pro: Alvaro Grijalba Gómez
Exactamente dentro de un mes, Popayán, nuestra entrañable y amada Ciudad, comenzará a sentir el sonar de campanas, el olor a cera de laurel e incienso, el ir y venir de síndicos y cargueros organizando y armando pasos, esos monumentos andantes de la tradición que pasean por las calles la Pasión de Cristo.
Año tras año los payaneses nos alistamos para recibir la Semana Santa como la semana más importante del calendario, la más significativa, llena de solemnidades, de visitantes y turistas, de peregrinos y creyentes que llegan para vivir entre nosotros estos días de reencuentro con el espíritu semanasantero de un pueblo que tiene en ellos la esencia misma de su fe cristina y su religiosidad católica.
Las fachadas de sus añosas casonas se visten de blanco y sus templos coloniales se atiborran de piadosos feligreses o expectantes jóvenes buscando barrote para vestir la túnica morada, el capirote, las alpargatas y cargar en sus solemnes procesiones.
Las hermosas payanesas se alistan con sus trajes de ñapangas y sus olorosos sahumerios para acompañar garbosas y coquetas los pasos de los Cristos y las Dolorosas en su nocturnal recorrido entre cirios y músicas de orquestas y de coros.
Popayán se hincha de orgullo centenario para mostrar al mundo su más valiosa expresión cultural y religiosa, con su riqueza escultórica de invaluables imágenes que reposan en altares y nichos de sus esplendorosos templos de la religión católica, mecenas y propietaria de este ancestral tesoro, que los payanes cuidamos con esmerado celo.
Se avecina nuestra Semana Santa, semana de esperanzas y alivios para la frágil economía regional que recupera espacios vacíos y los llena de atractivos al gusto de propios y turistas, convariedad de exposiciones, con ferias artesanales y una abrumante informalidad que año a año se toman la Ciudad.
La cultura aflora en la piel dorada de esta noble e hidalga Popayán que se viste de galas musicales con su tradicional festival de música religiosa, con sugestivas exposiciones de arte y las maravillosas muestras del patrimonio histórico que reposan en museos, iglesias y colecciones privadas.
Dentro de cuatro semanas Popayán vivirá una vez más esos días de fe cristiana y fervor religioso, con sus imponentes procesiones de agonizantes Cristos, tiernas Dolorosas y Amos Caídos, de San Juanes, Verónicas y Magdalenas, de insignias y cruces, con redobles de tambores y cirios encendidos.
¡Se avecina nuestra Semana Santa y debemos prepararnos todos para recibirla como siempre lo hemos hecho!
agrigo@hotmail.com