lunes, diciembre 22, 2008

Época de Navidad



CARLOS E. CAÑAR SARRIA
carlosecanar@hotmail.com


En esta semana celebraremos la Navidad. El nacimiento del Niño Dios colma de amor y esperanza los corazones. Época de unión familiar, de reencuentros entre amigos y familiares. El amor se hace más constante, más sentido y más evidente. Las ciudades y los hogares se llenas de luces y de estrellas. Los villancicos y cánticos celestiales arrullan las noches y los días. Todo se siente y se vive distinto. Se trata del acontecimiento más maravilloso del mundo.
La época de Navidad no está exenta de recuerdos, reflexiones, balances, expectativas, incertidumbres y deseos. Reflexiones sobre lo que hicimos y omitimos. Los gastos económicos aumentan y es posible que las deudas también. Época de detalles y regalos, de acciones de desprendimiento material y personal para compartir con otras personas lo poco o mucho que tengamos. Época propicia para las reconciliaciones. Un país como el nuestro con tantas violencias necesita cohesionarse en torno a la reconciliación. La paz y la tranquilidad es algo que debiéramos desear y construir todos.
Hay que pensar en los secuestrados y sus familias. No ahorrar esfuerzos para clamar por su libertad. El país espera la liberación de todos los secuestrados. De los políticos, pero también de los soldados y policías que siguen condenados al olvido. No se volvió a hablar, por ejemplo, del hijo del profesor Moncayo, etc. También hay que pensar en los desaparecidos, en los desplazados por la violencia y por la pobreza, en los niños maltratados y abusados, en los explotados y desempleados, en los enfermos, en los destechados. En fin, en todas aquellas personas que soportan- con estoicismo-las injusticias y las profundas desigualdades socioeconómicas.
Deseamos que el Niño Dios ilumine a nuestros dirigentes y gobernantes para que actúen a favor de los intereses comunitarios, pero sobre todo, en pro de los sectores más vulnerables y pobres de la sociedad. ¡Feliz Navidad!
Coletilla: En esta época acompañamos espiritualmente a los esposos abogados Álvaro Grijalba Gómez y Doris Villanueva. Que el Niño Dios les de resignación y esperanza después de la trágica desaparición de su hijo, Juan Federico. De aquel joven que conocimos en las aulas universitarias y que se caracterizó por su inteligencia, su exquisita alegría y don de gentes.

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