miércoles, abril 04, 2007

Semana santa: repasando propósitos del pasado

De: Popayanaldia.com / Editorial

Semana santa: repasando propósitos del pasado
Abril 04 de 2007
foto: Del paso El beso de Judas.( Mav)

Hay también otro análisis, menos obvio, que podemos hacer: la del año pasado fue la Semana santa de los 450 años; fueron planteadas varios acciones. Hoy estamos en condiciones de saber si se realizaron o no: hacer un balance al respecto.

Según el programa, habría ciclo de conferencias en esta capital y otras ciudades del país, y exposiciones, conciertos, una versión más del afamado Festival internacional de música religiosa, muestra artesanal, procesión del recuerdo. Casi todo lo dicho de cumplió. Fijaremos por ahora nuestra atención en algunas de las acciones no realizadas.

Fue estrenado un video sobre los templos de Popayán de donde salen consecutivamente las procesiones (obra de investigadores y artistas del Colegio Mayor del Cauca). Ese video es digno de estarlo mostrando y la ocasión de esta semana es propicia; mostrarlo por ejemplo en los canales locales y regionales de televisión.

Por otra parte, uno de los proyectos más especiales para la celebración de los 450 años, fue la construcción de una obra diseñado por el maestro Adolfo Torres y demás profesores asociados, de Artes de la Universidad del Cauca: un par de monumentos gigantescos (carguero y sahumadora) que serían ubicados junto al paso elevado de la variante, en la entrada norte de la ciudad. Se trataría de esculturas por el estilo de la chirimía que hay en el round point del sur (salida hacia Timbío), obra de Torres y sus colaboradores. Siempre se supo que uno de los principales escollos sería la consecución de los materiales –ingentes cantidades de hierro, cemento y demás. Qué pasó?

También fue mencionado en el año pasado el proyecto: Escuela de artes y oficios. Como es bien sabido, ya existe en Popayán una famosa Escuela de restauración de bienes inmuebles; la proyectada lo sería para bienes muebles, en el mismo sentido de la primera: formar con profesionalismo en una especialidad y oficio a jóvenes de escasos recursos económicos. Para la materialización de este proyecto siempre estuvo claro que sería necesaria la cooperación nacional e internacional. Qué pasó?

Otro de los propósitos es que sesionaría en Popayán, en el Paraninfo de la Universidad del Cauca, un Congreso de Juntas y cofradías semananteras de Iberoamérica (en países como Ecuador y Perú hay juntas muy activas que organizan procesiones desde tiempos inmemoriales, y por supuesto las hay en España, sobre todo en Andalucía).

Siempre fue claro que este propósito era de los más difíciles de alcanzar por los costos que implica, y se sabe de contactos de los directivos de la Junta pro Semana santa con sus colegas de las ciudades semanasanteras españolas. La reunión internacional acaso será posible más tarde, cuando el tiempo y las conexiones permitan reunir todos los recursos que son necesarios.

Cinco siglos de procesiones


Cinco siglos de procesiones


Con la conquista española llegó la evangelización, y con ella, las fiestas religiosas en honor a los santos de la Iglesia. Una de esa expresiones fue precisamente la de las procesiones en las que el clero reprodujo los desfiles sacros realizados en España y que tuvieron gran acogida entre los indígenas, porque permitían visualizar lo sagrado a través de la imaginería.

Una de las primeras referencias a la celebración de la Semana Santa en la capital caucana la hizo Juan de Castellanos en sus Elegías de varones ilustres de Indias, cuando narró cómo en el año 1556 se planeó durante la Semana Santa una conspiración de rebeldes peruanos que fue finalmente sofocada. En 1558 Felipe II suscribió las cédulas reales que autorizaban las procesiones en Popayán. Sin embargo, la tradición tiene un fuerte contenido oral ya que no se han encontrado descripciones pormenorizadas de los siglos XVI y XVII, como sí sucede a partir del siglo XVIII.

Las procesiones de Semana Santa no han tenido una historia estática. Inicialmente participaban únicamente personas humildes que se encargaban de cargar en andas muy sencillas las imágenes traídas de España. No obstante, las procesiones se fueron enriqueciendo debido a la prosperidad económica de la Gobernación de Popayán, cuya economía se basaba en la minería. De hecho, el sector minero impulsó la agricultura y el comercio y permitió a la élite payanesa acceder a libros, pianos, obras de arte, mobiliario y objetos suntuarios para sus casas e imágenes con piedras preciosas y adornos de oro y plata, retablos, tallas, alhajas, coronas, adornos y piedras preciosas destinados a templos, conventos y cofradías

Así, el progreso económico llevó al aumento y enriquecimiento artístico de los pasos, a la introducción de nuevos elementos en los desfiles sacros y permitió la construcción de templos y capillas. Adicionalmente, se hizo habitual que las personas adineradas dejaran en sus testamentos valiosos tesoros y obras de arte a la Iglesia.

Por
otra parte, es importante anotar que desde sus inicios, las procesiones de Popayán han tenido una estricta organización, respetada por toda la comunidad a lo largo de su historia. De ahí que esta tradición esté tan arraigada en el sentimiento colectivo. Se sabe, por ejemplo, que el civismo y el ornato se impusieron como norma para darle todo el realce a esta celebración. De esta manera, una especie de decreto municipal, que reposa en el Archivo Histórico de la Universidad del Cauca, ordena el enlucimiento de la ciudad -pintar de blanco todas las fachadas por donde pasan la procesiones-.

Dicha disposición, que rige para la Semana Santa, tiene una tradición de siglos, ya que el documento está fechado el 29 de marzo de 1675 y estipula que todas las personas, vecinos y moradores, limpien cada cual la parte que le pertenece de la calle y el solar.

A pesar de los múltiples cambios de gobierno y de guerras civiles, las tradiciones heredadas de la época colonial subsistieron y se reglamentaron. La realización de las procesiones ha estado en manos de los laicos, en quienes los curas párrocos delegaron, a través de la figura de la sindicatura, el mantenimiento, arreglo y cuidado de los pasos.

La institución de las procesiones se ha mantenido porque contra todo lo que se cree, no es solamente una élite la que participa en ella. Debajo de las andas no hay distingo social ni económico. El barrote es transmitido de padres a hijos, bien sean descendientes de familias tradicionales o de ciudadanos anónimos. Igual sucede con quienes desempeñan labores en las procesiones, como los síndicos, regidores y sahumadoras.

La importancia de la Semana Santa se revela también en el hecho de que las celebraciones se salen del marco cronológico de la Semana y se extienden por todo el año. Así, la capacidad de convocatoria que logran procesiones como la del Día del trabajo, cuando miles de hombres se congregan para realizar la procesión diurna al Amo Ecce Homo, en la cual tradicionalmente sólo alumbran los hombres, o la procesión nocturna del Amo el sábado anterior, en la cual sólo alumbran las mujeres, constituyen un ejemplo de la fortaleza de este ritual en el presente siglo.

Fuente: http://www.museonacional.gov.co/popayan2.html

CINCO SIGLOS DE PROCESIONES

FUENTE:http://www.museonacional.gov.co/popayan2.html



Semana Santa en Popayán. La procesión va por dentro


Cinco siglos de procesiones
Con la conquista española llegó la evangelización, y con ella, las fiestas religiosas en honor a los santos de la Iglesia. Una de esa expresiones fue precisamente la de las procesiones en las que el clero reprodujo los desfiles sacros realizados en España y que tuvieron gran acogida entre los indígenas, porque permitían visualizar lo sagrado a través de la imaginería.

Una de las primeras referencias a la celebración de la Semana Santa en la capital caucana la hizo Juan de Castellanos en sus Elegías de varones ilustres de Indias, cuando narró cómo en el año 1556 se planeó durante la Semana Santa una conspiración de rebeldes peruanos que fue finalmente sofocada. En 1558 Felipe II suscribió las cédulas reales que autorizaban las procesiones en Popayán. Sin embargo, la tradición tiene un fuerte contenido oral ya que no se han encontrado descripciones pormenorizadas de los siglos XVI y XVII, como sí sucede a partir del siglo XVIII.

Las procesiones de Semana Santa no han tenido una historia estática. Inicialmente participaban únicamente personas humildes que se encargaban de cargar en andas muy sencillas las imágenes traídas de España. No obstante, las procesiones se fueron enriqueciendo debido a la prosperidad económica de la Gobernación de Popayán, cuya economía se basaba en la minería. De hecho, el sector minero impulsó la agricultura y el comercio y permitió a la élite payanesa acceder a libros, pianos, obras de arte, mobiliario y objetos suntuarios para sus casas e imágenes con piedras preciosas y adornos de oro y plata, retablos, tallas, alhajas, coronas, adornos y piedras preciosas destinados a templos, conventos y cofradías.




Así, el progreso económico llevó al aumento y enriquecimiento artístico de los pasos, a la introducción de nuevos elementos en los desfiles sacros y permitió la construcción de templos y capillas. Adicionalmente, se hizo habitual que las personas adineradas dejaran en sus testamentos valiosos tesoros y obras de arte a la Iglesia.

Por otra parte, es importante anotar que desde sus inicios, las procesiones de Popayán han tenido una estricta organización, respetada por toda la comunidad a lo largo de su historia. De ahí que esta tradición esté tan arraigada en el sentimiento colectivo. Se sabe, por ejemplo, que el civismo y el ornato se impusieron como norma para darle todo el realce a esta celebración. De esta manera, una especie de decreto municipal, que reposa en el Archivo Histórico de la Universidad del Cauca, ordena el enlucimiento de la ciudad -pintar de blanco todas las fachadas por donde pasan la procesiones-.

Virgen de la Soledad, procesión del Viernes Santo
Fotografía: Patrick Ruillard


Dicha disposición, que rige para la Semana Santa, tiene una tradición de siglos, ya que el documento está fechado el 29 de marzo de 1675 y estipula que todas las personas, vecinos y moradores, limpien cada cual la parte que le pertenece de la calle y el solar.

A pesar de los múltiples cambios de gobierno y de guerras civiles, las tradiciones heredadas de la época colonial subsistieron y se reglamentaron. La realización de las procesiones ha estado en manos de los laicos, en quienes los curas párrocos delegaron, a través de la figura de la sindicatura, el mantenimiento, arreglo y cuidado de los pasos.

La institución de las procesiones se ha mantenido porque contra todo lo que se cree, no es solamente una élite la que participa en ella. Debajo de las andas no hay distingo social ni económico. El barrote es transmitido de padres a hijos, bien sean descendientes de familias tradicionales o de ciudadanos anónimos. Igual sucede con quienes desempeñan labores en las procesiones, como los síndicos, regidores y sahumadoras.


La importancia de la Semana Santa se revela también en el hecho de que las celebraciones se salen del marco cronológico de la Semana y se extienden por todo el año. Así, la capacidad de convocatoria que logran procesiones como la del Día del trabajo, cuando miles de hombres se congregan para realizar la procesión diurna al Amo Ecce Homo, en la cual tradicionalmente sólo alumbran los hombres, o la procesión nocturna del Amo el sábado anterior, en la cual sólo alumbran las mujeres, constituyen un ejemplo de la fortaleza de este ritual en el prsente siglo

OJO AL PASO

Fotos: El Cachorro, La Crucifixión, y el Crucifijo

Paso: La Piedad, de la Iglesia Santo Domingo

Juan León (fotógrafo payanés)


OJO AL PASO
Es la exposición fotográfica de Juan León, auspiciada por la Junta Pro Semana Santa, en sus 70 años de labores (1937-2007)
Las fotografías en un formato extra grandes (180 x 240cm) se pueden visitar en la Casona de la Cámara de Comercio de Popayán.

EL BESO DE JUDAS


EL BESO DE JUDAS,

Imagen de la Iglesia San Francisco de Asis que sale el jueves Santo. Judas es una imagen quiteña del siglo XX, y las imagenes que le acompañan son del siglo XVIII.

Popayán, lista para su 44 Festival de Música Religiosa


Popayán, lista para su 44 Festival de Música Religiosa

Cerca de 200 artistas provenientes de seis países, 9 conciertos y dos talleres de formación, hacen parte de la oferta del 44 Festival de Música Religiosa de Popayán que se realiza en el marco de la Semana Santa. Los honores serán para el Coro de Cámara de la ciudad, con ocasión de su 40 aniversario.

Popayán, abril de 2007. Artistas de Bélgica, Curazao, España, Francia, Rusia y, por supuesto, Colombia, serán los encargados de la selecta agenda de talleres y conciertos que la Corporación Festival de Música Religiosa ha preparado para este 2007. Del 1 al 7 de abril, tendrán lugar un taller de técnica vocal, uno de apreciación musical, cuatro conciertos gratuitos y cinco de abono, en escenarios como el Teatro Guillermo Valencia, la Iglesia de San Francisco o el Coliseo La Estancia de Popayán.

Entre los invitados se cuentan las orquestas Sinfónica Nacional de Colombia, Filarmónica del Valle e Infantil y Juvenil del Cauca; y agrupaciones de reconocida trayectoria como el Coro de Cámara de Popayán, el Cuarteto Santa Fe, el Trío Granados y Kalenda Maya.

Entre las obras que cautivarán a los cientos de personas que se congregan en Popayán con ocasión de la Semana Mayor, se destaca el Concierto para piano No. 21 de Mozart, interpretado por la Sinfónica Nacional con Eduardo Rojas como solista; la Fantasía Coral de Beethoven, en donde actuarán la soprano Delsy Janeth Estrada, la mezzosoprano Janeth López, el tenor Leonardo Guevara y el bajo Antonio Arango; acompañados del Coro de Cámara de Popayán, dirigido por Stella Dupont, y al piano Harold Martina. La dirección artística será del maestro Eduardo Carrizosa Navarro.

Se cuenta también con la participación del francés Michel Piquemal, reconocido bajista y director coral, y quien llevará la batuta de la Pequeña Misa Solemne, de Rossini. En el piano actuará nuevamente el maestro Harold Martina y en el armonio Serguei Sytchkov. Junto a ellos, el Coro de Cámara de Popayán, que como reconocimiento a sus 40 años de actividades recibirá del Festival la Orden Edmundo Mosquera.

La agenda académica se abrirá con los talleres de Técnica Vocal y Apreciación musical que dictarán la mezzosoprano Janeth López y el maestro chileno Mario Gómez Vignes, respectivamente, y para cuya participación sólo se requiere de inscripción previa.

Así mismo, y como parte fundamental de la misión del Festival, de abrir espacios para el fomento y disfrute de la música sinfónica o de cámara a nuevas agrupaciones, sobresale la participación de la Orquesta Infantil y Juvenil del Cauca. Entre su repertorio se incluye el Concierto en Re menor para Orquesta y cenvalo, de Vivaldi; la Canción sin palabras, de Tchaikovsky; y el Concierto para trombón, de Larson.
Y por supuesto, no pueden faltar los conciertos de cámara que se tomarán el Teatro Guillermo Valencia a partir del Martes Santo y hasta el viernes 6 de abril. El cierre, por cuarto año consecutivo, correrá por cuenta de la Sinfónica Nacional, con su tradicional concierto popular en el Coliseo de Popayán, y cuyo programa ofrecerá una interesante mezcla entre reconocidas creaciones del repertorio clásico universal, como es el caso de la Suite No. 1 de Peer Gynt, de Edward Grieg, de quien se conmemoran 100 años de su fallecimiento, así como obras tradicionales en versión sinfónica, como San Pedro en el Espinal, de Milciades Garavito, o Yo me llamo cumbia, de Mario Gareña.

De esta manera, el Festival que en sus 44 años ha acogido artistas, orquestas y coros de Colombia, Chile, Curazao, Argentina, Ecuador, Estados Unidos, Costa Rica, Venezuela, Cuba, México, Puerto Rico, Italia, Alemania, Inglaterra, Bélgica, Austria, Rusia, Francia, España, Irán y Marruecos, realizando múltiples estrenos mundiales y nacionales, siendo inclusive reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación, por sus aportes a la formación musical del país y a una trayectoria ininterrumpida que le ubica como el más antiguo de su género en América, se prepara una vez más para abrir nuevos espacios de formación, apreciación y disfrute de la música.

El Festival de Música Religiosa es un evento concertado con el Ministerio de Cultura, que cuenta con el apoyo de la Gobernación del Cauca, las embajadas de España y Francia, la Corporación Andina de Fomento (CAF), entidades financieras y la empresa privada.

Informes:
Corporación Festival de Música Religiosa de Popayán
Teléfono (57 2) 8243970

GRACIAS A LOS CARGUEROS DE POPAYÁN

fOTO: JORGE OROZCO (Avenida de los Guyacanes, Popayán)

POR: MARCO ANTONIO VALENCIA

Gracias a los cargueros de Popayán, Jesucristo cada año puede volver a cargar sus cruz, y los católicos del mundo pueden sentirse libres de pecado para morir tranquilos y volver al paraíso prometido, a un cielo donde no hay esposas, ni vejez, ni muerte, tres de las tragedias más lamentables de esta vida (dicen algunos)

*

Esta Semana Santa los cargueros más desordenados sentirán el peso del mundo sobre sus hombres, y aquellos que pueden mirar de frente por estar libre de pecado, sentirán que llevan una pluma en vez de barrote. Pero al final, todos ellos levitarán redimidos, limpios, llenos de fe y con la emoción del deber cumplido.

*

Miles de alumbrantes venidos desde todos los rincones del país, “como dos serpientes de fuego” se deslizarán al compás de las bandas de guerra de la Policía, la Academia Militar y el Ejército, así como de una coral y una orquesta de música sacra (con música de y para ángeles que solo disfrutaran los privilegiados que salen alumbrar, o a ver desde un anden o un balcón, el transitar de una de las procesiones más antiguas del continente y más hermosas del mundo. Las procesiones se deben vivir en vivo).

*

Así se puede disfrutar, por ejemplo, del trabajo de las Sahumadoras, que pebetero en mano y vestidas de Ñapanga, queman esencias aromáticas. Quema que deja un rastro imborrable en la memoria olfativa de los asistentes a una tradición viva que inició en el año de 1556.

*

Este olor de esencias aromáticas que las ñapangas payanesas van dejando a su paso, junto a la música sacra, al silencio, al crujir de los pasos, al sonar de la matraca y las campanillas de los sacristanes hacen de nuestras procesiones un evento único y solemne, que pone la carne de gallina cada noche que tenemos la oportunidad y el privilegio de estar presentes; porque la gente culta toda, en masa, y a una, salimos, igual que cientos de turistas, a alumbrar en las procesiones.

*

Es falso que las procesiones sean iguales cada año. Que con verlas una vez ya se han visto todas. Esa es una mentira que ofende. Con el correr de los años nuestra sensibilidad y entendimiento de esta noble tradición va creciendo, afinándose. Cada año, como ciudadanos que alumbramos o vemos pasar la procesión, vamos descubriendo nuevos elementos, olores y perspectivas que nos llena de experiencias novedosas y sensaciones inexplicables, significativas. Mejor dicho, cada año que alumbramos, vamos entendiendo mejor el trabajo de los cargueros, acrecentando nuestra fe y resignificando nuestras creencias. (valenciacalle@yahoo)

Popayán refuerza su seguridad

Semana Santa.
Popayán refuerza su seguridad
Marzo 19 de 2007

Cerca de 800.000 personas se espera que visiten Popayán en la temporada de Semana Santa.
Foto I El Pais

En los próximos días llegarán 600 policías a la Ciudad Blanca

Redacción de El Pais, Popayán.

A partir de esta semana 600 agentes de la Policía Nacional reforzarán la seguridad en la Ciudad Blanca.

Así lo anunció el director nacional de la institución, general Jorge Daniel Castro, quien explicó que con ese incremento de pie de fuerza se garantizará la tranquilidad en Popayán durante la Semana Santa y se reforzarán las zonas urbanas y rurales, que desde enero pasado han reportado brotes de hechos violentos.

"Estos hombres serán dispuestos para adelantar diversas acciones en contra de los grupos delincuenciales y terroristas urbanos", expresó el oficial.

El aumento de personal de la Fuerza Pública para la temporada que se avecina fue bien recibida en la ciudad, ya que, según el alcalde de Popayán, Víctor Libardo Ramírez, “estos hechos de inseguridad no son casuales. Obedecen a la carencia de esquemas de seguridad".


Asimismo, las autoridades eclesiásticas celebraron el anuncio, puesto que se tiene previsto que 800.000 personas visiten la capital del Cauca en Semana Santa.

Según el presidente de la Junta Permanente de Semana Santa, Felipe Velasco Melo, a la ciudad arribarán turistas de España, Venezuela, México, Ecuador, Perú, Estados Unidos, Canadá y República Dominicana.

Para ello se tiene disponible un esquema adicional de seguridad y de atención en salud y transporte, integrado por 17 instituciones y que desde hace un mes realizan labores preventivas, explicó el secretario de Gobierno y Participación Comunitaria del Cauca, Carlos Horacio Gómez.

Además, la Cruz Roja Colombiana y la Defensa Civil han coordinado acciones para que las comunidades que habitan a lo largo de la carretera internacional se comprometan a servirle a los viajeros.

Artesanías se toman a Popayán

Semana Santa
Artesanías se toman a Popayán
Marzo 26 de 2007

En 169 módulos se exhibirán las artesanías caucanas que hacen parte de la muestra Manos de Oro.
Silvio Sierra Sierra I El País

El claustro de Santo Domingo, en Unicauca, será el escenario de la exposición.

Redacción de El Pais - Popayán.

Un total de 250 expositores de las artesanías caucanas estarán reunidos este año en el Claustro de Santo Domingo de la Universidad del Cauca, con ocasión de la Semana Santa.

Accesorios elaborados en vidrio, forja, madera, cuero, cerámica y guadua serán los encargados de mostrar el potencial artístico de cientos de hombres y mujeres entre los 13 y los 70 años de los municipios de El Patía, Inzá, El Tambo, Silvia, Santander de Quilichao, Puracé y Guapi, que están agrupados en la organización Manos de Oro.

El dato clave
Un grupo de 300 personas de la muestra Manos de Oro se preparan para hacer parte de las ferias artesanales de París, Roma, Madrid, Nueva York y Ciudad de México.
Según María Teresa Reina, coordinadora del plan de artesanías de la Junta Pro Semana Santa, cada año el evento se supera en número de expositores, renovación de especialidades, crecimiento importador y exportador lo que, por supuesto, se traduce en mejoramiento de la calidad de vida de unas mil familias del departamento.

"Desde la Junta Pro Semana Santa le hemos abierto a los artesanos un mundo nuevo, que lo han aprovechado y les ha cambiado sus vidas", dijo.

No obstante, la celebración de la fecha religiosa en Popayán no le cierra espacios a las muestras artesanales de otras regiones.

Departamentos como Antioquia, Bolívar, Boyacá, Caldas, Caquetá, Cesar, Cundinamarca, Huila, Nariño, Magdalena, Putumayo, Quindío, Risaralda, Santander y el Valle del Cauca, también estarán presentes.

Además, precisó Reina, la muestra Manos de Oro mantiene relaciones con naciones como Ecuador y Perú que serán invitadas este año.

Unos 200 artistas de seis países presentarán nueve conciertos en Semana Santa en Popayán

EL TIEMPO, Abril 1 de 2007

Unos 200 artistas de seis países presentarán nueve conciertos en Semana Santa en Popayán

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Foto: Archivo particular
El coro de Cámara de Popayán celebra 40 años de fundación con la grabación de un disco de 14 canciones.

Así será la edición 44 del Festival de Música Religiosa, que comenzó este domingo y terminará el próximo 7 de abril en la capital del Cauca.

Algunas de las agrupaciones que participarán son las orquestas Sinfónica Nacional de Colombia, Filarmónica del Valle y Juvenil del Cauca, además de agrupaciones como el Coro de Cámara de Popayán, el Cuarteto Santa Fe, el Trío Granados y Lakenda Maya.

También hacen parte de la programación dos talleres de formación.

Hay que destacar también la participación de Michel Piquemal, bajista y director coral, que llevará la batuta durante la interpretación de La pequeña misa solemne, de Rossini.

Dentro del repertorio del festival figuran piezas como el Concierto para piano No. 21, de Mozart, que interpretará la Orquesta Sinfónica Nacional, con Eduardo Rojas como solista, y la Fantasía Coral, de Beethoven, en la que actuarán la soprano Delsy Janeth Estrada y el tenor Leonardo Guevara, acompañados por el Coro de Cámara de Popayán.

En cuanto a la agenda académica, se llevarán a cabo los talleres de técnica vocal (del 31 de marzo al 2 de abril) y de apreciación musical (primero y 2 de abril), a cargo de la mezzosoprano Janeth López y el maestro chileno Mario Gómez Vignes, respectivamente.

Por su parte, la Orquesta infantil y Juvenil del Cauca tendrá en su repertorio el Concierto en Re Menor para orquesta y cenvalo, de Vivaldi; la Canción sin palabras, de Tchaikovsky, y el Concierto para trombón, de Larson.

Hay que recordar los conciertos de cámara que se realizarán en el Teatro Guillermo Valencia, desde mañana y hasta el Viernes Santo.

La presentación de cierre, en el Coliseo de Popayán, como ha ocurrido durante los últimos cuatro años, estará a cargo de la Sinfónica Nacional, que interpretará una mezcla de reconocidas piezas del repertorio clásico, como la Suite No. 1 de Peer Gynt, de Edward Grieg, junto con obras tradicionales de otros ritmos, en versión sinfónica, como Yo me llamo cumbia, de Mario Gareña.

Participarán artistas de Bélgica, Curazao, España, Francia, Rusia y Colombia.

El evento será aprovechado por el Coro de Cámara de Popayán para presentar su primer trabajo discográfico, que incluye 14 piezas de música colombiana y latinoamericana.

En esta grabación participó el ingeniero de sonido Mauricio Cano, quien fue ganador del Grammy latino, hace cinco años.

Programación

  • Mañana: 11 a.m. Iglesia de San Francisco, Orquesta Infantil y Juvenil del Cauca. Entrada Libre.
  • 5:00 p.m. Teatro Municipal Guillermo Valencia. Filarmónica del Valle. Entrada libre.
  • Miércoles Santo: 5:00 p.m. Teatro Municipal Guillermo Valencia. Recital violín y piano. 15.000 pesos.
  • Jueves Santo: 12:00 m. Teatro Municipal Guillermo Valencia. Cuarteto Santa Fe. 15.000 pesos.
  • 5:00 p.m. Sinfónica Nacional. Boletas entre 20 y 30 mil pesos.
  • Viernes Santo: 12:00 m. Teatro Municipal Guillermo Valencia. Trío Granados (España). 15.000 pesos.
  • 5:00 p.m. Coro de Cámara de Popayán. Boletas entre 20 y 30 mil pesos.
  • 5:00 p.m. Coliseo La Estancia. Sinfónica Nacional. Entrada libre.

SEMANASANTERO, PAYANÉS Y CARGUERO


SEMANASANTERO, PAYANÉS Y CARGUERO

Por: MARCO ANTONIO VALENCIA

Los Cargueros de Semana Santa “están que se cargan”. Desde diciembre andan alborotados asistiendo a gimnasios, trotando, comiendo bien y haciendo dietas, para que las barrigas de prominentes hombres de familia, de negocios o de políticos, no se les note tanto, a la hora de colocarse el túnico y ponerse bajo los barrotes del paso que les corresponde; sobre todo, sabiendo que la mayoría de alumbrantes pertenecen al género femenino, y que la televisión regional y nacional trasmitirá las procesiones en vivo y en directo, y que tanto las feminas como la tele, a la hora de apreciar la estética y el heroísmo de cada uno de estos hombres que hacen las veces de Simón Cirineo, mirarán desde su actitud de devotos, hasta la frescura de las flores que habrá comprado el Síndico para su paso.

Los que debían la cuota económica anual que deben pagar por pertenecer a la Junta Pro Semana Santa (que se gasta en el funcionamiento de sus oficinas y les da derecho a tener un puesto en el privilegiado Mausoleo de Los Cargueros en el Cementerio Central cuando mueran), ya se han puesto al día.

Los que buscan barrote para este año, es decir, lo que no tienen puesto seguro en ningún paso o nunca han cargado, -pero quieren iniciarse en esta noble e hidalga tradición del carguío-, ya andan atentos y serviciales, visitando las oficinas de la Junta y a los Síndicos para ofrecer sus servicios y colaborar en lo que sea. Incluso, mirando que Carguero anda enfermo, se ha muerto o va a morirse en los próximos días, para que les herede el barrote; pero lo que no saben los neófitos, es que desde El Miércoles de Ceniza para acá, por acto de dispensa milagrosa y merecida, Los Cargueros tradicionales se vienen curando de sus males, la muerte deja de estar entre sus planes cercanos, y unas fuerzas extrañas y sin precedentes los acompañan. En sus rostros no hay más que felicidad, alegría y sonrisas para todo el mundo. Saber que pronto van a cargar los redime, los cura, los pone en sintonía con el mundo, el universo y Dios mismo. Si alguien quiere pedirle un favor a un Carguero, que aproveche estos días, pues andan de generosos, vivarachos, solidarios, amplios, gastadores y sonrientes.

Los Cargueros están que se cargan. Ya se andan reuniendo entre ellos en casas solariegas y haciendas cercanas para “las enforzadas”, que consiste en amenos ritos de alegría, oración y compadrazgo; llenos de anécdotas, buenas viandas y uno que otro aguardientito, para ir cogiéndole el calor y la excitación al hecho de pertenecer a este exclusivo club de Los Cargueros de Semanasanta en Popayán; que no es cualquier cosa, porque es un honor tan grande, como lo puede ser el pertenecer a la Guardia Suiza del Vaticano, ser Samurái japonés, o hacer parte de una elite aristocrática religiosa o militar de raza, tradición y pureza.

Algunos olvidan que El Carguero que expone su salud y su vida bajo un barrote, es el hombre que ayuda, como el Simón Cirineo, a transportar la Cruz que Jesucristo carga para obtener el perdón de los pecados de esta humanidad tan dolida y doliente a la que pertenecemos todos los católicos. Y frente a estos hombres, de gran fortaleza y sacrificio, no queda más que quitarse el sombrero y en nombre del pueblo avivarlos y decirles, ¡Adelante mis valientes! ¡Que vivan las enforzadas! Y en Semana Santa nos vemos, para escucharles decir con orgullo ese lema que enerva y pone la piel de gallina entre quienes saben de sacrificios y dolores: “Mucho gusto, (fulano de tal), semanasantero, payanés y carguero, para servirles”.

(valenciacalle@yahoo.com)

ENTRE CARGUEROS: “EL QUE ARMA, CARGA”


ENTRE CARGUEROS: “EL QUE ARMA, CARGA”

por: MARCO ANTONIO VALENCIA

Para Los Cargueros, su disposición de sacrificio es todo un acontecimiento espiritual y social que va de la mano con sus creencias y su fe. Por eso, no importa el lugar del mundo donde residan, siempre aparecen los días que tienen el compromiso de “acotejarse” y ayudar en la armada de los pasos.

Vienen o aparecen por la Junta Pro Semana Santa inspirados en la tradición de su pueblo, en el deseo vehemente de hacer parte de la historia de su patria chica, en el compromiso místico, poético y sagrado de participar en uno de los cultos más sobrecogedores del mundo católico: reavivar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

En los últimos meses algunos Cargueros ya han hecho el ejercicio de participar en procesiones como la subida y bajada del Ecce Homo (el patrono de Popayán), de la iglesia de Belén a la Catedral; o incluso, han participado en las procesiones de la fiesta de los desposorios de la Virgen, que se realizan en noviembre y diciembre.

Los Cargueros más comprometidos y dispuestos, se pondrán su túnico, su capirote y sus alpargatas para salir a las calles (urna en mano), el tradicional día La Alcayata, a poner pegatinas en la solapa de los vestidos de los transeúntes que suelen donar monedas para restaurar algunos pasos afectados por la humedad, el moho, el comegen, la polilla o el tiempo.

De seguro, y como siempre, todos los cargueros participarán con devoción a la invitación que les hace el Arzobispo, para hacer parte de Los ejercicios Espirituales de los hombre de fe; que entre otras, les pide a cada uno, confesión y comunión, para que cuando ejerzan su carguío, con sacrificio y dolor, sean ante los ojos de Dios, hombres libres y limpios de pecado.

Ya muchos Cargueros fantasean con los días del ajetreo (desde El Viernes de Dolores hasta el Lunes Santo) para colaborar con los Síndicos en la sacada de los enseres de los pasos guardados en sus casas, en las sacristías y las piezas de los judíos que hay en las iglesias. Allí estarán Los Cargueros trapito de dulceabrigo en mano, con palitas madera para raspar la cera que quedó del año pasado, o con brochas de pelo de Martha para limpiar el rostro de las imágenes, hasta que llegue el momento de “acotejar” y mirar si todos los hombros son iguales y sirven para el mismo paso.

Algunos opinan que los Cargueros deberían ser patojos de pura sangre, pero la historia nos dice que muchos hombres foráneos casados con mujeres de esta tierra, por el milagro de la parentela, han alcanzado la dignidad de Cargueros con todas las de la ley. Igualmente, que muchos Cargueros han delegado su barrote a parientes o amigos de otras regiones, e incluso, se habla con admiración de un hombre Belga que de tanto viajar de su país para asistir a las procesiones, ya tiene barrote propio.

Las anécdotas de los cargueros son ricas, picantes y variadas. Se habla por ejemplo, de un hombre llamado Otón Sánchez, que cargó hasta la edad de los 75 años (otros dicen que hasta los 85), y que por eso, cuando le impusieron la Orden de la Alcayata en grado de diamante, todos sabían que no habría otro igual. El ingreso a la Orden de la Alcayata es un privilegio solo dado a los que cargan durante 35 años y hayan cumplido 60 años de vida. Y todos sueñan con ello.

Hay cargueros que heredan barrote de sus ancestros, otros que inician desde la infancia en las procesiones chiquitas, y otros que a fuerza de perseverancia y de tanto “pichonear”, logran barrote y hoy exhiben su huevo (fibroma muscular) con orgullo, porque gracias a él, sostienen la tradición cultural e inmaterial que a este pueblo hace grande a los ojos del mundo. (valenciacalle@yahoo.com)

CARA EN ALTO, PECHO FIRME Y ALCAYATA A PLOMO


CARA EN ALTO, PECHO FIRME Y ALCAYATA A PLOMO

POR: MARCO ANTONIO VALENCIA

Los viejos cargueros dicen que por culpa de la humedad de Popayán se aumenta el peso de los pasos. Que si se pusieran capirote, por esa misma humedad de ahogarían. Que muchos no sudan, que es la transpiración y la humedad la que les moja el túnico. Dicen que los mejores días para una procesión son aquellos de luna llena, y los peores son aquellos que por culpa de la lluvia no pueden sacar la procesión.

A los cargueros les gusta mostrar “su huevo” para chicanear frente a sus amigos y familiares, es decir, ese tumor que se les forma con los años de carguío. Les gusta que se les inflame, se les haga ampolla y se reviente en plena procesión para sentir el dolor y luego un gran descanso cuando un líquido transparente, de agua sangre, les corra por el pecho, y así poder contarlo con orgullo a nietos y novias. Los médicos le llaman al huevo fibroma clavicular. Los viejos cargueros, los de antes, se ortigaban con hierbas de pringamoza para desinflamarse los hombros, ahora dicen que esa practica la tienen prohibida. Pero las abuelas en casa los mandan a la procesión curados con bebedizos, pomadas y fajas para que no se revienten o se hernien en su actividad. Los cargueros viejos se preparaban un bebedizo con brandy, miel de abejas y cola granulada pero alguna vez a un carguero le dio churrias en plena procesión y el bebedizo cogió mala fama. Para evitar la hernia se fajan el pecho o usan suspensorios. La mayoría de cargueros han sufrido por culpa de su devoción de hernias inglinales o umbilicales. Dicen que todos los que cargan el paso del Cachorro, uno de los más pesados, tienen el ombligo brotado. Cuando un paso esta mal acotejado, el más alto siente como se le encogen las costillas y lo peor que puede hacer es agacharse, por el contrario, lo que tiene que hacer es “tirar para arriba”. Los buenos cargueros son aquellos que saben manejar los dos hombros, “es decir los que tienen dos huevos”. Y los cargueros más hombres son los que son capaces y tienen la osadía (y la locura) de cargar dos o tres días a la semana. Dicen que ahora, por salud, esta prohibido cargar más de dos noches. Las leyes del carguero son claras: hay que tener la cara en alto, el pecho firme y la alcayata a plomo. Al carguero, la devoción le ayuda a cargar. Saberse un Simón Cirineo le inspira, le da fuerza y lo llena de orgullo.

A los cargueros, desde hace treinta años se les prohibió mascar chicle y beber en la procesión, pero a veces no se aguantan abstenerse ni de lo uno ni de lo otro. No faltan las anécdotas de cargueros que se caían de borrachos al terminar la procesión. Se sabe que hoy en día, algunos como truco de buen carguero llevan dulces para evitar la resequedad en la garganta o las babas en la comisura de los labios.

Cuando se coge barrote, la respiración se hace difícil, y es cuando empiezan a pujar, y luego a soplar para inflar los pulmones. Cuando ponen la alcayata bajo el barrote para descansar tienen la sensación de desarrugar las costillas como si fuera un acordeón. El sudor es frío, y al terminar la noche es como si se les hubiera vaciado un balde de agua encima. A veces la cara o las piernas les comienza a temblar de manera involuntaria, a veces se les va las luces y sienten que se van a desmayar y es cuando se acuerdan de Dios y por su dignidad, honra y buen nombre comienzan a pedirle a Dios (que no a pedirla) que les de valor para poder terminar la procesión.

Los cargueros les tienen miedo “a los críticos” que son sus propios compañeros, es decir los cargueros de otros días. Los críticos se hacen casi al final de las procesiones para verle la cara a los que van llegando; entonces hay que templarse, sacar pecho y hacerse los fuertes aunque por dentro se esté a punto de morir. Como sea, al final de la noche, el Síndico de su paso los invitará a su casa a comentar los pormenores, a unas merecidas empanaditas de pipían, tamales, carantanta y mucha aloja. (valenciacalle@yahoo.com)

jueves, marzo 29, 2007

Turismo más allá de Semana Santa


por: JOSÉ FERNANDO ARBOLEDA ECHEVERRY

En nuestra ciudad, el sector turístico no ha podido generar el empleo que todos hubiéramos deseado que generara, situación que podría haber sido otra, porque Popayán y sus zonas vecinas tienen grandes atractivos, los cuales hasta ahora no hemos sido capaces de ofrecer dentro una temporada diferente a la de Semana Santa o el Festival Gastronómico; siendo la causa de esta situación el hecho que nos ha faltado la visión que en otras regiones se ha tenido para idear atracciones turísticas.

El eje cafetero tiene menos atractivos que Popa­yán, pero el empuje de su gente lo llevaron a posicionarse como un destino importante para nacionales y extranjeros. Debemos encontrar nuestro perfil turístico o nicho especial para Popayán, el cual podría ser una mezcla de turismo del conocimiento, complementado con visitas a zonas de valor ecológico y recorridos por un centro histórico embellecido; pero para esto debemos fortalecer la calidad de los servicios que en el área del conocimiento puedan ofrecer nuestra gente, con el objetivo de vender el turismo que se genera con foros, eventos y seminarios, el cual si es complementado en días de descanso intermedios con visitas a sitios bastante bellos que hay cerca de Popayán, como el Parque de Puracé con sus termales de San Juan, las regiones de Paletará y Sotará, los hipogeos de San Andrés y aún la ruta a San Agustín por Istnos; todo esto sumado a un recorrido en las noches por un centro histórico de Popayán que obligatoriamente tenemos que embellecer y llenar de historias más románticas e impactantes.

Mientras que al visitante que pasea por las calles y disfruta de nuestros museos en el centro histórico, no lo podamos transportar a otra época y ofrecerle interesantes historias y leyendas, no vamos a lograr tener a Popayán como destino turístico impactante y exitoso y esto nos obliga a hacer inversiones para que la zona histórica recupere la identidad de años coloniales. También necesitamos que el centro de convenciones se concrete, porque si no hay un espacio físico adecuado, no es posible hacer grandes eventos y seminarios.

El turismo es un gran generador de empleo, pero para impulsarlo se necesita visión y liderazgo, labor que en conjunto con el gremio hotelero, debe ser adelantada por el Alcalde, el cual debe conducir a la ciudad para que se consolide como un destino turístico realmente exitoso; por ser él, el que deba promover la ciudad en los diferentes escenarios y sobre todas sus áreas, facetas o actividades.

sábado, febrero 17, 2007

‘Popayán 470 años de historia y patrimonio’

Felipe García Quintero

‘Popayán 470 años de historia y patrimonio’

Es el título del libro editado por Letrarte en Bogotá para conmemorar la fundación española de la ciudad que pronto cumplirá 5 siglos de tradición.

Por el formato, el diseño y la calidad editorial de gran factura, estamos ante una publicación que merece el reconocimiento de los editores, auspiciantes, colaboradores y, por supuesto, de cada uno de los 17 autores de los artículos que dan forma al universo, aún por explorar, que es la Popayán contemporánea, desde un examen actual sobre algunos de los más significativos fenómenos culturales, sus instituciones y personas destacadas, vistos a la luz de un necesario balance que ayuda al diálogo entre los polos temporales de pasado, presente y futuro, como sabemos, anclado hacia ese ayer de opulencia que muchas veces impide con sus fastos apagados apreciar el vigoroso hoy de fuerzas en disputa por alcanzar un lugar visible desde la mudez y el silencio impuestos por la ciudad colonial a la otra Popayán, de piedra, en la mano, pensativa.

Tan oportuno resulta ahora pensarnos como sociedad tradicional en plena transformación, que el diálogo multicultural empieza tímidamente a tener eco en la institucionalidad y dar sus primeras voces renovadas también en la forma de entender la diversidad y la resistencia intelectual frente a homogenización histórica de la diferencia. Celebremos por ello la inclusión en el libro comentado de una Popayán habitada por gentes con rostro y no sólo la ciudad vacía, retratada en su arquitectura modesta de materiales y limpia de formas, hermosa es cierto, que ilustra el carácter mental y espiritual de los patojos, dueños de una “cortesía sin adulación, generosos sin despilfarro, valientes sin temeridad y eruditos sin imposturas”, al sentir de José Ignacio Bustamante. La presencia del torrente inagotable de creatividad llamado cultura popular, junto a la valoración de la organización política indígena y el reconocimiento del mestizaje étnico como fenómeno de contactos y no prejuicio de exclusión, además del hecho nuevo de incluir la lengua páez en el inventario patrimonial de la región, hacen del trabajo editorial un asunto de importancia histórica.

Si bien es cierto que la foto de la identidad es imposible de tomar —pues, ¿cuál es el fotógrafo, cuál sería el encuadre y, de existir, cuál la máquina que logre dar cabida, sin moverse, a los 268.000 rostros, voces, lenguajes, memorias y escrituras que ahora suma Popayán?—, el retrato verbal y visual que ofrece el libro “Popayán 470 años de historia y patrimonio”, ayuda en parte a comprender el momento mismo en que la respuesta sobre lo que somos o de aquello que imaginamos ser, cambia de forma y contenido para dejar en su lugar más preguntas que sin pretexto alguno deben ser respondidas para que otros hombres, yo lo dijo Homero, tengan qué cantar.

LIBRO: POPAYAN 470 AÑOS DE HISTORIA Y PATRIMONIO


EL TIEMPO, Febrero 15 de 2007

El ex presidente Belisario Betancur rinde homenaje a la capital caucana

El siguiente es el prólogo del mandatario al libro 'Popayán. 470 años de historia y patrimonio' (LetrArte)

"... en Popayán de piedra pensativa..." (Eduardo Carranza)

Abrazada por la nieve en un coloquio de nubes blancas y paredes blancas; cantada hasta las más altas cimas líricas por grandes poetas, tales el infatigable don Juan de Castellanos; los clásicos Maestros; Guillermo Valencia y Rafael Maya; los piedracielistas Carranza y Gerardo Valencia. Elogiada con delirio por prosistas como Alberto Lleras y Baldomero Sanín Cano; elevada al cielo cual incienso gótico por escultores como un Edgar Negret; pintada por pinceles limpios y copiosos como los de Efraín Martínez; coronada de gloria y de sabiduría, su resplandor irradia por doquier, como si los presocráticos se soslayaran detrás de sus celosías para irrumpir, llenos de conocimiento, en el claustro varias veces centenario, en cuyas escalinatas sobrias el mármol evoca con elocuencia a los gobernantes que allí han escanciado el saber y la prudencia.

¡Entretanto, el río le ciñe con amor la grácil cintura!

Los festivales de música son estuario melodioso en el cual fondean las cadencias en su homenaje. El barroco florido de sus templos fervorosos y de sus procesiones devotas, dice de la religiosidad que señorea por las calles ilustres, en tanto que la imaginería pura de los Legardas y Caspicaras, dice con labios tenues y gestos ansiosos, la unción amorosa de las catedrales, templos y capillas centenarios, simbiosis entre lo religioso y lo cultural, catarsis evidente o purificación confesional, según sus más conspicuos exégetas. No en vano el consentimiento universal que según los filósofos es criterio de certeza, asegura que por sus calles deambuló, en sus casonas vivió y bajo una añosa palmera frente a la catedral, está enterrado, el Caballero de la triste figura, don Quijote de la Mancha, espejo de generosidad, nobleza e hidalguía.

Que tales rasgos -hidalguía, nobleza y generosidad-, están entre los distintivos de su gente: una gente vestida de grandeza, que soslayan los enlutados ropajes pudorosos del carguío, y homologan en identidad colectiva de patojos y aristócratas las Semanas Santas suplicantes y copiosas.

* * * *

En este lugar vale la repetición de una confidencia a modo de declaración de amor, que suelo hacer por reiterar mi gratitud a la ciudad blanca. Y a su gente de inmenso corazón y mente clara.

Más de una vez he asistido al desfile parsimonioso de la religiosidad y el fervor, por las calles ceremoniosas y adustas, el río procesional de la misma instancia rumorosa de altares que rezan y que unen al común con la prosapia en una sola cadencia.

Según el hermoso y apodíctico símil de Heráclito de Efeso, que el historiador francés Fernand Braudel presentara como fundamentación de las sobreposiciones de la historia, nunca nos bañamos dos veces en el mismo río, porque la segunda vez que lo hacemos, una agua diferente empapa nuestros cuerpos: el agua anterior, quizá ya haya llegado al mar. Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar / del vivir, que es el morir, según el clásico. La filósofa Margaret Mead escribía, con razón, que nadie vivirá toda su vida en el mundo en que nació, y nadie morirá en el mundo en que trabajó en su madurez, máxime con la aceleración contemporánea de la historia, en que cinco años actuales valen como cincuenta del siglo anterior, al igual que doscientos años del siglo XVIII valdrían solo como un año en el año 2010.

Con nuestro mestizo ser andino; con nuestra alma andina, cobriza, lenta en su andar y en su meditar, ocurre todo lo contrario: no hay prisa en el vivir, tampoco la hay en el morir.

Despaciosas nuestras almas, los americanos agradecemos a España los debates sustentados a través de los teólogos de la Escuela de Salamanca -Vives, Suárez, Vitoria, entre otros-, que llevaron al reconocimiento de que los primitivos pobladores de América tenían alma. Tales debates no eran solo crípticas disquisiciones monásticas sino reflexiones metafísicas profundas que, muchos años después, resultaban todavía insuficientes para domeñar el pensamiento de Hegel; para quien no solo éramos seres que carecían de alma, sino que incluso los animales americanos presentaban condiciones y cualidades menores que las de sus homólogos europeos, asiáticos o africanos.

Macilentas nuestras almas, pero ellas escribieron en la literatura khogui que aquellos antepasados estaban llenos de sabiduría porque dondequiera se reunían a dialogar con su propio corazón.

* * * *

El hermoso libro que el lector tiene en sus manos, recoge el florido esplendor, de la ciudad rediviva, llamarada que llega encendida de la nieve al río.

Plumas tenues trazan con silencios su huella. Plumas recias narran con gritos su llanto. Quién canta con altura sus alturas. Quien describe con gestos sus gestas. Y con manos cenicientas recoge sus cenizas. Otros la miran levantarse de su propia yacencia, de la mano múltiple de su gente: ¡ah, su gente! ¡Su gente, su riqueza esencial y primordial!

Este bello libro quiere ser devocionario y letanía a esa gente que discurre desde el alma primigenia en la esencialidad gregoriana del canto, a la cadencia del cántico tejido por trenos inefables.

¡Oh, amada Popayán de piedra pensativa....!

Por Belisario Betancur
Bogotá, octubre de 2006

lunes, febrero 05, 2007

PARQUE DE CALDAS


Gloria Cepeda Vargas

Parque de Caldas

Según palabras del historiador Diego Castrillón Arboleda consignadas en su libro “Muros de Bronce”. Popayán y sus instancias históricas”, la plaza de Caldas “Nació con la ciudad el 13 de enero de 1537”.

Es decir, que el 13 de enero de este 2007, ese cuadrilátero entrañable arribó a la venerable edad de 470 años.

Como pocos lugares citadinos, el parque de Caldas escribe a diario la historia de sus habitantes. Es imposible nombrar o recordar a Popayán sin que la voz o la memoria se nos pueblen de amables experiencias. Siempre, en un planisferio enamorado, habrá un lugar para esas araucarias donde canta el silencio. Porque el tiempo del corazón está hecho de realidades fabuladas y es imposible negarnos a nosotros mismos la porción de verdad que nos perteneció cuando éramos mejores.

Lamentablemente, hoy estas palabras se resquebrajan como una calabaza hueca bajo el resisterio de agosto. Poco queda de ese lugar que humanizaba el austero paisaje del centro histórico. Como un fantasma cada día más desvanecido o una caricatura despiadada, el otrora hermoso parque de Caldas se nos fue de las manos .Símbolo de la decadencia moral y material de la ciudad, sigue ahí a media asta, como si se avergonzara de sus callejuelas desaliñadas y sus calvos jardines. Un aire pesado, mezcla de abandono y suciedad, lo recorre. La desesperanza se lo tomó y lo convirtió en un tango sin bandoneón donde la negligencia estatal y la mendicidad espiritual y física de los que habitamos este país del Sagrado Corazón, crece como un cáncer sin dolientes.

Pasar por el parque de Caldas cualquier mañana o tarde de domingo es un acto de masoquismo. Ventas variopintas, fotógrafos callejeros provistos de cuadrúpedos exóticos o lastimeros caballitos de palo, disparan a diestra y siniestra una angustia que no les da cuartel. Hombres y mujeres desempleados matan el tiempo como lo harían con moscas zumbadoras, y residuos de helados revueltos con el polvo de los adoquines, se pegan a los zapatos del transeúnte. Mientras tanto, la estatua del prócer lucha por orientarse en ese laberinto de ruanas desvaídas, estampas religiosas, bisuterías de dudoso origen y adocenadas reproducciones de paisajes y desnudos femeninos. Y para rubricar como se debe este documento donde la degradación ciudadana triunfa con todas las de la ley, ropas tendidas a secar en las ramas de los árboles y ventas de sancocho. Sí señoras y señores, del más apetitoso sancocho -plátano, yuca, choclo y demás emolumentos que hacen deseable esta vernácula vitualla-, expelen su delicioso olor junto a la estatua epónima y a pocos metros de la Gobernación y la Alcaldía.

Es difícil creer en las declaraciones y promesas de nuestros dirigentes, incluidos el Presidente de la República y sus cercanos colaboradores. El parque de Caldas, en su mendicidad desamparada, no es más que una demostración, desfachatada y cínica, del envilecimiento de Colombia.

jueves, febrero 01, 2007

DEBARE: PEATONALIZAR CENTRO HISTÓRICO DE POPAYÁN

José Fernando Arboleda Echeverry
fOTO: MAV. Club Patinaje Astros

Semipeatonalización Vs movilidad

El 25 de Enero pasado, se presentó ante el Comité Consultivo de la Escuela Taller y la Junta de Patrimonio, una nueva propuesta del Proyecto de Semipeatonalización del Parque Francisco José de Caldas y en esa reunión el Subgerente Técnico de Fonade, Jorge Alberto López y el Arquitecto y Diseñador, Lorenzo Castro, propusieron cerrar al tráfico automotor las Carreras 6° (la del BanColombia) y 7° (la de la Cámara de Comercio) a su paso por el parque de Caldas.

Esperamos que cuando la Administración Municipal presente a la ciudadanía y especialmente a los comerciantes, el sector bancario y demás usuarios del centro de Popayán, estos cambios al proyecto inicial, tenga unos argumentos sólidos para justificar el cierre de estas vías, por cuanto afectan considerablemente la movilidad de toda la zona histórica de la ciudad.

Este tipo de decisiones no deberían tomarse sin haber hecho un simulacro de cómo se desempeñaría con el cierre de estas dos vías, el tráfico del centro histórico en forma integral, y sin que el Arquitecto Lorenzo Castro, que posiblemente que no tenga un conocimiento profundo sobre el tráfico de Popayán, tenga al menos un intercambio de ideas con el ingeniero Germán Arboleda, quien es el autor del Plan Vial de nuestra ciudad y una autoridad en la materia de movilidad.

Todos queremos ver a Popayán más bella, pero el tema de la movilidad nos afecta en forma especial. El cierre de la Carrera 6° en el parque de Caldas cada vez que hay un evento en la Alcaldía, termina generando un trancón en la Calle 5° especialmente en el cruce con la Carrera 3° y el cierre de la Carrera 7° generará trancones en la Calle 4° con Carreras 8° y 9°.

Otro aspecto a analizar dentro este proyecto, es el pobre desempeño que hoy hay con el control de los vendedores ambulantes de la ciudad y la implicación que tiene el no paso de vehículos por estos nuevos espacios, donde de no haber una política integral, coherente y que genere resultados sobre el tema de vendedores informales, vamos a tener una posible nueva zona de invasión del espacio público, por cuanto vemos que en algunas sitios de buen comercio, el único lugar que no es ocupado es por donde pasan los carros. Parecería que la idea de este proyecto es hacer un par de bellas plazoletas en el parque Caldas, para solucionar el tema de los vendedores informales.

Embellecer el centro histórico de nuestra ciudad es algo en que todos deberíamos estar de acuerdo, pero una inversión como esta, que supera los 1,500 millones, puede terminar siendo un proyecto mal enfocado desde el punto de vista de la movilidad, especialmente si se le generan trancones permanentes a la ciudad que obliguen en el futuro a reversar algunas de las medidas que en este momento se están tomando. Ojala en esta etapa de ajustes al diseño, se imponga el sano criterio técnico de quienes saben de movilidad y que se visualice en forma integral la forma de darle un buen manejo a los vendedores informales, de tal manera que a largo plazo esta inversión sea algo muy positivo para Popayán.

POPAYÁN AYER Y HOY

Horacio Dorado Gómez

¡Cómo ha cambiado mi pueblo!

Para bien o para mal, mi pueblo ha cambiado. En todos los aspectos Popayán ya no es la misma. Encontrarse un “patojo” en la ciudad, es como hallar una aguja en un pajar. Cuando eso sucede, nos embarga la alegría y surge la consabida frase: “¿Cuando llegaste, cuando te vas?” Tampoco encontramos un tamal ni para remedio. Y si se consigue son tolimenses y no los de pipían ¿Que se hicieron las Montillas? Ya no viven y con ellas se fueron sus deliciosos tamales. La preparación y presentación de los platos de las abuelas con las apetitosas comidas típicas como las sopas de tortillas, de mote, de carantanta o de envueltos con patacones, son cosa de muertos. En culinaria, Popayán era especial. Que tal las alchuchas rellenas de carne y huevo picado, y que decir de los “indios” envueltos en hojas de repollo. Escribo para los popayanejos, por eso, nada mejor que valorar a mi pueblo, recordando los lunes y jueves de frito de Celmira en dos brazos y el de la bruja en el barrio de los Hoyos, cerca a las Florez donde íbamos a bailotear. Nos lo reemplazaron por pizza, hamburguesas y los hot dog.

Escribo no solo para que me lean, sino para que no olviden o borren de la memoria las viejas tradiciones de nuestra añosa Popayán. Las cosas han cambiado y con los tiempos idos las costumbres en mi pueblo. Hoy en día a los difuntos ya no se les reza rosarios en los velorios, se les despide a punta de tríos musicales y si es ´acomodado´ con mariachis. Ahora hay más carros que gente, antes las ´berlinas´ eran para los de la escala más alta de la pirámide social. En el parque de Caldas, solo estacionaban los carros de ´ plaza pública ´ como se denominaba a la ´ fiebre amarilla` o taxis de hoy. La flota carbonero era la más prestigiosa, por la calidad de profesionales del volante que conducían con marcada caballerosidad y decencia. Desde luego, había que ir a buscarlos personalmente o llamarlos por el teléfono de manivela a través de la central que operaba desde el Hotel Lindbergh de propiedad de don Pedro Martínez. Años después, incursionó la primera flotilla llamada ´Tax Popayán ´, solamente de pequeños autos SIMCA 1204, cuyos socios eran: Monseñor Gustavo E. Vivas y Celso Nel Rodríguez Muñoz periodista y sindicalista.

Civilidad: Los recuerdos son el retroceso de la vida.

lunes, enero 22, 2007

Publican el libro 'Popayán, 470 años de historia y patrimonio'


EL TIEMPO.
Enero 21 de 2007

Publican el libro 'Popayán, 470 años de historia y patrimonio'

Es el segundo libro editado por LetrArte Ediciones sobre distintos lugares y ciudades colombianas.

Contiene toda la historia de la capital del Cauca; la de sus personajes más célebres como el científico Francisco José de Caldas y los militares y políticos Tomás Cipriano de Mosquera y José Hilario López, así como los acontecimientos que le han dado la fama de ser una ciudad culta por excelencia.

Abre el volumen el texto 'La ciudad coronada de gloria y nieve', escrito por Belisario Betancur. Otros reconocidos historiadores resumen para el lector interesantes aspectos de la ciudad, que a lo largo de la historia han estado en boca de todos.

Los editores María Soledad Reyna y Alberto Escovar dividieron el libro en dos partes, una que describe los más importantes aspectos históricos, y otra que ilustra tanto la riqueza de su actividad cotidiana y oficios tradicionales como los personajes que vivieron y habitan esta ciudad.

En la sección dedicada al patrimonio, los editores han hecho énfasis en su arquitectura con un texto sobre las casas de hacienda y su patrimonio religioso.

Popayán es una ciudad que desde su fundación, por el conquistador Sebastián de Belalcázar, en 1537, ha jugado un papel importante en la historia política y cultural del país.

MARÍA CRISTINA PIGNALOSA
REDACTORA DE EL TIEMPO

domingo, enero 21, 2007

CAUCA, TERRITORIO DE CULTURAS




DARIO MORENO ARTEAGA

Cauca, territorio de culturas



Al menos en lo que a mi respecta no existe otro territorio mas agradable para vivir como el departamento del Cauca.

Épocas como las de vacaciones, son para quienes tenemos el placer de tenerlas y sobre todo de disfrutarlas, periodos que nos sirven para evocar desde la distancia, la grandeza de nuestro territorio. Nada mejor que conocer otros espacios geográficos, para darnos cuenta de las cosas buenas que aquí tenemos. Nada que envidiarle a los más reconocidos sitios turísticos colombianos. Lo único sería, como lo mencioné en otra oportunidad, es la falta de una oficina de turismo, tanto del departamento como de la misma Popayán.

Esa diversidad territorial que se complementa con la diversidad cultural, es un factor que aquí no lo hemos sabido utilizar o explotar de manera adecuada. Lo que si se ha hecho, es tener ello como un caballito de batalla de determinados grupos sociales y políticos para justificar la exclusión que hacen de otros. El Cauca, territorio de culturas, es un tema que se debe tener en cuenta, pero para ser utilizado en bien de todos los habitantes, donde indios, mulatos, negros, mestizos, sin importar su condición social, donde todos seamos de verdad “hijos de la misma tierra”, tal como lo pregonó, para nuestro himno, el maestro Gustavo Wilches Chaux.

La próxima coyuntura electoral, debe tener como centro que somos un territorio de culturas. Aquí como en muy pocos territorios, encontramos tanta diversidad social. Así se debe tener en cuenta por quienes aspiren a dirigirlo. Al Cauca no se le debe seguir aprovechando de manera negativa su diversidad, la misma por la cual nos acostumbraron o nos moldearon para no trabajar como región caucana, donde sus dirigentes, durante mucho tiempo trataron de dividir cada vez más al departamento, en zonas. Durante mucho tiempo se nos hizo creer por ejemplo que éramos de mejor raza que los aborígenes, los negros o los del sur o los del norte, etc. Esta es incluso la principal causa de esa desintegración regional que hoy todavía se tiene.

El Cauca tiene todo un potencial humano. En todas sus zonas, la clase dirigente se especializó en generar como única fuente de trabajo, la burocracia gubernamental, motivo por el cual pocas zonas del Cauca tiene avances industriales y mucho menos laborales. Por ello los amigos del sur, siguen orientados con gran fuerza hacia Nariño, los del Oriente con el Huila, la parte norte con el Valle y que decir de la zona de la costa. Que vergüenza, pero muchos caucanos ya se olvidaron o nunca se han enterado que tenemos costa propia con el océano Pacífico. Por eso es este un departamento, que aquello de la competitividad todavía está en veremos. Este territorio de culturas sigue sin aprovechar su talento humano.

LA RUMBA IN-SANA DE POPAYÁN




Ruth Cepeda Vargas

¿Qué pasa en ‘Catay’?



Catay era el nombre de la China en la Edad Media. Y Catay se llama el libro de poemas chinos que Guillermo Valencia tradujo del francés al español. Catay se denomina en Popayán a uno de los Centros Comerciales que funcionan al norte de la ciudad y que hoy por hoy se ha convertido en el rumbeadero de los adolescentes los fines de semana. Cuando a los muchachos les cierran en la madrugada las discotecas o bares, ellos se asilan en Catay o en la Papal o en Carulla o en algún otro sitio en donde puedan continuar la rumba. Y cuando ya el sol ilumina totalmente el paisaje los rumberos abandonan estos lugares para ir a dormir plácidamente su “rasca”, mientras los padres de familia les preparan el desayuno con su respectivo jugo de naranja a fin de que los jóvenes concilien el sueño y de pronto no se vayan a desvelar por el cansancio que les ha podido producir el inmisericorde bailoteo.

Este es el programa que se repite y se repite viernes y sábado. Esta juventud ignora por completo a los vecinos de este lugar. Vecinos que tienen que soportar las peleas, el desorden, la música a todo volumen, los gritos, susurros, ayes y demás acompañamiento de sonidos guturales que este placer de bailar produce. No hay la menor autoridad que vigile o ponga término a estos “festejos” semanales. Ellos son los dueños de su programa y no importa que los “cuchos” que moran cerca de estos “regocijos” se desvelen porque la juventud es para gozarla y punto. Ellos, los dueños de la vida, tienen sus programas y han elegido esos sitios geográficos en donde pueden permanecer el tiempo que deseen sin tener que pagar un centavo. Y además les venden todo el trago y demás “aperitivos...” que se precisan para que su juventud no se frustre. Mientras tanto los papis duermen plácidamente. Felices, porque es necesario para la salud mental y física que sus hijitos se diviertan, no importa lo que pase pues Dios y la buena suerte los acompañan. De pronto se atreven a hacer “el oso” llamándolos, tímidamente, por el celular para saber si aún respiran. A veces no responden. “Mija, la niña no contesta” “Tranquilo, mijo, que debe estar en “buzón” o bailando y este ejercicio demanda de mucha ocupación y concentración.”

Este sitio no fue diseñado para esta clase de jolgorios y como es natural allí no hay baños públicos y ya ustedes pueden imaginar el lamentable estado que presentan corredores y vitrinas al amanecer... Yo he visto a los dueños de estos locales haciendo el aseo después de una noche de farra. Es necesario y justo que las autoridades se hagan sentir. Estos almacenes pagan impuestos y arriendo y precisan de paz y de seguridad para sus negocios. Los vecinos de esta “gozadera” tienen todo el derecho a pedir respeto a su descanso. Yo no sé hasta qué punto la autoridad de los padres aún exista. Pero lo que sí es cierto es que las noches no pueden transformarse en días, ni viceversa. Vivimos en un mundo que todos debemos compartir y acatar.

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