martes, abril 10, 2007

Procesiones y antidemocracia


Por: Carlos E. Cañar Sarria

Que los cargueros de los pasos de las procesiones de Semana Santa en Popayán lleven cubiertos sus rostros con el capirote, tal como se hace en España, especialmente en Sevilla es una inquietud acertada.

El colega columnista y amigo, Francisco José Varona Muñoz, agrega: “En Popayán, algunos por vanidad, narcisismo, soberbia (pecado capital) no quieren bajarse el forro…” Se queja además, de la falta de democratización en la elección de la Junta Pro Semana Santa, esta elección se hace a dedo (cooptación).

Presuponemos que todos los participantes en las procesiones están motivados por la fe, la sencillez y la devoción; los cargueros además soportan el peso de los pasos, que simbólicamente se asemeja-guardadas las proporciones- al peso de la cruz de Cristo rumbo al calvario.

Como se trata de un acto de fe y de devoción cristiana, lo que menos importa es darse vitrina o hacer pasarela. Son los pasos los que se exponen y se exhiben en cada recorrido y no quienes los cargan. Los cargueros piadosos en nada se van a ofender o incomodar si participan con los rostros cubiertos.

Las juntas Pro Semana Santa han sido pilares fundamentales en la preservación de este importante evento religioso que completa los 451 años, pero les ha hecho falta democratizar las procesiones. Los mismos cargueros y unos pasos hereditarios, límites de edad a las mujeres zahumadoras. Existen dudas sobre los criterios de selección de zahumadoras, dizque priman palancas, recomendaciones, la belleza física, el color de la piel, la posición socioeconómica de las aspirantes. Apellidos, recomendaciones, cargos, posición económica y polìtica para nuevos cargueros y regidores. De ser cierto todo esto, se desvirtúa el sentido de espiritualidad de las procesiones al tiempo que se pisotea la democracia. Que sólo se tenga en cuenta en los desfiles a la Universidad del Cauca, es una decisión antidemocrática y excluyente. Hay otras universidades públicas y privadas que hacen presencia en la región que amerita ser tenidas en cuenta. Anteriormente no se discriminaba a las mujeres zahumadoras por edad, belleza física, condición económica y social y mucho menos por el color de la piel. De no existir hoy tales discriminaciones, por ejemplo, nuestra Mujer Cafam, Yannet Mosquera y otras mujeres, podrían participar como zahumadoras en el futuro. ¿Desde cuándo las procesiones se volvieron excluyentes y elitistas? Que se haya dado participación a las mujeres como regidoras ya es un avance, pero hace falta más. Por lo tanto, los reglamentos y la misma Junta necesitan modernizarse, es decir, democratizarse. La exclusión, la arrogancia, el orgullo contradicen la filosofía de Cristo fundamentada en la inclusión y en el amor.

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