sábado, enero 13, 2007

ANALISIS DE LOS CARNAVALES DE PUBENZA




Lucy Amparo Bastidas Passos

Carnavales de Pubenza



Confieso que en mis años de adolescencia tiré agua en los carnavales y me gustaba el jueguito ese. También era un deleite ir a toros y creía que sabía del asunto; además compraba pólvora para año nuevo.

Pero por fortuna hace dos décadas que no ‘tiro agua’, no compro pólvora y menos voy a toros. Los dejé al ver las consecuencias de las malas costumbres causantes de desastres humanos, ambientales y educativos. Veamos algunos daños.

El agua: Algunos dicen que ‘carnaval sin agua no es carnaval’ y otros decimos ‘hay que irse para libramos del encierro obligado de tres días’. Al regresar supe que los desmanes de tirar agua con grosería, le rompieron el tímpano del oído al camarógrafo de Unicauca Reynaldo Salazar por el impacto de un bombazo de agua; y por la misma razón hace años mi suegro perdió el ojo derecho. Seguro que hay centenares de casos más. La incivilidad nos deja atónitos. Y por el lado del valor económico y ambiental del agua ¿qué diremos?

La pólvora: Nadie dice que el espectáculo no sea llamativo, pero mirando los juegos pirotécnicos con una niña de 7 años, dijo ‘me gusta y no me gusta’, le pregunté por qué y contestó ‘porque es lindo, pero daña el aire’. Sin duda esta es recreación contradictoria, pues causa quemados con lesiones de por vida, aunado al daño ambiental. Se comprendió que la pólvora es nociva, ahora la ley castiga a los infractores.

Los toros: Se llama la ‘fiesta brava’, cruel con los animales; se ‘luce’ un espectáculo de violencia y sangre con los toros y los caballos. En tiempos de tanto crimen y agresión a las personas y a las otras especies ¿es moral mantener esta costumbre salvaje como ¡una diversión!?

Estas prácticas han sido parte de los carnavales en Popayán, pero no porque sean tradición son sanas. Este año la Junta Cívica Cultural de las fiestas de Pubenza avanzó en la organización del desfile del 4 de enero, con chirimías y silleteros, pero deberá analizarse a fondo el 5 y 6 de enero, sus objetivos, los logros y consecuencias de esas actividades. Conviene revisar los carnavales que son famosos y patrimoniales, como el de Venecia en Italia, el de Barranquilla o el de Pasto. Ninguno sobresale por actividades con agua, pólvora o toros, sino por la belleza, el orden, el respeto, la lúdica y la creatividad. Hay la obligación de replantear las costumbres insanas de los carnavales payaneses para que estén acordes con la blanca ciudad, culta e histórica, que hoy cumple 470 años.

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