Algo pasa….
por HORACIO DORADO GOMEZ
No es nada bueno, y nadie hace nada. En Popayán, a una cuadra del controversial Centro Comercial “Anarcos”, suceden cosas extrañas, dudosas por la forma, modo y lugar. Ayer, explosivos de alto poder, y todos los días atentados criminales. ¡Estamos en total desamparo! En el corazón de la ciudad, a cuadra y media del parque de Caldas, en la carrera 5ª entre calles 6ª y 7ª. Dirección patoja, a media cuadra de la Universidad del Cauca, frente del Colegio Mayor, en donde se educa la juventud para dirigir los destinos de Colombia, se realizan atracos, asaltos a bancos, bombazos e intentos de asesinato ¡Vivimos hechos delictivos de marca mayor!
Ya no hay disculpa para decir: “ese no problema mío” ¿Quién transita con plena libertad y tranquilidad por las céntricas y coloniales calles? ¡Nadie! se escapa de las balas asesinas ni de los petardos explosivos. Tampoco las instituciones se libran de la mano delincuencial que penetra a sacarse de sus arcas, millonarias sumas, y ¿nada pasa?
El acto perpetrado contra la Señora Beatriz Castillo de Tarlin, es como para cogerse la cabeza a dos manos. La respetable dirigente de la Federación de Comerciantes del Cauca, estuvo a punto de perder su vida por cuenta de un sicario. Al subirse al vehículo conducido por su hijo, estando el motor en marcha, un forajido le disparó un tiro. La Divina Providencia no permitió que la bala asesina diera en su humanidad para acabar con su vida ¡No era para asustarla! Su ángel guardián, permitió que al cerrar la puerta y la sombrilla que llevaba en sus manos, el forajido no acertara en su descarga. Eran las seis y diez de la tarde el viernes 14 de Octubre ¡Aterrador!
En pleno centro histórico nadie se da por enterado y pasan como si nada ante el disparo del bandido que seguramente siguió los pasos de la honorable dama de la sociedad payanesa para cometer el malogrado ilícito, gracias a Dios. Igual sucedió con los docentes universitarios: Horacio Salcedo y José Tomás Jaramillo a quien lograron asesinar. Impera el sálvese quien pueda. Cunde la insolidaridad y el miedo de la gente. Hay silencio sepulcral, mientras la ciudad se descuaderna por cuenta de verdaderas escuelas de asesinos a sueldo que asentaron su imperio en Popayán. El motivo para eliminar a la Directora de Fenalco no era atraco. No había retirado dinero de un Banco. No acostumbra a cargar sumas de dinero. No es una persona adinerada, vive de su trabajo, luego las razones para intentar acabar con su vida, deben ser motivo de investigación hasta su esclarecimiento.
¿Dónde están las autoridades instituidas para proteger a todas las personas, en su vida, honra, bienes, creencias, derechos y libertades, consagradas en la CPN? Una minoría de vándalos se apoderó de las calles y los sicarios crecen en Popayán no por falta de afecto, sino por ausencia de autoridad. Otro Consejo de seguridad ¿Y qué?