lunes, abril 09, 2007

Réplicas infantiles en la ‘Jerusalén de América’


Una tradición que se lleva en la sangre

POPAYÁN, El Liberal, 09 de abril de 2007

“Los niños son el futuro de Colombia”. Ese es el lema que siempre se escucha en el país, en medio de la violencia, cuando se buscan defender los derechos de los menores; pero en esta oportunidad la frase no se cita por dichos acontecimientos, sino por algo más especial, porque ellos son quienes continuarán dándole vida a las tradicionales procesiones de Popayán.

Y es que con este objetivo nació la idea de que las llamadas Procesiones Chiquitas tuvieran lugar en la ciudad, pues como argumenta, Higinio Paz Navia, organizador de la Procesión Chiquita del Domingo de Pascua, “éstas son una imitación de los pasos grandes que se crearon para que el niño desde temprana edad conozca cuáles son los elementos que conforman un paso y el cómo se arreglan para que cuando crezcan y lleguen a la adultez conserven el mismo entusiasmo y espíritu semanasantero”.

En Popayán desde hoy inicia la celebración de los niños con la procesión que se institucionalizó en 1990 por insinuación de los turistas que se quedaba hasta el domingo y no podía apreciar las procesiones chiquitas que comenzaban en un principio el lunes siguiente de Semana Santa, “así con mi familia y con la anuencia de la Junta Permanente Pro Semana Santa se decidió comenzar esta fase para que la gente pudieran permanecer más tiempo en la Ciudad Blanca y vivir con los pequeños la tradición”, prosiguió.

Diecisiete pasos son los que recorrerán las principales calles de la ciudad para conmemorar la pasión y muerte del Señor Jesucristo que se hizo hombre para salvar el mundo.

Sin dejar de lado ningún detalle, estas procesiones tienen incluidas las esculturas de las imágenes expresamente talladas en madera y los atuendos perfectamente confeccionados que asumen los oficios de todos los personajes que intervienen en las procesiones de la Semana Mayor como cargueros, sacerdotes, sahumadoras, regidores y moqueros.

Y aunque los pequeños no son galardonados como los adultos, cuando terminan su período de carguío, “generalmente pasan a la procesión grande como moqueros y, ya cuando cumplen sus 16 años empiezan a buscar el barrote para éstas”.

De aquí que la tradición no se pierde y siga latente cada vez más para afianzar la fe en Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un vinculo directo a esta nota es IX Exposición de Orquídeas en Popayán

Gracias por mostrar una pequeña parte de esta ciudad.

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