por DIEGO FERNANDO SANCHEZ
El 9 de abril de 1948, hace 60 años, frente al tradicional Teatro Faenza de Bogotá, vió por última vez la luz de la vida, Jorge Eliecer Gaitán, el político de más arraigo popular de la historia del siglo XX en el país. De origen humilde, nacido en el popular Barrio Las Cruces de la plomiza y lluviosa Bogotá de principios del siglo, se educó en medio de grandes dificultades. Su madre, maestra de escuela, le inculcó desde la más temprana edad el amor por la lectura, hecho que le permitió cultivar una gran cultura y destacarse desde muy jóven, razón por la cual se hizo merecedor de un viaje a Italia, donde terminó sus estudios de derecho, asimilando la hermenéutica en las canteras del penalista Enrico Ferri.
La voz nasal inconfundible del caudillo, y su carisma inigualable, sus dotes insuperables de orador, los gestos , ademanes y la atracción contundente que despertaba en las masas, todo esto hizo que Gaitán experimentara una vertiginosa y ascendente carrera política. En 1929 denunció los horrores de la masacre de las bananeras. Más adelante, como Ministro de Educación impulsó el aprendizaje de las clases populares. En su calidad de Ministro de Trabajo benefició a los asalariados.
Su campaña presidencial en 1947 se fundamentó en la lucha por la justicia social y el énfasis en un liberalismo de avanzada. Cuando experimentaba el mayor apoyo popular y se perfilaba como el futuro presidente de los colombianos, su vida fue segada abruptamente por su victimario Juan Roa Sierra, hecho que inició una revuelta en la capital denominada "El Bogotazo", dividió la historia de Colombia en dos, y se inició una ola de violencia que se ha tornado crónica.
El pueblo enfurecido al ver caer a su líder, canalizó su ira, su impotencia y su dolor, destruyendo todo lo que para ellos representaba los símbolos del poder hegemónico y excluyente que Gaitán combatió. Nunca se supo quienes fueron los verdaderos asesinos que se agazaparon en la culpabilidad de Roa Sierra, quien fue linchado por la turba enardecida. Dias antes de su trágica muerte, Gaitán había conmovido a la Nación con la "Marcha del Silencio", en la que miles de personas se dieron cita en la plaza mayor de Bogotá, para escuchar declamar a su caudillo la " Oración por la paz". Hoy por hoy, la memoria de Gaitán sigue viva en la conciencia colectiva de una nación lacerada por la violencia, que vió truncada con la muerte de su caudillo, la oportunidad de ver a un hijo del pueblo regir sus destinos.