ENTRE CARGUEROS: “EL QUE ARMA, CARGA”
Para Los Cargueros, su disposición de sacrificio es todo un acontecimiento espiritual y social que va de la mano con sus creencias y su fe. Por eso, no importa el lugar del mundo donde residan, siempre aparecen los días que tienen el compromiso de “acotejarse” y ayudar en la armada de los pasos.
Vienen o aparecen por
En los últimos meses algunos Cargueros ya han hecho el ejercicio de participar en procesiones como la subida y bajada del Ecce Homo (el patrono de Popayán), de la iglesia de Belén a
Los Cargueros más comprometidos y dispuestos, se pondrán su túnico, su capirote y sus alpargatas para salir a las calles (urna en mano), el tradicional día
De seguro, y como siempre, todos los cargueros participarán con devoción a la invitación que les hace el Arzobispo, para hacer parte de Los ejercicios Espirituales de los hombre de fe; que entre otras, les pide a cada uno, confesión y comunión, para que cuando ejerzan su carguío, con sacrificio y dolor, sean ante los ojos de Dios, hombres libres y limpios de pecado.
Ya muchos Cargueros fantasean con los días del ajetreo (desde El Viernes de Dolores hasta el Lunes Santo) para colaborar con los Síndicos en la sacada de los enseres de los pasos guardados en sus casas, en las sacristías y las piezas de los judíos que hay en las iglesias. Allí estarán Los Cargueros trapito de dulceabrigo en mano, con palitas madera para raspar la cera que quedó del año pasado, o con brochas de pelo de Martha para limpiar el rostro de las imágenes, hasta que llegue el momento de “acotejar” y mirar si todos los hombros son iguales y sirven para el mismo paso.
Algunos opinan que los Cargueros deberían ser patojos de pura sangre, pero la historia nos dice que muchos hombres foráneos casados con mujeres de esta tierra, por el milagro de la parentela, han alcanzado la dignidad de Cargueros con todas las de la ley. Igualmente, que muchos Cargueros han delegado su barrote a parientes o amigos de otras regiones, e incluso, se habla con admiración de un hombre Belga que de tanto viajar de su país para asistir a las procesiones, ya tiene barrote propio.
Las anécdotas de los cargueros son ricas, picantes y variadas. Se habla por ejemplo, de un hombre llamado Otón Sánchez, que cargó hasta la edad de los 75 años (otros dicen que hasta los 85), y que por eso, cuando le impusieron
Hay cargueros que heredan barrote de sus ancestros, otros que inician desde la infancia en las procesiones chiquitas, y otros que a fuerza de perseverancia y de tanto “pichonear”, logran barrote y hoy exhiben su huevo (fibroma muscular) con orgullo, porque gracias a él, sostienen la tradición cultural e inmaterial que a este pueblo hace grande a los ojos del mundo. (valenciacalle@yahoo.com)
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