicados en 2006, 99.044 (un 97’5%) se llevaron a cabo en centros privados y 2.548 (un 2’5%) en centros públicos. Es decir, 39 de cada 40 reportaron beneficios económicos a los médicos y clínicas en las que fueron practicados. Se calculan los beneficios en torno a los 50 millones de euros: ¡TODO UN “NEGOCIO”! (igual que resultan negocios innegables el tráfico de drogas o la prostitución...)
La situación mundial tampoco resulta halagüeña: el informe de la OMS del año 2005 sobre la salud en el mundo estimaba en 211 millones el número de embarazos anuales... y en 46 millones los que terminaban en abortos provocados.
Julián Marías cerraba su célebre ensayo “La cuestión del aborto” con esta afirmación: “Por esto me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando a su final”. Resulta imposible no sentir náuseas al pensar en la gran carnicería -verdadero holocausto de millones de niños- con la cual convivimos “pacíficamente” (porque no pensamos en ella: somos cómplices silenciosos...)
Remedios
Es muy dura y grave la situación en España, como hemos visto. Pero el análisis realizado me permite afirmar -sin miedo a caer en la exageración o el “tremendismo”- que la muerte de esos cien mil inocentes cada año, de esos casi 300 niños cada día en España es, CON MUCHO, el problema más urgente e importante que deben afrontar nuestros gobernantes y políticos. Es tal su objetividad que nunca debe ser considerado como algo ideológico (de la misma forma que los malos tratos o la explotación de menores son considerados lacras que hay que erradicar, unánimemente, sin distinciones de derechas, izquierdas o de centro, entre republicanos y monárquicos, en ambientes nacionalistas o constitucionalistas). Si el homicidio no puede ser justificado por una ideología, menos aún matar -o desproteger jurídicamente para que lo maten- a un inocente.
La economía, el paro, la vivienda... son importantes. Pero más importante es la vida: vivir (que esos niños vivan) para poder comprar, para poder trabajar, para desarrollar su vida personal y familiar en un hogar digno...
Las mujeres que deciden abortar en España lo hacen presionadas por un embarazo no esperado o al menos no deseado. ¿Qué hacen nuestros gobernantes y políticos para poner remedio a esa dificultad? -Plantear el aborto como una solución es parecido a proporcionar droga a los toxicómanos para evitar que cometan delitos: en aras de una falsa paz social se obviaría la podredumbre personal en la que se instala el consumidor de drogas... En el aborto se “quita” el problema de alimentar y educar a un niño... eliminando al niño.
Llegamos a una situación de esquizofrenia: existen simultáneamente un “negocio” alrededor del aborto (al “servicio” de quienes no desean los hijos engendrados) y una práctica frecuente de “técnicas de reproducción asistida” (para quienes no pueden tener hijos de forma natural); por otro lado nos encontramos con el “negocio” de la adopción (por el que hay padres que deben pagar sumas elevadas de dinero para conseguir -tras mucho tiempo y después de sortear innumerables obstáculos- la custodia de un hijo que, legalmente, empieza a ser suyo). No hace falta mucha imaginación para entrever soluciones sencillas a esos problemas:
1º) Fomentar que los hijos no deseados pasen a ser deseados (o al menos no rechazados) por sus madres: con leyes (también incentivos económicos a las empresas) que impidan de forma eficaz la discriminación laboral de la mujer embarazada, con subvenciones para el desarrollo de esos embarazos, con atención médica y apoyo a las mujeres que se sienten solas ante un embarazo no deseado...
2º) Apoyar económicamente a las instituciones y personas que desarrollan proyectos en este sentido: por ejemplo, la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA: http://www.vozvictimas.org/ ).
3º) Desarrollar una política que fomente la adopción “interna” de niños: los padres que desean adoptar podrían “invertir” en el desarrollo de esos “embarazos no deseados” el dinero que preveían gastar en el proceso de adopción.
4º) Y una política de información: muchas mujeres que abortan no lo harían si conociesen el “resultado” de esa “operación”; menos aún si llegasen a vislumbrar como posible una salida diferente al aborto para sus embarazos no deseados.
5º) Y una política de prevención: no se pueden difundir alegremente ideas como que “el sexo es bonito”, “juega con el sexo y disfruta, pero sin riesgos (es decir con preservativo)”... y sorprenderse después del elevado número de embarazos no deseados (13’7% del total de abortos son de mujeres de 19 años o menos; y más del 65% madres solteras). Quien tiene relaciones sexuales frecuentes ya conoce la existencia del preservativo (a estas alturas también la conoce quien no actúa de esa manera), por lo que las campañas generalizadas e indiscriminadas sólo sirven para incitar a que tengan esas relaciones (por considerarlas “sin riesgo”) quienes de otra forma no llegarían a ser personas promiscuas.
Para terminar
No me olvido de la terrible situación a la que llega una mujer después de haber consentido en que le practicasen un aborto. Algunas, después de reconocer su error, permanecen durante años en un estado de depresión profunda. Es el mismo Estado (las instituciones que facilitaron la práctica de ese aborto con sus leyes despenalizadoras) quien debe cargar sobre sus espaldas la atención especial a esas personas. Son miles. Necesitan esa ayuda. Y el apoyo humano de todos, sí, pero no se pueden desentender las autoridades pensando que ya existen ONGs y otras instituciones (también de tipo religioso) que se esfuerzan en ese sentido. Además, el principio de subsidiariedad debe llevar a ayudar económicamente -como hemos dicho más arriba- a quienes trabajan asociados con otros en la atención de esas madres víctimas del aborto.
En Internet: “El día después (El aborto: conocer y callar, la complicidad del silencio…)”