Conversaciones incrédulas
Por: Marco Antonio Valencia
1.
Los intelectuales dicen no creer en Dios pero la mayoría no han leído ni
2.
En el cielo hay convocatorias. En el infierno las puertas están abiertas. Los periodistas reseñan con extrañeza y desasosiego que no hay voluntarios para ingresar a ninguna de las dos esferas del conocimiento. Los hombres del mundo queremos ser libres de mentiras. Queremos sonreír y visitar la historia de nuestras patrias acompañados con música de violines, y no con flores negras y lágrimas de miedo. Queremos ir desnudos por la hierba sin los chantajes de siempre, esos que han modelado los comportamientos infames frente a los sepulcros. Los hombres felices que poblamos el Sur de esta tierra no queremos llegar ni al cielo ni al infierno. Simplemente no queremos morir. Pero si de morir se trata, que no sea por culpa de la estupidez de los que viven en el Norte, ni en medio de las mentiras de los viven en el Centro y Arriba, sobre la cabeza intestinal de los demás.
3. Y llega la noche y le pregunto al Dios que me ampara, al Dios invisible, a la nada misma que me escucha en la soledad de mi todo: ¿Por qué los intelectuales son tan soberbios y los poetas tan ingenuos?, ¿Por qué los políticos mienten y el que no piensa como pienso, es mi enemigo y blanco de mis amarguras? - Sonrío y me duermo.