lunes, septiembre 17, 2007

Una carta razonable para nuestro alcalde


CARLOS E. CAÑAR SARRIA

Ciudad y ética

En el proceso de consolidación de las sociedades modernas, la ciudad es reconocida como una forma de asentamiento humano que presupone un sistema complejo de fenómenos relacionados con aspectos físico-sociales, socio-culturales, económico-financieros y político-administrativos.

La administración de la ciudad y la participación en ella, exige una serie de conocimientos y comportamientos por parte de gobernantes y gobernados que los conduzca hacia la consecución de propósitos comunes, que posibiliten la convivencia y la felicidad de las personas como objetivo fundamental de la Ética. En nuestras ciudades sobran habitantes y faltan ciudadanos, existe desatención en construir o reconstruir tejido social. Una cosa es la población civil y otra muy diferente la sociedad civil. Esta última no será posible sin la formación de ciudadanos y sin sentido de comunidad. La falta de compromisos cívicos entre gobernantes y gobernados, hacen tensas las relaciones interpersonales y conflictivas las relaciones entre Estado y sociedad. El caos se adueña de las ciudades y la vida en este entorno se convierte en una miseria.

Ruido generalizado, violación del espacio público, desorden en el tráfico vehicular, desatención de las normas de tránsito, semáforos descompuestos y desincronizados, alumbrado público deficiente, accidentes de tránsito por irresponsabilidad o imprudencia de conductores, usuarios y peatones; insultos por todos lados, calles, árboles y postes de energía convertidos en sanitarios públicos, perros callejeros, basuras por doquier, huecos y cráteres en calles y avenidas, violencia en la resolución de conflictos, miedo por la reinante inseguridad, mala atención a la gente en entidades públicas y privadas, construcciones sin criterios técnicos y arquitectónicos que afean la ciudad y ponen en riesgo tanto la vida como la inversión económica de las personas.

Las ciudades deben convertirse en escenarios donde su gente se sienta gratificada y amañada, donde se mantenga una identidad común que implique el cumplimiento de los derechos y obligaciones que como habitantes y ciudadanos a todos nos atañen. Sin sentido de pertenencia es difícil la participación y la cohesión social que hagan posible un imaginario colectivo de amor por la ciudad.

La indolencia e indiferencia de gobernantes y gobernados terminan haciendo de la ciudad una fuente de tedio de la que todos quisiéramos salir corriendo. Aterra, por ejemplo, la falta de escenarios deportivos y de sitios de sano esparcimiento o recreación. Las personas no tienen còmo y dónde agotar el ocio y el tiempo libre. Los domingos y festivos se tornan aburridores, pues no hay para dónde ir. Por eso es muy común atiborrar durante esos días los almacenes o supermercados de cadena. A los alcaldes de Popayán, les ha quedado grande construir o reconstruir ciclo vías. La única que existe es un atracadero, escombros por todo lado y motivo de vergüenza.

Queremos conocer de los candidatos a la Alcaldía de Popayán, un verdadero proyecto de ciudad o de construcción de ciudadanía, pues parece que todos se hubieran puesto de acuerdo en repetir lo mismo, es decir, nada novedoso y atractivo. Aún es tiempo.

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