POR/ TATIANA MARTINEZ
“Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia…” (Fil 4: 18)
Las personas luchan por lograr aceptación; hacen cosas por agradar a los demas, se esfuerzan por lograr un buen desempeño y quedar bien ante Dios, la familia y la sociedad; desde pequeños nos enseñan que para lograr algo primero hay que ganarlo, que tenemos que merecernos las cosas para ser dignos de tenerlas y que todo cuanto pretendemos tiene que costarnos. Todo esto esta bien y es algo lógico en la vida terrenal, pero en la vida espritual las cosas son diferentes, aquí nada se gana todo se recibe, nada se merece todo es dado por gracia (favor no merecido).
Delante de Dios todas nuestras buenas obras, nuestros buenos propositos y nuestros logros son como nada, delante de Él nuestra apariencia de bondad simplemente desaparece y queda lo que realmente somos: humanos con errores, debilidades y pecados.
Dios conoce todo de nosotros, nada le podemos ocultar pero es tan maravilloso nuestro Dios que aun asi nos ama y nos acepta tal y como somos, no ama nuestro pecado, ama nuestro ser aunque no este de acuerdo con nuestro hacer.
Talvez te encuentres luchando en muchas areas de tu vida para lograr que Dios te acepte y sin saberlo puede que este sea tu mayor error, Dios no busca quehaceres humanos, busca seres humanos dispuestos a RECIBIR antes que a conseguir. La gracia, el perdon, el favor, la misericordia y el poder (sobrenatural) de Dios no se compran con buenas obras, se RECIBEN por FE. RECIBIR a Cristo en el corazón y al Espritu Santo en tu vida implica RECIBIR todas las bendiciones, todas las promesas y todo el poder que Dios ha dispuesto para ti; no puedes dar de lo que no tienes y no puedes tener sino lo recibes, cuando aprendas a recibir tendrás abundancia y estaras lleno de todas las cosas buenas que provienen Dios, asi pues todo lo que hagas será el reflejo de lo que tienes dentro.
Todo lo que Dios te da no es por que los has conseguido es porque por fe lo has recibido.