sábado, febrero 17, 2007

‘Popayán 470 años de historia y patrimonio’

Felipe García Quintero

‘Popayán 470 años de historia y patrimonio’

Es el título del libro editado por Letrarte en Bogotá para conmemorar la fundación española de la ciudad que pronto cumplirá 5 siglos de tradición.

Por el formato, el diseño y la calidad editorial de gran factura, estamos ante una publicación que merece el reconocimiento de los editores, auspiciantes, colaboradores y, por supuesto, de cada uno de los 17 autores de los artículos que dan forma al universo, aún por explorar, que es la Popayán contemporánea, desde un examen actual sobre algunos de los más significativos fenómenos culturales, sus instituciones y personas destacadas, vistos a la luz de un necesario balance que ayuda al diálogo entre los polos temporales de pasado, presente y futuro, como sabemos, anclado hacia ese ayer de opulencia que muchas veces impide con sus fastos apagados apreciar el vigoroso hoy de fuerzas en disputa por alcanzar un lugar visible desde la mudez y el silencio impuestos por la ciudad colonial a la otra Popayán, de piedra, en la mano, pensativa.

Tan oportuno resulta ahora pensarnos como sociedad tradicional en plena transformación, que el diálogo multicultural empieza tímidamente a tener eco en la institucionalidad y dar sus primeras voces renovadas también en la forma de entender la diversidad y la resistencia intelectual frente a homogenización histórica de la diferencia. Celebremos por ello la inclusión en el libro comentado de una Popayán habitada por gentes con rostro y no sólo la ciudad vacía, retratada en su arquitectura modesta de materiales y limpia de formas, hermosa es cierto, que ilustra el carácter mental y espiritual de los patojos, dueños de una “cortesía sin adulación, generosos sin despilfarro, valientes sin temeridad y eruditos sin imposturas”, al sentir de José Ignacio Bustamante. La presencia del torrente inagotable de creatividad llamado cultura popular, junto a la valoración de la organización política indígena y el reconocimiento del mestizaje étnico como fenómeno de contactos y no prejuicio de exclusión, además del hecho nuevo de incluir la lengua páez en el inventario patrimonial de la región, hacen del trabajo editorial un asunto de importancia histórica.

Si bien es cierto que la foto de la identidad es imposible de tomar —pues, ¿cuál es el fotógrafo, cuál sería el encuadre y, de existir, cuál la máquina que logre dar cabida, sin moverse, a los 268.000 rostros, voces, lenguajes, memorias y escrituras que ahora suma Popayán?—, el retrato verbal y visual que ofrece el libro “Popayán 470 años de historia y patrimonio”, ayuda en parte a comprender el momento mismo en que la respuesta sobre lo que somos o de aquello que imaginamos ser, cambia de forma y contenido para dejar en su lugar más preguntas que sin pretexto alguno deben ser respondidas para que otros hombres, yo lo dijo Homero, tengan qué cantar.

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