lunes, abril 14, 2008

REESEÑA DEL LIBRO: UN CANDIL DESHOJADO


Un candil deshojado
De Matilde Eljach, 2002


Por Donaldo Mendoza


Los poetas pueden definirse como los seres
que saben decir mejor que nadie dónde les duele.

-Pedro SALINAS


Treinta poemas tiene este libro de 44 páginas. En el primero, Abuelo, el yo poético nos advierte que no habrá hada ni fantasma ni luna. Y como buscando la unidad, lo ratifica cerca del final: Y para mí escribí / un bello cuento / sin castillos, sin duendes y sin hadas. p. 38. Por esta poesía andará, pues, la vida de la poeta… Matilde no siente miedo de dejar en sus poemas una base autobiográfica, acatando un principio de Borges: “las historias son acerca de mí y mis experiencias personales”. ¿Es ese “modo de confesión” personal la causa del aparente destierro de duendes y hadas?



Y como el eje temático es la vida, ésta se muestra en sus paradojas y rupturas: Historia rota, se confiesa en “Inventario”, p. 38. La unidad del poemario se afirma entonces en la discontinuidad. En efecto, durante treinta poemas, la poeta nos revela su temprana historia de mar, como de mar son los vocablos que, en versos sencillos, indagan sobre sus ancestros y raíces. Con el mar, palabra clave, la semántica completa el paisaje con playa, atarraya, garza, calor, sol, sal, luz, azul… Con un amoroso abuelo que vela los primeros años de la poeta: Tuve un Mi abuelo que me amaba.
Recorren los filamentos de los poemas una experiencia amorosa y erótica apenas revelada en sutiles sugerencias: Testigo fue la luna… / Habló la piel / Y desterró el silencio. p. 24. Y en una transición, que en nada nos parece traumática, ese presente evocado desaparece con un “Deseo”: Quiero quemar / Mi ayer. (…) Bañar mi sueño / Con la voz / De su silencio p. 27.
Esa historia rota viene también con una nueva edad de la poeta. En efecto, La noche es una fiesta / Y hay sol y flores y aves…p. 19, que anuncia el amanecer, da paso a una semántica de Ausencia, más ausencias y añoranzas, (donde) Sólo faltó el amor. p. 34. El paisaje en esta segunda edad, también es otro: Un farol, muros blancos, adoquines, bruma. Goteo de la tarde, la lluvia y el silencio…


No es una poesía de alto vuelo lírico. Grosso modo, citaría unas líneas que tienen esa naturaleza: Un atado de luz / se hizo poesía p. 14. Tibieza de gorrión / Es tu palabra p. 14.
Una virtud que merece la pena destacar, como una conquista de la poesía, es que el imaginario ideológico de la escritora casi desaparece. En el poema 26 es apenas visible la intención brumosa de crucificar al hombre; p. 40

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