Todos miramos, miramos el futuro como si mirásemos el horizonte, como si nada, como si no fuera algo importante; sin saber que el futuro es incierto, que el futuro no existe, que el futuro puede o no puede llegar.
Miramos el futuro y tenemos la agenda llena de expectativas, pero quien sabe si lleguemos.
Todos miramos al frente pero no miramos a los lados, para ver quien hay al lado, para hacerle un cariñito, darle una sonrisa, hacernos amigos o compartir simplemente el camino de la vida, que es largo, pedregoso y lleno de soledades. Y la soledad, por si no sabían, es una asesina que acecha, y cuando nos ve completamente solos se cierra con sus puñales y nos arranca el alma, la alegría y nos lleva a las enfermedades, a pensar mal de todo y de todos, al mal genio, a la muerte misma, al suicidio…
Si, todos miramos al frente como si nada, como si nada ocurriera a nuestro alrededor.