Occidente, Cali, abril 07.
Lo preocupante no es que la gente se aparte de las religiones, sino que se pierdan los principios que promueve el cristianismo, de bondad y respeto por el prójimo.
El valor de la Semana Santa va más allá de lo religioso, más allá de los actos de fe.
En el fondo, el verdadero valor de los días santos está en la reflexión, en la promoción del humanismo desde la filosofía cristiana.
Mucho se ha debatido por estos días sobre la pérdida de fieles que han sufrido las religiones, especialmente la Católica, pero ésta, al fin de cuentas, es una discusión superficial, pues lo verdaderamente importante no es que una religión pierda espacio, lo importante es que no se pierdan los valores de respeto por los semejantes, principios que promueven la mayoría de los credos, orientados en su mayoría hacia las buenas acciones y el comportamiento ejemplar.
Tal vez por esto, por ir precisamente en contravía del respeto del prójimo, el catolicismo ha perdido fieles; en el caso colombiano, por ejemplo, la Conferencia Episcopal calcula que en los últimos diez años la población que sigue esta religión se ha reducido en un 10%. Las posiciones de los jerarcas de la Iglesia frente a temas como el aborto y la homosexualidad han alejado cada vez más a la gente de los templos.
Lo importante es que si esta tendencia se mantiene, y los colombianos se alejan cada vez más de la Iglesia, no se pierda esa filosofía cristiana que se resume en la frase "amaos los unos a los otros como yo os he amado", filosofía que tiene como principios de vida el perdón y la reconciliación.
En un país en el que el 90% de la población es católica, los jerarcas de la Iglesia deberían buscar el porqué de la dimisión de sus fieles, evaluar por qué la gente se aleja de los templos, y cumplir a cabalidad esa misión de ser una institución difusora de la bondad.
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