Por: JORGE MUNOZ FERNANDEZ
Desde Granada, España
Después de la frustrada tentativa de observar las procesiones del Jueves Santo en Granada, suspendidas por el invierno, nos refugiamos con Kristina Sachetti en la “Cafetería Jaragua”, para disfrutar de un par de tazas de café colombiano.
Tenia yo interés por conocer un poco de historia y anécdotas de los Capos sicilianos de “La Cosa Nostra”, interpretadas en la legendaria figura de Don Vito Corleone, llevada magistralmente al séptimo arte por Mario Puzo y Francis Ford Coppola.
Kristina, docente italiana, hace parte de los ochenta mil estudiantes que cursan carreras y postgrados en la pequeña ciudad de Granada. Habla un perfecto español, casi sin puntos finales, y, coincidencialmente, es oriunda de la misma población de Provensano, donde las autoridades, después de cuarenta años, levantaron a los feligreses la prohibición de lucir capuchas en las procesiones. Razones imaginables: sicariato encapirotado.
Kristina me cuenta que el pueblo del “Capo di Tuti Capi”, (El Jefe de los Jefes), Provensano, capturado el año pasado, tiene doce mil vecinos, es decir doce mil almas, para utilizar un lenguaje semanasantero.
“En mi pueblo, Corleone, hay 120 iglesias, en una proporción excepcional que no existe en ningún otro lugar del planeta, religiosidad que ha marchado pareja con su tradición mafiosa. Puedes imaginarte, entonces, la espiritualidad que se siente durante la época de Semana Santa. Bernardo Provenzano, por ejemplo, fue detenido después de un largo seguimiento, tanto que disfrutó cuatro décadas de clandestinidad, y sólo se comunicaba mediante mensajes bíblicos con los miembros de sus estructuras mafiosas. Durante años la secreta sociedad criminal aprovechó la cotidianidad espiritual para protegerse, y, la Semana Santa, para los ajustes de cuentas”.
“En Corleone la prohibición de cubrirse el rostro data de 1960, pero tras el arresto de Provenzano el alcalde Nicolo Nicolosi ha permitido el regreso de las capuchas, como simbólico retorno a la legalidad usurpada por la mafia”.
El regreso de las capuchas de Semana Santa al pueblo de Provensano recobra la herencia española de las Dos Sicilias y Cerdeña, en el Reino de Aragón, donde tuvo su origen la tradición del capirote.
Estudiosa de la mafia Colombia, me he dicho: “En Sicilia las organizaciones mafiosas tenían su propio Estado fantasma, integrado por criminales con el rango de “Hombres de Honor”, en tu país la mafia no ha necesitado esconderse, simplemente los otros han guardado confortable mudez.